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sábado, 30 de agosto de 2025

LA FELICIDAD

 LA FELICIDAD  NACE SOLO DENTRO DE TI.


Seres queridos,


Vengo a ti con un recordatorio que va mucho más allá de la palabra amor. Se trata de la forma en que buscas, la forma en que te extiendes hacia fuera, esperando reunir felicidad en los campos del mundo externo. Corres hacia actividades, hacia relaciones, hacia logros, y por un momento puedes sentir una chispa, pero la chispa se desvanece, porque fue tomada prestada de algo fuera de ti.


La verdad es simple: la felicidad nace sólo dentro. El tipo que permanece, el que no se desvanece con el pasar de una temporada o el cambio de circunstancias, se genera en las silenciosas cámaras de tu propio ser. La propia ciencia te ha mostrado los caminos: la serotonina y la dopamina, los llamados mensajeros de la alegría, no necesitan llegar de una píldora, una sustancia o un encuentro fugaz. Se levantan naturalmente cuando entras en silencio, cuando respiras en la meditación, cuando te rindes a la quietud de tu alma.


Esta es la razón por la que la felicidad exterior es temporal y la felicidad interior eterna. Del mundo exterior tomas un sorbo; del mundo interior bebes de una fuente inagotable. El exterior depende de las condiciones. El interior es el estado sin condiciones de tu ser.


No te dejes engañar por la persecución Cada vez que buscas hacia el exterior, confirmas que falta algo dentro. Cada vez que te sientas, respiras, y te recuerdas como Fuente, descubres que nunca faltaba nada.


Así que te invito ahora: cierra los ojos, descansa de la búsqueda constante, y deja que tu química interior se guíe por la luz de tu propia presencia. Aquí, la felicidad no es un visitante que viene y va. Aquí, la felicidad es tu naturaleza, firme y completa.


Soy Saint Germain, y te recuerdo a la fuente que hay dentro. "

jueves, 30 de marzo de 2023

LA FELICIDAD

 Sobre la felicidad


Es al compartir la felicidad con los demás que puedes aprender más sobre la felicidad dentro de ti mismo.


Si nunca compartes la felicidad con los demás, será difícil encontrarla dentro de ti.


Si quieres comprender la felicidad, permítete sentir la felicidad que comienza desde el interior de tu propio corazón y mente.


La felicidad no se puede comprar, pero se puede regalar.


Cuanto más brindes felicidad a los demás, más felicidad encontrarás en lo profundo de ti mismo.


La felicidad puede curar la tristeza y el dolor, especialmente si esa felicidad se comparte con los demás.


Hay momentos en tu vida diaria en que la felicidad es natural y automática.


Hay momentos en la vida de uno cuando la felicidad es más fácil de recibir, recordar y dar a los demás.


De hecho, cuanto más brindes felicidad a los demás, más felicidad podrás sentir dentro de ti mismo.


Y en momentos en que estás rodeado de felicidad, es más fácil encontrar tu felicidad.


Quieres compartir la felicidad con otros humanos, pero también se siente bien compartir la felicidad con las mascotas y otros animales. Compartir tu felicidad en la naturaleza puede hacerte sentir muy bien. Allí puedes compartir tu felicidad con todas las miríadas de vida.


La felicidad se puede encontrar en la tercera a la quinta dimensión de su realidad.


La felicidad en su realidad diaria tridimensional a menudo se trata de algo divertido, importante o amoroso que ha llegado a su vida diaria.


La felicidad en su cuarta dimensión puede llegar a usted a través de una actividad creativa, diversión con amigos, sueños informativos y/o meditaciones, o simplemente una buena noche de sueño.


La felicidad puede expandirse y reverberar a través de las dimensiones haciendo felices a más personas y mascotas. ¡La camaradería con los demás se fusiona en la Unidad de la “Felicidad Compartida”!


Hay ciertas estaciones en las que la felicidad se puede experimentar más fácilmente, como las vacaciones con la familia y los amigos.

Sin embargo, si uno está solo, sin familia ni amigos, a veces puede sentirse bastante infeliz.


¿Qué pasaría si siempre pudieras saber si alguien es feliz o infeliz?

Sabemos que muchos de ustedes que leen esto tienen esa habilidad.


