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martes, 12 de noviembre de 2024

SOBRE EL DESAPEGO


-El desapego duele, duele mucho, duele porque hay que soltar lo que amas, dejarlo ir...


-O eso creemos ... ese dolor es mental;  no es dolor, es sufrimiento  ... lo que nos hace sufrir es el miedo alimentado por el ego por la creencia arraigada de la posible pérdida, de una posesión que no existe, que no es real ... ya que no podemos poseer a alguien que no es nuestro, que nunca lo fue  y que nunca lo será ...


-No nos pertenecen nuestros padres, ni nuestros amigos, ni nuestra pareja, ni siquiera nos pertenecen nuestros hijos ... son seres libres e independientes, con su propio camino por recorrer, al igual que nosotros ... por eso no hay que subyugar la felicidad de unos hacía los otros. Si no eres feliz tú sólo, no lo serás con nadie ...


-El apego es el controlador de todos los tiempos, el que te ancla en un presente ausente.Sin embargo, el desapego te mantiene en el aquí  y el ahora...es soltar al otro, sabiendo, que pase lo que pase, TODO ES PERFECTO ...


-Y sí, puede que eso "nos duela mucho"... porque hasta ahora sólo nos enseñaron que éramos alguien si teníamos posesiones, de todo tipo ... se olvidaron de decirnos que cuanto más poseemos, más esclavos nos volvemos ...


-Como dijo Frida Kahlo: "De nada sirve que la imaginación tenga alas, si el corazón es una jaula".


-Por eso creo con firmeza que la independencia afectiva, es el mayor regalo que puedes hacerte, a ti y a tus seres amados ... y cuando lo logras, entonces y sólo entonces, puedes gritar al Universo, que por fin has alcanzado la verdadera y plena libertad.


-"Una vez empiezas a avanzar hacía el desapego, ya no  existe camino de retorno ..."


-El Desapego es desprenderme de las cosas con facilidad, sabiendo que nada sale de mi vida si no es sustituido por algo mejor y eso, genera abundancia.....


WEB.

viernes, 13 de enero de 2023

EL DESAPEGO

Es el acto más doloroso y a la vez más elevado de amor Incondicional...


El desapego duele, duele mucho, duele porque hay que soltar lo que amas, dejarlo ir o eso creemos, ese dolor es mental; no es dolor, es sufrimiento, lo que nos hace sufrir es el miedo alimentado por el ego, por la creencia arraigada de la posible pérdida, de una posesión que no existe, que no es real. Ya que no podemos poseer a alguien que no es nuestro, que nunca lo fue y que nunca lo será.


No nos pertenecen nuestros padres, ni nuestros amigos, ni nuestra pareja, ni siquiera nos pertenecen nuestros hijos, son seres libres e independientes, con su propio camino por recorrer, al igual que nosotros, por eso no hay que subyugar la felicidad de unos hacía los otros. 

Si no eres feliz tú sólo, no lo serás con nadie.


El apego es el controlador de todos los tiempos, el que te ancla en un presente ausente. Sin embargo, el desapego te mantiene en el aquí  y el ahora, es soltar al otro sabiendo que pase lo que pase 


"Todo es perfecto."


Y sí, puede que eso "nos duela mucho", porque hasta ahora sólo nos enseñaron que éramos alguien sí teníamos posesiones de todo tipo, se olvidaron de decirnos que cuanto más poseemos, más esclavos nos volvemos.


Por eso creo con firmeza que la independencia afectiva, es el mayor regalo que puedes hacerte a ti y a tus seres amados, y cuando lo logras, entonces y sólo entonces puedes gritar al universo que por fin has alcanzado la verdadera y plena libertad.


"Una vez que empiezas a avanzar hacía el desapego ya no existe camino de retorno."


El desapego es desprenderme de las cosas con facilidad, sabiendo que nada sale de mí vida si no es sustituido por algo mejor, y eso genera abundancia.

Es el acto más doloroso y a la vez más elevado de amor Incondicional...


El desapego duele, duele mucho, duele porque hay que soltar lo que amas, dejarlo ir o eso creemos, ese dolor es mental; no es dolor, es sufrimiento, lo que nos hace sufrir es el miedo alimentado por el ego, por la creencia arraigada de la posible pérdida, de una posesión que no existe, que no es real. Ya que no podemos poseer a alguien que no es nuestro, que nunca lo fue y que nunca lo será.


