Uno de los malestares que más experimentan los padres es el temor por sus hijos.
Y como apareció y te persigue de encarnación en encarnación?
De hecho, surgió en la Tierra con el advenimiento de la dualidad, cuando las personas comenzaron a experimentar emociones que antes no les eran características, impuestas desde el exterior.
Durante la Edad de Oro, cuando la gente vivía en las Energías de la Luz y el Amor, el miedo como energía de baja vibración no podía existir en esas altas vibraciones.
Además, la gente de aquella época sabía muy bien que la muerte como tal no existe y que cada Alma termina su viaje terrenal cuando decide hacerlo ella misma, guiada por consideraciones de orden superior.
El miedo a la muerte apareció sólo cuando este conocimiento Divino fue arrebatado a la gente y la vida comenzó a adquirir un significado completamente diferente.
En otras palabras, en el mundo tridimensional en el que finalmente se encontró la humanidad, la vida y la muerte adquirieron la misma dualidad que todo lo demás.
Y el miedo por la propia vida y la vida de sus seres queridos se convirtió en una de las principales armas en manos de los Dracoreptiles que tomaron el poder en su planeta.
Como resultado, a lo largo de numerosas encarnaciones de almas humanas en la Tierra, se ha arraigado tanto en su subconsciente que deshacerse de él se ha vuelto casi imposible para muchos.
Además, el concepto mismo de “padres e hijos” también ha adquirido un matiz de dualidad, de donde fluyen cualidades características del mundo tridimensional como el control, la sumisión, el juicio, la coerción y muchas otras, que también se han arraigado profundamente en el subconsciente de la mayoría de los habitantes de su planeta.
Por lo tanto, el miedo por los hijos incluye el miedo a perder estas “herramientas” para gestionarlos.
Pocas personas son capaces de dejar completamente, sin ninguna duda, a sus hijos en libertad, respetando sus elecciones y permitiéndoles vivir como ellos quieren, sin controlar sus vidas y sin sentir miedo de que aprendan sus propias lecciones, incluso si resultan no tener éxito.
Esto requiere un nivel de conciencia completamente diferente, uno que va más allá de la dualidad e incluye el reconocimiento de la singularidad de cada Alma que ha venido a la Tierra para su experiencia y para su propósito, independientemente de si esta Alma es tu hijo o no.
Por eso, cada vez que te invade el deseo de juzgar a tu hijo por algo o sientes miedo por él, lo que te priva de paz mental, pregúntale a tu Alma qué hay en la raíz de ese malestar: tus reacciones subconscientes espontáneas o algunas otras razones que se encuentran en la superficie.
Y con base en esto, encuentra una manera de equilibrar su estado mental, lo que al mismo tiempo protegerá a tu hijo, con quien tienes una conexión energética cercana, de los problemas.
Lamentablemente, la gente no se da cuenta de que, muy a menudo, los problemas que sufren sus hijos ocurren precisamente por temor a que les pasen, sin importar lo que afecte: su salud, su vida personal y profesional, su bienestar y muchas otras cosas que conforman sus vidas.
Todo lo que puedes hacer por tus hijos desde una perspectiva Divina es simplemente darles tu Amor: Incondicional e Ilimitado, sin miedo ni juicio.
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