¿Cómo lo sabemos? La respuesta es que nosotros, los miembros de su Familia Galáctica, así como los miembros de su familia humana, TODOS nos conocemos. Entonces, como seres de dimensiones superiores, una Familia Galáctica, ¡tenemos la capacidad de compartir nuestra felicidad juntos!


Por supuesto, muy a menudo su ser humano olvidará que usted también es un ser de dimensiones superiores que vive simultáneamente como una expresión de dimensiones superiores de su ser tridimensional.


¿Qué pasaría si pudieras recordar tu SER de dimensiones superiores?

¿Recordarías comunicarte con tu SER Superior regularmente para ayudarte con tu felicidad?

¿O te perderías en los desafíos diarios de tu yo tridimensional para olvidarte por completo de tomarte un momento, de vez en cuando, para sintonizarte con tu propio SER de dimensiones superiores para compartir la felicidad?


**Por Suzanne Lie, PhD

martes, 24 de abril de 2018

LA FELICIDAD ESTÁ EN TI, DESPIÉRTALA.

Si en algo concordamos casi todos los seres humanos, es que ansiamos ser felices y que también lo sean los demás, en especial las personas que amamos. 

Pareciera que la meta de todos es encontrar ese efímero estado que apenas logramos definir y que confundimos, la mayor parte de las veces, con la momentánea sensación de placer o de alegría cuando satisfacemos alguno de nuestros múltiples deseos.

 Aunque todos ansiamos ser felices nos hemos acostumbrado a vivir con cierto grado de insatisfacción, hemos sido educados y entrenados para ser infelices, el mundo es un valle de lágrimas, todos cargamos una cruz, el mundo está cada día peor, son sólo alguna de las frases que solemos repetir sin darnos cuenta hasta qué punto nos condicionan al sufrimiento.

 Muchas personas ni siquiera son capaces de reconocer lo infelices que son y se acostumbran a una vida mediocre y limitada. Relaciones matrimoniales insatisfactorias, rencores no reconocidos, vidas laborales insatisfechas, jaquecas, acidez estomacal, colon irritable, insomnio y muchos síntomas más, constituyen la punta del iceberg que representa una vida sin sentido.

 Es curioso cómo muchas personas defienden su infelicidad justificándola y dando excusas respecto a por qué no escogen salir de esa situación, la tendencia natural es a defender nuestras miserias con argumentos del tipo: “el matrimonio es difícil”, “nadie nos enseña a ser padres”, “no tengo nada que una pildorita no pueda solucionar”, “esta dolencia ya es parte mía”, “es mi karma”. Estas son algunas de las muchas frases típicas de personas que no quieren reconocer la piedra que llevan en el zapato, pareciera que han aceptado como parte de su vida tener cierto nivel de incomodidad y no quieren detenerse para sacar esa molesta piedra que les impide caminar a gusto.

 Al comenzar a despertar, empezamos a observar  reacciones en nosotros mismos y a reconocer las programaciones que las originan, pero lo más importante, aprendemos a reconocer si esa reacción está o no sintonizada con nuestras más elevadas opciones, esas con las cuales somos capaces de conectarnos cuando estamos tranquilos y nos sentimos plenos.

 El mundo gasta cientos de millones de dólares en la industria del consumo de drogas legales, estas drogas nos permiten acallar el dolor de reconocer lo inmensamente infelices que somos. Pastillas para dormir, ansiolíticos, tranquilizantes, antidepresivos, son todos consumidos por un alto porcentaje de la población, no como una forma de ayudarlos en una situación concreta de stress o depresión puntual, sino como una forma de tener fuerza y ánimo para circular por una vida que les parece sin sentido. Podemos seguir engañándonos o comenzar de una vez por todas, a reconocer que necesitamos y ansiamos un cambio interno.

