miércoles, 4 de abril de 2018

QUE ES SER HUMANO?

El conocimiento sobre el ser humano debe basarse en el hecho de que él o ella no es un cuerpo, sino una conciencia.

¿Y qué es una conciencia? Es la energía viva, capaz de ser consciente de sí misma, que además tiene intelecto y memoria. 

¿Y qué es un cuerpo? Un cuerpo es, meramente, una morada temporal de la conciencia, morada que el ser humano cambia muchas veces durante su evolución personal.

Uno puede creerlo o no.  

Para una conciencia pequeña y débil, unida firmemente con su propio cuerpo enfermo y energéticamente contaminado, le es difícil pasar de la creencia o de la incredulidad al conocimiento. No obstante, es posible conocer todo esto mediante la propia experiencia empezando el Camino espiritual, es decir, desarrollándose como conciencia.

El significado de la vida humana, y no sólo humana sino de todos los seres vivos, consiste justamente en el desarrollo cualitativo y cuantitativo de la conciencia.

 ¿Para qué? Para unirse con Dios y enriquecerlo a Él de esta manera.

 Todo lo material en el universo, incluyendo nuestro planeta y lo que está sobre su superficie, existe precisamente para este propósito: para asegurar el desarrollo de las conciencias individuales en los medios materiales.

 La evolución de cada conciencia empieza así:

 En las redes cristalinas de los minerales en crecimiento se forman, a partir de las energías que se encuentran en un estado difuso minúsculas condensaciones energéticas. Estas condensaciones se encarnan luego en los cuerpos de las plantas, después en los cuerpos de los animales y, finalmente, en los cuerpos de los humanos, con la particularidad de que durante cada encarnación tiene lugar el crecimiento gradual de aquella condensación o conciencia, alma.

 Podemos observar los reflejos locomotrices simplísimos y los elementos de las reacciones emocionales ya en las plantas.  En los animales altamente avanzados en su evolución, podemos observar también la variedad de las emociones y a veces incluso una mente bien desarrollada. 

En la etapa humana de nuestra evolución se requiere de nosotros, entre otras cosas, comprender los principios del desarrollo de la conciencia  y participar de una manera activa en este proceso. Lamentablemente, la mayoría de las personas no lo hace debido a la ignorancia filosófico- religiosa que predomina en la Tierra.

Las plantas y animales ocupan sus peldaños en la evolución de las almas. Pero el ser humano no debe vivir la vida de una planta o un animal, puesto que las posibilidades que él o ella obtiene gracias a la encarnación en un cuerpo humano ¡le habilitan para mantener un nivel mucho más alto de vida!

 Cada persona que ha recibido un cuerpo humano al nacer ¡debe esforzarse por ser digno de ser llamado humano!


 Un cuerpo humano es una estructura magistral que permite cubrir la distancia entre el estado de «una persona ordinaria» y el estado de Dios.

 Todos los altos niveles de la evolución de la conciencia, hasta la Unión con el Creador, pueden ser alcanzados ¡únicamente en un cuerpo humano!

 ¡Es realmente posible conocer a Dios y llegar a fundirse con Él en todas Sus Manifestaciones! ¡Un gran número de Héroes han atravesado este Camino y han demostrado con Sus vidas que ello es posible!

Nuestra tarea humana consiste en recorrer el Camino desde la Creación hasta el Creador. Lo que solamente podremos hacer desarrollándonos y refinándonos (purificándonos) como conciencias o almas hasta el nivel requerido. Después de haberlo hecho, podemos afluir al Creador, enriqueciéndolo con nosotros mismos.

Para nosotros es importante comprender que no somos capaces de existir independientemente de Él. 
Por lo tanto, nadie tiene ningún derecho ni razón para defender su propio egocentrismo ni para sentirse «especialmente importante». Pues el Único Que puede existir por Sí solo es el Creador, y Él no empezó toda esta Creación para nosotros, sino para Sí Mismo, para Su propia Evolución.

 De aquí, la calidad de nuestros destinos. Si nos desarrollamos correctamente, todo va bien en nuestras vidas, si no, Él nos lo indicará a través de nuestro dolor y adversidades. 

El hecho es que el ser humano no es un cuerpo, sino una conciencia o alma. Él o ella vive interactuando no solamente con el aire, agua, tierra, otras personas encarnadas, animales, plantas, virus, bacterias, etc., sino también con otras conciencias individuales no encarnadas (los espíritus de las personas y de los animales). Y, lo que es aún más importante, vive interactuan- do con Dios.

 Nosotros realmente vivimos en un hábitat multidimensional. El mundo material que percibimos, a través de nuestros órganos de los sentidos, es, simplemente, una porción pequeña del ambiente que nos rodea. Y aunque los otros estratos del universo multidimensional están llenos de vida que puede observarnos e influenciarnos, nosotros, normalmente, no percibimos estos estratos de ninguna manera.

 Para que nuestra percepción de la existencia sea cabal, lo que nos permitiría vivir óptimamente en la Tierra, es preciso incluir en nuestra cosmovisión a Aquel Que es el Más Importante en el universo, es decir, a Dios.

 Para que esto sea posible, debemos tener, en primer lugar, conocimiento sobre Él, sobre la Evolución de la Conciencia Universal y sobre el propio lugar y papel de cada uno de nosotros en este proceso. 

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