No nos pertenecen nuestros padres, ni nuestros amigos, ni nuestra pareja, ni siquiera nos pertenecen nuestros hijos, son seres libres e independientes, con su propio camino por recorrer, al igual que nosotros, por eso no hay que subyugar la felicidad de unos hacía los otros. 

Si no eres feliz tú sólo, no lo serás con nadie.


El apego es el controlador de todos los tiempos, el que te ancla en un presente ausente. Sin embargo, el desapego te mantiene en el aquí  y el ahora, es soltar al otro sabiendo que pase lo que pase 


"Todo es perfecto."


Y sí, puede que eso "nos duela mucho", porque hasta ahora sólo nos enseñaron que éramos alguien sí teníamos posesiones de todo tipo, se olvidaron de decirnos que cuanto más poseemos, más esclavos nos volvemos.


Por eso creo con firmeza que la independencia afectiva, es el mayor regalo que puedes hacerte a ti y a tus seres amados, y cuando lo logras, entonces y sólo entonces puedes gritar al universo que por fin has alcanzado la verdadera y plena libertad.


"Una vez que empiezas a avanzar hacía el desapego ya no existe camino de retorno."


El desapego es desprenderme de las cosas con facilidad, sabiendo que nada sale de mí vida si no es sustituido por algo mejor, y eso genera abundancia.


Tomado de FACEBOOK.

martes, 29 de diciembre de 2020

VERDADERO DESAPEGO

 Una de las cosas más difíciles de lograr es dejar de lado patrones y hábitos de pensamientos anticuados y mal conceptuados. 


Los hábitos arraigados, las reglas y los estándares tradicionales, así como las influencias sociales, raciales y religiosas del pasado son solo algunos de los obstáculos que debes liberar mientras te esfuerzas por convertirte en un «Espíritu iluminado y libre» dentro de esta nueva realidad.


La humanidad en su conjunto, así como individualmente, todavía está atrapada en verdades a medias y conceptos que se originaron hace muchos miles de años. 


Cada uno es un compuesto de todas sus experiencias, no solo de vidas pasadas, sino de experiencias que haya tenido desde el momento primero en que su alma se exteriorizó en una faceta individualizada y consciente del Creador. 


Muchos de estos patrones de pensamiento limitantes no tienen lugar en este nuevo mundo de conciencia expandida. 


Es de vital importancia que liberes estas influencias negativas, si deseas continuar tu impulso hacia adelante en la espiral de la Ascensión hacia los reinos superiores de Luz y Autodominio.

martes, 14 de julio de 2015

LEY DEL DESAPEGO

por Deepak Chopra

Esta ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
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Es grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.

La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos del yo.

El apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Sólo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad.

Entonces, los símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente y sin esfuerzo. Sin desapego somos prisioneros del desamparo, la desesperanza, las necesidades mundanas, los intereses triviales, la desesperación silenciosa y la gravedad, características distintivas de una existencia mediocre y una conciencia de la pobreza.

La verdadera conciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuerzo.

Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. En la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos.

La gente busca constantemente seguridad, pero con el tiempo descubriremos que esa búsqueda es en realidad algo muy efímero. Hasta el apego al dinero es una señal de inseguridad.

Quienes buscan la seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad es evasiva y efímera porque no puede depender exclusivamente del dinero. El apego al dinero siempre creará inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De hecho, algunas de las personas que más dinero tienen son las más inseguras.
La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según las antiguas tradiciones de sabiduría, la solución de todo este dilema reside en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución, absolutamente ninguna evolución. Y cuando no hay evolución, sobrevienen el estancamiento, el desorden, el caos y la decadencia.

La incertidumbre, por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad pura y de la libertad. La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.

Renunciemos a nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades. La sabiduría de la incertidumbre jugará un importante papel en nuestro deseo de entrar en lo desconocido. Esto significa que en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio; que experimentaremos la alegría de vivir: la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu.

Cada día podemos buscar la emoción de lo que puede ocurrir en el campo de todas las posibilidades. Si nos sentimos inseguros, estamos en el camino correcto, no nos demos por vencidos. En realidad no necesitamos tener una idea rígida y completa de lo que haremos la semana próxima o el año próximo, porque si tenemos una idea clara de lo que ha de suceder y nos aferramos rígidamente a ella, dejaremos por fuera un enorme abanico de posibilidades.