 La mayor parte de las personas suelen  vivir en piloto automático, sin ser capaces de detenerse a analizar las elecciones que estan haciendo y las reacciones que estan teniendo, hasta que un día las circunstancias los obligan a detenerse y reflexionar, ya sea por una crisis personal, un accidente, una grave enfermedad propia o de un ser amado o la pérdida del trabajo. Situaciones por cierto poco deseables, pero que pueden convertirse en una excelente oportunidad de replantear la forma en que se ha  estado viviendo. Ante estas difíciles crisis, tienen básicamente dos opciones, una es reforzar la condición en la cual se encuentran, teniendo ahora más argumentos para justificar lo dura, injusta y difícil que es nuestra vida y, la otra, es transformar los inconvenientes en oportunidades y encontrar el sentido detrás de las dificultades, aprovechando el impulso para tener un verdadero salto en nuestra conciencia espiritual.

Vivimos la vida postergando conectarnos con la plenitud que habita en nuestro interior, sin comprender que con logros externos la verdadera felicidad jamás puede ser alcanzada. La mayor parte del tiempo nos sentimos desagraciados y nos decimos que seremos felices más adelante: cuando nos titulemos, cuando encontremos el trabajo ideal que nos colme de satisfacciones, cuando nos casemos, cuando tengamos hijos, cuando los hijos crezcan, cuando nos jubilemos y tengamos tiempo.  

Así se nos va la vida esperando conseguir la plenitud, hasta que al final sólo nos queda la esperanza que se cumpla esa promesa de la tradición judeocristiana: “La verdadera felicidad se encuentra en el Cielo”, claro sólo si nos portamos razonablemente bien. Quienes temen a la muerte, por lo general son personas que sienten que no han vivido y que el tiempo se les termina. ¿Cómo no tener miedo? si nos hemos pasado la vida buscando infructuosamente la felicidad y la muerte nos grita que el tiempo se nos acaba.

 Si somos hijos de un Dios amoroso que nos da el regalo de la vida: ¿Crees que El nos haría posponer la felicidad para cuando estemos muertos? ¿No habrá, esta amorosa Fuerza Creadora, puesto dentro de nosotros el paraíso para que lo revelemos en nuestras vidas?

 Seguro que casi todos hemos tenido momentos plenos y maravillosos , más de alguna vez nos hemos emocionado con un hermoso paisaje, con el nacimiento de un hijo, escuchando una hermosa melodía o deleitado con el sabor de un exquisito alimento. Seguro que, al menos en alguna oportunidad, hemos tenido uno de esos momentos en el que sentimos que todo está perfecto. Aunque sea por un segundo nuestro pecho se expandió, respiramos profundo y convivimos con nuestra divinidad. Sin embargo, al poco andar, la vorágine de la vida nos traga, andamos apurados, estresados, tratamos mal a quienes más amamos, nos tratamos mal a nosotros mismos comiendo apresuradamente, descalificándonos, bombardeando nuestro cuerpo con sustancias nocivas y con pensamientos y emociones negativas.

 La felicidad no consiste en ir tras logros profesionales, bienes, títulos, experiencias místicas, viajes, en tener un cuerpo sano y armonioso, vivir con la pareja ideal, educar hijos perfectos, lograr un carácter íntegro o manejar nuestras emociones. La felicidad consiste en disfrutar las circunstancias de nuestra vida, sintiéndonos parte del Todo y comprendiendo que somos una obra divina experimentando la magia de Ser. La felicidad es el estado natural de la esencia que habita en ti, tu objetivo es permitir que se manifieste.

 Comprender que puedes ser feliz independiente de las circunstancias de tu vida, es la finalidad y resultado de completar un proceso de maduración espiritual, conseguirlo requiere de férrea determinación. Una vez que hemos alcanzado la lucidez, que nos permite entender que la felicidad no radica en los logros que podamos obtener en la vida, podremos comenzar a ejercitarnos en el gratificante arte de ser felices.

 Aún después de llegar a esta radical y trascendental conclusión, ciertas reacciones firmemente enraizadas en nuestra personalidad pueden continuar manifestándose. Quejas, reclamos y frases del tipo: “la vida es así”, “esto es lo que me tocó vivir”, “es mi karma debo aprender a vivir con él”, continúan bombardeando nuestro interior. No vale la pena mortificarnos por esas reacciones automáticas, tampoco pensar que hemos retrocedido en nuestro camino de despertar. Mucho mejor es pararnos en la posición del observador silencioso, que comprende que no somos sólo nuestros pensamientos, nuestras emociones o las reacciones de nuestro cuerpo: ¡somos eso y mucho más!

