Tomar consciencia de quien soy y de la transformación que se está produciendo en mí resulta siempre excitante cuando lo que descubro con relación a mí y frente a los demás es positivo y hermoso en mi crecimiento personal.
¿Qué sucede cuando los descubrimientos que resultan de un andar personal, el que sea, me llevan a ver aspectos ocultos de mi persona y cuando implican que me vuelva consciente de las dolencias y enfermedades que me sucedieron o que probablemente hubiesen tenido lugar en el interior de mi cuerpo?
Las enfermedades sutilmente surgen a causa de emociones mal administradas.
Aprendiendo a volver a armonizar tu torbellino de emociones se puede tener el poder de curación sobre cualquier dolencia o cualquier enfermedad que hayas dejado instalarse como rey y dueño de tu Templo de Carne.
He aquí una de las enfermedades que refleja conflictos emocionales internos y una de las más importantes de los últimos tiempos por su alto nivel de mortalidad.
CÁNCER.
El cáncer es una de las principales enfermedades. Se desarrollan células anormales cancerosas y, al no reaccionar el sistema inmunitario frente a estas células, proliferan rápidamente.
Los seres humanos frecuentemente tienen células pre - cancerosas en el organismo pero el sistema inmunitario, es decir el sistema de defensa natural de nuestro cuerpo, se encarga de ellas antes de que se vuelvan cancerosas. Es porque dichas células anormales se desarrollan de modo incontrolado e incesante que pueden dañar el funcionamiento de un órgano o de un tejido, pudiendo así afectar partes vitales del organismo.
Cuando estas células invaden ciertas partes del cuerpo, se habla de cáncer generalizado.
El cáncer está principalmente ligado a emociones inhibidas, profundo resentimiento y a veces muy viejo, con relación a algo o una situación que me perturba aún hoy y frente a la cual nunca me atreví a expresar mis sentimientos profundos.
Aun cuando el cáncer puede declararse rápidamente después de un divorcio difícil, una pérdida de empleo, la pérdida de un ser querido, etc., habitualmente es el resultado de varios años de conflicto interior, culpabilidad, heridas, penas, rencores, odio, confusión y tensión.Vivo desesperación, rechazo de mí.
Lo que sucede al exterior de mí sólo es el reflejo de lo que sucede en el interior, el ser humano siendo representado por la célula y el medio de vida o la sociedad, por los tejidos.
Con mucha frecuencia, si estoy afectada de cáncer, soy una persona que ama, servicial, muy atenta y bondadosa para mi entorno, sumamente sensible, sembrando amor y felicidad alrededor mío. Durante todo este tiempo, mis emociones personales están rechazadas en lo más hondo de mí mismo. Durante todo este tiempo, mis emociones personales están inhibidas en lo más hondo de mí. Me conforto y me engaño encontrando satisfacción en el exterior en vez del interior de mí mismo ya que tengo una débil estima de mí. Entonces, me cuido de todo el mundo, dejo de lado mis necesidades personales.
Ya que parece que la vida ya no me trae nada, renuncio y carezco de las ganas de vivir. ¡De qué sirve luchar! Si vivo muchas emociones fuertes, de odio, culpabilidad, rechazo, estaré en muy fuerte reacción (igual como la célula); incluso me sentiré responsable de los problemas y sufrimientos de los demás y querré autodestruirme.
“Estoy resentida para con la vida”, “es demasiado injusta”. Juego a la “Víctima” de la Vida y me vuelvo pronto “Víctima” del cáncer.
Suele ser el “odio” hacía alguien o una situación que me “roerá el interior” y que hará que se auto-destruyan las células. Este odio está profundamente hundido en el interior de mi ser y frecuentemente no tengo consciencia de que existe. Está hundido detrás de mi máscara de “buena persona”.
Mi cuerpo se desintegra lentamente porque mi alma se desintegra también: necesito colmar mis deseos no satisfechos en vez de únicamente complacer a los demás. Debo concederme alegrías, “pequeños dulces”. Acumulé resentimiento, conflictos interiores, culpabilidad, autorechazo hacía mí porque siempre actué en función de los demás y no en función de lo que quiero.
La paciencia ejemplar y presente en mí se acompaña frecuentemente de una débil estima de sí mismo. Evito darme amor y aprecio porque creo que no lo merezco. Mi voluntad de vivir se vuelve casi nula. Me siento inútil. “¿De qué sirve vivir?” Es mi modo de acabar con la vida. Me autodestruyo y es aquí un suicidio disfrazado.
Tengo la sensación de haber “fallado” mi vida y veo ésta como un fracaso. La parte del cuerpo afectada me da explicaciones sobre la naturaleza de mi(s) problema(s): esto indica cuales son los esquemas mentales o actitudes que debo yo adoptar para hacer que desaparezca la enfermedad.
Debo volver a tomar contacto con mi “yo “ interior y aceptarme tal como soy, con mis cualidades, mis defectos, mis fuerzas y mis debilidades. Acepto dejar caer las viejas actitudes y costumbres morales. La aceptación de mi enfermedad es esencial para que pueda luego “luchar”. ¿Si yo rehuso aceptar mi enfermedad, cómo puedo curar? Abro mi corazón y tomo consciencia de todo lo que la vida puede traerle y de en qué medida formo parte de ella.
Recibiendo un tratamiento en curación natural, masaje o cualquier otra técnica con la cual me siento a gusto, tendrá el efecto de una armonización que me permitirá abrir mi consciencia a todas las maravillas de la vida y la belleza que me rodean, y fortalecerá así mi sistema inmunitario.