Una de las características del campo de todas las posibilidades es la correlación infinita. Este campo puede orquestar una infinidad de sucesos espacio-temporales con el fin de producir el resultado esperado. Pero cuando hay apego, la intención queda atrapada en una forma de pensar rígida y se pierden la fluidez, la creatividad y la espontaneidad inherentes al campo de todas las posibilidades. Cuando nos apegamos a algo, congelamos nuestro deseo, lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad infinitas y lo encerramos dentro de un rígido marco que obstaculiza el proceso total de la creación.

Esta ley no obstaculiza la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante. Al mismo tiempo, será menos probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará posible que nos mantengamos atentos a las oportunidades.

La ley del desapego acelera el proceso total de la evolución. Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar las soluciones de los problemas. Cuando forzamos las soluciones, solamente creamos nuevos problemas. Pero si fijamos nuestra atención en la incertidumbre y la observamos mientras esperamos ansiosamente a que la solución surja de entre el caos y la confusión, entonces surgirá algo fabuloso y emocionante.

Cuando este estado de vigilancia, nuestra preparación en el presente, en el campo de la incertidumbre, se suma a nuestra meta y a nuestra intención, nos permite aprovechar la oportunidad. ¿Qué es la oportunidad? Es lo que está contenido en cada problema de la vida. Cada problema que se nos presenta en la vida es la semilla de una oportunidad para algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta percepción, nos abriremos a toda una gama de posibilidades, lo cual mantendrá vivos el misterio, el asombro, la emoción y la aventura.
Podremos ver cada problema de la vida como la oportunidad de algún gran beneficio. Habiéndonos afianzado en la sabiduría de la incertidumbre, podremos permanecer alerta a las oportunidades. Y, cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente.


Lo que resulta de esto es lo que denominamos comúnmente «buena suerte». La buena suerte no es otra cosa que la unión del estado de preparación con la oportunidad. Cuando los dos se mezclan con una vigilancia atenta del caos, surge una solución que trae beneficio y evolución para nosotros y para todos los que nos rodean. Ésta es la receta perfecta para el éxito, y se basa en la ley del desapego.

lunes, 23 de marzo de 2015

COMPASIÓN, CON DESAPEGO

CRISTO

La compasión y el desapego. La compasión es una de las manifestaciones del corazón y de la Unidad. La compasión, es sufrir con el otro, experimentar lo que el otro siente. A primera vista esto es efectivamente a la inversa del desapego. Esto no es realmente el caso. 

La compasión les hace tomar conciencia de la realidad del otro y de vuestro afecto en relación al otro y lo que vive. La compasión puede ser molesta en ciertas situaciones pero ella desemboca, en imagen restringida, en el Amor. Esta imagen restringida está vinculada precisamente a la carencia de desapego y por lo tanto a la implicación en el otro. 

Han existido, desde mi llegada en esta tierra, muchos seres que me han seguido, que han tomado prestados mis pasos, han tomado prestados mis palabras y que han sobre todo vivido lo que he vivido. La compasión y el desapego cuando van a la par y se manifiestan juntas, permiten a la Luz y a la Verdad germinar. Como dije: “Cuando estén dos reunidos en mi nombre, estaré entre vosotros”. 

La compasión, la capacidad a ser el otro, es exactamente lo que dije durante mi paso en un cuerpo. El desapego es indispensable porque la compasión sin desapego puede conducirles a experimentar sufrimientos cada vez más intensos que entonces, no son ya la compasión, sino una substitución en relación al otro. Es en cierto modo una visión y una experiencia falsificadas de lo que es el Amor.

La compasión es indispensable para socavar el corazón pero yo diría que no hace falta estar sometido a su propia compasión y no perder de vista la Unidad inherente a todas las cosas, y en particular en estos momentos. Quiero decir que cuando existe una vivencia de una compasión que puede afectarlos más allá de vuestra norma, entonces, en ese momento hay apertura del corazón y al mismo tiempo proyección de la conciencia, por compasión, en el corazón del otro. Solo las almas muy viejas, muy maduras, están en condiciones de llevar real y concretamente el peso de otras almas con todo desapego y toda compasión.  

La problemática más usual, yo diría, de la compasión, es precisamente la ausencia de desapego, que va a traducirse, más allá incluso de la compasión, por los miedos inherentes a este tipo de persona que manifiesta y vive la compasión, que siente íntimamente en cada fibra de su ser y que por lo tanto no está desapegada y está sometida, de una u otra manera, a la libertad del otro y no a su propia libertad.