 Aunque suene extraño, podemos ser felices incluso en momentos de profunda tristeza, como la muerte de un ser querido. Obvio que una situación de ese tipo nos provocará un gran dolor emocional. Aún así podemos darnos cuenta que una parte nuestra sufre la pérdida y experimenta el desconsuelo de saber que no habrá, al menos en esta realidad, una vida futura junto a ese querido ser que partió y otra parte comprende el orden perfecto de la vida y se entrega sin resistencia al dolor que la pérdida provoca, sabiendo que no afecta la pureza de su esencia, ni la plenitud que habita en su interior.

 Si bien todos estamos convencidos que queremos ser felices y hasta hoy no he conocido a nadie que me diga que su objetivo en la vida es ser infeliz, a menudo hacemos elecciones y construimos una realidad que nos aleja de este genuino deseo de sentirnos plenos.

 La sociedad parece estar empecinada en convencernos, que ser infelices es lo correcto y esperable de una persona con una vida valiosa para los ojos humanos. Si alguien nos pregunta cómo estamos y le decimos que genial, que todo nos resulta maravillosamente, que nuestras finanzas están cada día mejores, que tenemos hijos sanos, inteligentes y alegres y que todo nos resulta según lo deseamos, nos mirarán extrañados, pensarán que mentimos o que estamos alucinando. Si por el contrario, les contestamos que estamos llenos de trabajo, que el día no nos alcanza, que tenemos problemas y dificultades, entonces solidarizarán con nosotros y sentirán que somos personas sacrificadas y valiosas, puede que luego hasta nos llamen para darnos su apoyo y saber qué tal vamos.

 Los medios de comunicación nos bombardean de noticias negativas, nos enseñan que vivimos en un mundo adverso, lleno de delincuencia, de personas que nos quieren engañar y agredir. Un mundo en el cual las drogas y las sustancias tóxicas nos esperan a la vuelta de la esquina para saltarnos encima y destruirnos. Cuando somos niños, nuestros padres nos enseñan a desconfiar, a preocuparnos, a sacrificarnos, nos dicen que la vida es difícil y que mientras antes aprendamos a defendernos, mejor. A medida que vamos creciendo, el mundo confirma estas enseñanzas, entonces cuando somos padres se las trasmitimos a nuestros hijos y vivimos temiendo por ellos.

 ¿Es la verdad que el mundo es así de adverso? Sí, es verdad que existe un mundo así. Pero también existe un mundo luminoso, con personas llenas de buenos sentimientos, habitado por una juventud con conciencia social, que sueña con cambios positivos para la humanidad. Existen cientos de miles de gestos amorosos de personas que solidarizan con quienes los necesitan. 

Millones de personas que se levantan cada día a trabajar en forma honesta y entregan lo mejor de ellas en su labor. Existen hermosas familias que se reúnen en las noches a compartir una deliciosa cena. Niños que ríen mientras juegan en las plazas bajo la cariñosa y atenta mirada de un ser querido. Existen cada día más y más personas que como tú y como yo, dedican su vida a despertar el amor que habita en ellas.

 Tenemos la libertad de escoger en cuál de esos mundos ponemos nuestra atención y nuestra energía creadora. Recuerda que tus pensamientos son una poderosa herramienta que crea tu realidad y la de quienes te rodean. Tu escoges el mundo que quieres crear, la manera de conseguirlo es comenzando a cambiar tus pensamientos referentes a lo que denominas realidad.

 Ser feliz requiere voluntad y hash.  ta obstinación. Tienes que vencer miles de años de condicionamiento, en los cuales como humanidad hemos aprendido a prestar más atención a lo que nos falta, a lo que nos faltó y a lo que podría faltarnos, que a lo que tenemos. 

Estamos rodeados de bendiciones, la belleza nos sale a saludar a cada paso y el mundo nos ofrece millones de formas de satisfacer nuestras necesidades de ser feliz. Si no eres feliz, es porque has aprendido a no serlo, has aprendido a esperar que suceda “algo” que te brinde lo que ya tienes.