¿Qué sucede cuando los descubrimientos que resultan de un andar personal, el que sea, me llevan a ver aspectos ocultos de mi persona y cuando implican que me vuelva consciente de las dolencias y enfermedades que me sucedieron o que probablemente hubiesen tenido lugar en el interior de mi cuerpo?
Las enfermedades sutilmente surgen a causa de emociones mal administradas.
Aprendiendo a volver a armonizar tu torbellino de emociones se puede tener el poder de curación sobre cualquier dolencia o cualquier enfermedad que hayas dejado instalarse como rey y dueño de tu Templo de Carne.
He aquí una de las enfermedades que refleja conflictos emocionales internos y una de las más importantes de los últimos tiempos por su alto nivel de mortalidad.
CÁNCER.
El cáncer es una de las principales enfermedades. Se desarrollan células anormales cancerosas y, al no reaccionar el sistema inmunitario frente a estas células, proliferan rápidamente.
Los seres humanos frecuentemente tienen células pre - cancerosas en el organismo pero el sistema inmunitario, es decir el sistema de defensa natural de nuestro cuerpo, se encarga de ellas antes de que se vuelvan cancerosas. Es porque dichas células anormales se desarrollan de modo incontrolado e incesante que pueden dañar el funcionamiento de un órgano o de un tejido, pudiendo así afectar partes vitales del organismo.
Cuando estas células invaden ciertas partes del cuerpo, se habla de cáncer generalizado.
El cáncer está principalmente ligado a emociones inhibidas, profundo resentimiento y a veces muy viejo, con relación a algo o una situación que me perturba aún hoy y frente a la cual nunca me atreví a expresar mis sentimientos profundos.
Aun cuando el cáncer puede declararse rápidamente después de un divorcio difícil, una pérdida de empleo, la pérdida de un ser querido, etc., habitualmente es el resultado de varios años de conflicto interior, culpabilidad, heridas, penas, rencores, odio, confusión y tensión.Vivo desesperación, rechazo de mí.
Lo que sucede al exterior de mí sólo es el reflejo de lo que sucede en el interior, el ser humano siendo representado por la célula y el medio de vida o la sociedad, por los tejidos.
Con mucha frecuencia, si estoy afectada de cáncer, soy una persona que ama, servicial, muy atenta y bondadosa para mi entorno, sumamente sensible, sembrando amor y felicidad alrededor mío. Durante todo este tiempo, mis emociones personales están rechazadas en lo más hondo de mí mismo. Durante todo este tiempo, mis emociones personales están inhibidas en lo más hondo de mí. Me conforto y me engaño encontrando satisfacción en el exterior en vez del interior de mí mismo ya que tengo una débil estima de mí. Entonces, me cuido de todo el mundo, dejo de lado mis necesidades personales.
Ya que parece que la vida ya no me trae nada, renuncio y carezco de las ganas de vivir. ¡De qué sirve luchar! Si vivo muchas emociones fuertes, de odio, culpabilidad, rechazo, estaré en muy fuerte reacción (igual como la célula); incluso me sentiré responsable de los problemas y sufrimientos de los demás y querré autodestruirme.
“Estoy resentida para con la vida”, “es demasiado injusta”. Juego a la “Víctima” de la Vida y me vuelvo pronto “Víctima” del cáncer.
Suele ser el “odio” hacía alguien o una situación que me “roerá el interior” y que hará que se auto-destruyan las células. Este odio está profundamente hundido en el interior de mi ser y frecuentemente no tengo consciencia de que existe. Está hundido detrás de mi máscara de “buena persona”.
Mi cuerpo se desintegra lentamente porque mi alma se desintegra también: necesito colmar mis deseos no satisfechos en vez de únicamente complacer a los demás. Debo concederme alegrías, “pequeños dulces”. Acumulé resentimiento, conflictos interiores, culpabilidad, autorechazo hacía mí porque siempre actué en función de los demás y no en función de lo que quiero.
La paciencia ejemplar y presente en mí se acompaña frecuentemente de una débil estima de sí mismo. Evito darme amor y aprecio porque creo que no lo merezco. Mi voluntad de vivir se vuelve casi nula. Me siento inútil. “¿De qué sirve vivir?” Es mi modo de acabar con la vida. Me autodestruyo y es aquí un suicidio disfrazado.
Tengo la sensación de haber “fallado” mi vida y veo ésta como un fracaso. La parte del cuerpo afectada me da explicaciones sobre la naturaleza de mi(s) problema(s): esto indica cuales son los esquemas mentales o actitudes que debo yo adoptar para hacer que desaparezca la enfermedad.
Debo volver a tomar contacto con mi “yo “ interior y aceptarme tal como soy, con mis cualidades, mis defectos, mis fuerzas y mis debilidades. Acepto dejar caer las viejas actitudes y costumbres morales. La aceptación de mi enfermedad es esencial para que pueda luego “luchar”. ¿Si yo rehuso aceptar mi enfermedad, cómo puedo curar? Abro mi corazón y tomo consciencia de todo lo que la vida puede traerle y de en qué medida formo parte de ella.
Recibiendo un tratamiento en curación natural, masaje o cualquier otra técnica con la cual me siento a gusto, tendrá el efecto de una armonización que me permitirá abrir mi consciencia a todas las maravillas de la vida y la belleza que me rodean, y fortalecerá así mi sistema inmunitario.
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