La compasión vivida con desapego les hace salir de la personificación de la relación pero viene a manifestar mi Presencia en ella. La verdadera compasión es desapego pero no es vuestro fruto o vuestra obra. Ella deriva de la interacción de vuestro corazón con el corazón de la persona con la cual la compasión se expresa. Así pues, la compasión vivida según la persona no les hace salir de la persona y se traducirá inevitablemente por una incapacidad a desapegarse de las cosas, de las situaciones y de los recuerdos, a pesar de que el corazón esté abierto. Porque este corazón, incluso si es Amor incondicional, está de alguna forma injerto en el amor condicionado. Es por lo tanto un amor que no es libre, por el hecho mismo del apego.

La compasión es una virtud del alma pero nada tiene que ver con una virtud del Espíritu. La compasión vivida en el desapego les procura una fuerza pero que no proviene de ustedes, ella proviene exclusivamente de la frase que he pronunciado: “Cuando estén dos reunidos en mi Nombre, incluso sin saberlo y sin pronunciar mi Nombre, harán intervenir un tercer término que pasa por la compasión, por el desapego, y que se llama simplemente la Gracia”

jueves, 12 de febrero de 2015

EL DESAPEGO ES LIBERTAD

Primero, aclaremos lo que no es el desapego. El desapego no es un alejamiento frío, hostil; no es una aceptación resignada y desesperante de todo aquello que la vida y la gente nos tire en el camino; no es una manera robótica de ir por la vida, absortos, y totalmente indiferentes a la gente y a los problemas; no es una actitud de inocente dicha infantil; ni un desentendimiento de lo que son nuestras verdaderas responsabilidades hacia nosotros mismos y hacia los demás; ni una ruptura en nuestras relaciones. Tampoco es que retiremos nuestro amor y nuestra solicitud, aunque a veces estas formas de desapegarnos pueden ser las mejores a seguir, por el momento.

De una manera ideal, desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o de un problema con amor. Mental, emocional y a veces físicamente nos desembarazamos de nuestro involucramiento insano ( y a menudo doloroso ) con la vida y responsabilidades de otra persona, y de los problemas que no podemos resolver.
El desapego se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar, y que preocuparnos no nos sirve de nada. Adoptamos una política de no meter las manos en las responsabilidades de otras personas y en vez de ello, de atender a las nuestras.
Si la gente se ha fabricado desastres a sí misma, le permitimos enfrentar las consecuencias. Le permitimos a la gente ser como es en realidad. Le damos la libertad de ser responsable y de madurar.
Y nos damos a nosotros mismos la misma libertad. Vivimos nuestra propia vida al máximo de nuestra capacidad. Luchamos para discernir qué es lo que podemos cambiar y qué es lo que no podemos cambiar.
Luego dejamos de tratar de cambiar aquello que no podemos. Hacemos lo que podemos para resolver un problema, y luego dejamos de hacernos la vida de cuadritos.
Si no podemos solucionar un problema después de intentarlo seriamente, aprendemos a vivir con ese problema o a pesar de él. Y tratamos de vivir felices, concentrándonos heroicamente en lo que de bueno tiene la vida hoy, y sintiéndonos agradecidos por ello. Aprendemos la mágica lección de que sacarle el máximo provecho a lo que tenemos multiplica lo bueno en nuestras vidas.
El desapego implica vivir el momento presente vivir en el aquí y en el ahora -. Permitimos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho a cada día.
El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo.
Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de nuestros problemas no resueltos.
 Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe:
Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso y compulsorio, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.
Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.
Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o responsabilidad hacia los demás. En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas.
Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos mismos. Cada quien atiende sus propios asuntos.
El desapego es una acción y un arte. Es un modo de vida. ¿ Cómo nos desapegamos ? ¿ Cómo separamos nuestras emociones , nuestra mente , espíritu y cuerpo de la agonía del involucramiento ? . Lo mejor que podemos . Y , probablemente, un poco torpemente al principio, pero:  honestamente, abiertamente y con voluntad de intentarlo. Si nos desapegamos, estamos en una mejor posición para trabajar sobre (o a través) de nuestras resentidas emociones.
“Si estamos apegados, probablemente no hagamos nada más que estar siempre irritados.”
Tomado del Libro : Ya no seas codependiente
Autora : Melody Beattie