 En un comienzo, para poder cambiar esos patrones aprendidos y tan firmemente arraigados, debemos proponernos con férrea disciplina comenzar a reconocer todas las riquezas que nos rodean. Desde el simple acto de respirar, tomar una ducha, saborear un café, tener la libertad de sonreír mientras los demás caminan enfadados, sentir el roce de la ropa con tu cuerpo, sentirnos vivos, mirar la naturaleza aún presente en las grandes ciudades, sentir el aroma del pan fresco, el olor a lluvia, la brisa que acaricia tu rostro y miles de bendiciones más. Si quitamos la atención de lo que nos falta y la ponemos en lo que tenemos, si dejamos de pensar en cómo deberían ser las cosas y empezamos a ser felices con las cosas como son, entonces, de pronto, nos conectamos con nuestra plenitud interna. 

Cambiamos nuestra vibración, desde la insatisfacción hasta la satisfacción. Justo en el momento en que dejamos de preocuparnos, como por arte de magia, las circunstancias de nuestra vida comienzan a cambiar y nuestros deseos a cumplirse.

 ¡La felicidad está en ti, es hora de descubrirla y comenzar a disfrutar de tu vida!

martes, 3 de enero de 2017

MANDAMIENTOS DE LA VERDADERA FELICIDAD.

Nuestro cuerpo se expresa a través de señales de confort e incomodidad. Cuando elijas un cierto comportamiento, pregúntale a tu cuerpo, “¿cómo te sientes con esto?” Si tu cuerpo envía una señal física o emocional de alteración, ten cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de confort y expectativa, procede.

1. Escucha la sabiduría de tu cuerpo.
Nuestro cuerpo se expresa a través de señales de confort e incomodidad. Cuando elijas un cierto comportamiento, pregúntale a tu cuerpo, “¿cómo te sientes con esto?” Si tu cuerpo envía una señal física o emocional de alteración, ten cuidado. Si tu cuerpo envía una señal de confort y expectativa, procede.

2. Vive en el presente.
El presente es el único momento que tenemos. Mantén tu atención en lo que está aquí y ahora; busca la plenitud en todo momento, la felicidad. Acepta lo que viene hacia ti total y completamente de manera que lo puedas apreciar, aprender de ello y después dejarlo ir. El presente es como debe ser. Refleja las leyes infinitas de la naturaleza que te han traído a este pensamiento exacto, esta respuesta física exacta. Este momento es como es, porque el Universo es como es. No luches contra el esquema infinito de las cosas; en vez de eso sé uno con él.

3. Tómate el tiempo de estar en silencio…
… para meditar, para acallar tu diálogo interno. En momentos de silencio te darás cuenta de que te estás re conectando con tu fuente de conciencia pura. Pon atención a tu vida interna a manera de que puedas ser guiado por la intuición en vez de por interpretaciones impuestas externamente de lo que es bueno o no es bueno para ti.

4. Renuncia a tu necesidad de aprobación externa.
Tú y sólo tú eres el juez de tu valía, y tu meta es descubrir el valor infinito dentro de ti, sin importar lo que piense cualquier otra persona. Hay una gran libertad al darse cuenta de esto. Cuando te encuentras reaccionando con enojo u oposición a cualquier persona o circunstancia, date cuenta que sólo estás luchando contra ti mismo. El oponer resistencia, es la respuesta de las defensas creadas por heridas antiguas.

5. Cuando te encuentres reaccionando con enojo…
… u oposición ante cualquier persona o circunstancia, date cuenta que sólo estás luchando contra ti mismo. El oponer resistencia es la respuesta de defensas creadas por antiguas heridas. Cuando renuncias a este enojo, estarás sanándote y cooperando con el flujo del universo.

6. Debes saber que el mundo “ahí afuera” refleja tu realidad “aquí adentro”
Las personas que reaccionan con mayor intensidad, ya sea con amor u odio, son proyecciones de su mundo interno. Lo que más odias es lo que más niegas de ti mismo. Lo que amas más es lo que más deseas para ti mismo. Utiliza este espejo de relaciones para guiar tu evolución. La meta es el auto conocimiento total. Cuando logras eso, aquello que más deseas automáticamente estará ahí, y lo que mayor repulsión te cause, desaparecerá.

