lunes, 3 de abril de 2017

EL PERDÓN NO SE PIDE, SE DA..

Qué fácil es hablar de perdón pero que difícil es darlo. Algunos han dicho que es un don el saber que estamos equivocados y que podemos ser perdonados, pero ¿qué pasa con los que se equivocan y nos hacen daño?

Algunas veces deseamos castigar a dicha persona pero quienes salimos más castigados somos nosotros mismos y para liberarnos es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos que no son nuestros sino que son de quien nos hizo daño y hay que dejarlos ir

El perdón no se pide, se da... Y la razón más importante para darlo es que me libero de una gran carga. Qué prefieres: ser feliz o tener la razón?

El que perdona se da más a sí mismo. Perdonar es el camino a la liberación, el que auténticamente se libera es el que perdona, echando de su alma el rencor y la venganza, pasiones que envilecen y consumen. Al perdonar no podemos cambiar el pasado, pero cambiamos el presente y el futuro.

Doy gracias por lo que gano y por lo que dejo ir cuando me perdono y perdono a otros. Expresando perdón, consigo paz mental y expreso más armonía en mis relaciones con los demás. Dejo ir la ira y las ofensas. ¡Qué bien me siento ya que he abierto el camino para que el amor fluya de mí hacia otros!

El perdón se traduce en una práctica diaria de evitar juicios severos y resentimientos y de ofrecer amor y aceptación. Al perdonar, sigo adelante hacia días mejores y más felices. Dejando los errores y los malos entendidos en el pasado —donde pertenecen— me libero para vivir en un ambiente renovado de armonía y amor.

El no perdonar es ser prisionero del pasado. El no perdonar es el dar el control de sí mismo a otra persona. Pero el perdonar es el ser libre del pasado.

Sin embargo, necesitamos comprender que el perdón es esencial tal vez no tanto por lo que nos ha pasado, pero por nuestros resentimientos hacia quien nos ha hecho daño. Faltando perdonar es causado por este resentimiento – una mezcla de dolor y ira. Por lo tanto, para perdonar genuinamente, uno debe enfrentar y ocuparse de su dolor e ira.

Para resolver nuestro dolor e ira, debemos ser totalmente honestos y admitir como nos sentimos exactamente. Entonces debemos eliminar estos sentimientos de nuestro mente "hablando con la verdad y con amor," o escribiendo nuestros sentimientos hasta que estén completamente disipados.

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