7. Deshazte de la carga del prejuicio.
Te sentirás mucho más ligero. El prejuicio impone situaciones correctas e incorrectas que simplemente son. Todo puede entenderse y perdonarse, pero cuando tú tienes un prejuicio, cortas de tajo el entendimiento y apagas el proceso de aprendizaje para amar. Al enjuiciar a otros, reflejas tu falta de auto aceptación. Recuerda que todas las personas que perdones, se sumarán a tu propio amor a ti mismo.

8. No contamines tu cuerpo con toxinas.
Ya sea a través de la comida, bebida o emociones tóxicas. Tu cuerpo es más que un sistema de soporte de vida. Es el vehículo que te lleva en el viaje de tu propia evolución. La salud de todas tus células contribuye directamente a tu estado de bienestar, porque cada célula es un punto de conciencia dentro del campo de conciencia que eres tú.

9. Remplaza comportamientos motivados por miedo con comportamientos motivados por amor.
El miedo es el producto de la memoria, la cual vive en el pasado. Al recordar lo que nos ha dañado en el pasado, dirigimos nuestras energías hacia asegurarnos que una antigua herida ya no se repita. Pero el tratar de imponer el pasado en el presente nunca borrará la amenaza de ser lastimado. Eso sólo sucede cuando encuentras la seguridad de tu propio ser, la cuál es el amor. Motivado por la verdad dentro de ti, puedes enfrentar cualquier amenaza porque tu fuerza interna es invulnerable al miedo.

10. Entiende que el mundo físico es sólo un espejo de una inteligencia más profunda.
La inteligencia es el organizador invisible de toda la materia y la energía y debido a que una porción de esta inteligencia reside en ti, tú compartes un lugar en el poder de organización del cosmos. Debido a que estás vinculado inseparablemente a todo, no puedes ensuciar el aire y agua del planeta. Pero a un nivel más profundo, no puedes vivir con una mente tóxica, porque cada pensamiento crea una impresión en todo el campo de inteligencia. El vivir en balance y pureza es el mayor bien que puedes hacer tanto para ti, como para la tierra.


Por: Deepak Chopra

domingo, 29 de marzo de 2015

SECRETO PARA LOGRAR AMOR Y FELICIDAD

EL SECRETO PARA LOGRAR AMOR Y FELICIDAD
Deepak Chopra 

¿Cuál es el secreto para que logres el amor y la felicidad?

Si quieres felicidad, dale felicidad a otros; si quieres amor, aprende a amar a los demás; si quieres atención y aprecio, aprende a dar atención y aprecio; si quieres abundancia material, ayuda a otros a tener abundancia.

De hecho, la manera más fácil de obtener lo que quieres es ayudando a otros a obtener lo que quieren. Este principio opera para individuo, corporaciones, sociedades y naciones. 

Si quieres ser bendecido con todas las cosas buenas en la vida, aprende a bendecir silenciosamente a todos con las cosas buenas en la vida.

Hasta pensar en dar, pensar en bendecir, o una simple oración tiene el poder de influir a los demás. El pensamiento tiene el poder de transformación.

Cuando aprendes a dar aquello que buscas, activas y montas la coreografía de la danza con movimientos exquisitos, energéticos y vitales que constituyen el eterno palpitar de la vida.

La mejor manera de poner en operación la Ley del Dar y poner todo el proceso en circulación es tomar la decisión de que en cualquier momento que entres en contacto con otra persona le darás algo.  No tiene que ser algo material; puede ser una flor, un cumplido o una oración, de hecho, las formas más poderosas de dar no son materiales. 

Los regalos de cuidados, atención, afecto, aprecio y amor son algunos de los regalos más preciosos que puedes dar, y no cuestan nada.

Cuando conoces a alguien, puedes silenciosamente enviarle una bendición, deseándole  felicidad, alegría y dicha. Esta manera de dar silenciosamente es muy poderosa.

Podrías decir "¿Cómo puedo darles a otros en este momento cuando no tengo suficiente para mi"? Puedes llevar una flor. Puedes llevar una tarjeta que diga algo sobre los sentimientos que tienes por esa persona a la que estás visitando. Puedes llevarle un cumplido. Puedes llevarle una oración.


Toma la decisión de dar a dondequiera que vayas, a quien sea que visites o veas. Siempre y cuando estés dando, estarás recibiendo. Entre más das, adquirirás más confianza en los efectos milagrosos de esta ley.