sábado, 10 de noviembre de 2018

PRIMER LEY HINDU DE LA ESPIRITUALIDAD.

Primer Ley Hindú de la Espiritualidad: “La persona que aparece en tu vida es la persona indicada”

La primer ley hindú de la espiritualidad nos invita a aceptar que nadie se cruza en nuestro camino por azar, sino que podemos aprender algo de cada encuentro.

Ahora bien, es muy fácil predisponerse al aprendizaje cuando te encuentras con una persona que ilumina tu día, te da un consejo, te socorre o te saca una sonrisa. No es de esas personas que nos habla esta ley.

La primer ley hindú de la espiritualidad hace referencia a otro tipo de encuentro. Ese que te deja de rodillas, que te duele, que te enoja o te marca para siempre. El verdadero aprendizaje tiene que ver con las cosas difíciles. Esa persona que te lastimó, robó, utilizó, también apareció en tu vida por una razón.

De hecho, al concepto de “mala suerte” lo hemos inventado para no cargar con la responsabilidad de entender cada evento como una bendición, una oportunidad de crecimiento. Es más fácil echar la culpa de nuestra infelicidad fuera de nosotros.

Vivimos en constante interacción con nuestro entorno, y formamos parte de un organismo mucho más grande. Cada persona cumple una función en la historia, y tu puedes contemplarla y aprender. No podemos controlar el accionar ni el pensamiento de los demás, tanto como ellos no pueden controlar el nuestro. Sin embargo, podemos encontrar una posición en la que podamos coexistir. Aprende a desapegarte de tus emociones, de tus bienes materiales. Y por sobre todas las cosas, de las personas.

La vida pasa rápido, y no tenemos tiempo para acumular energías estancadas. Acepta la primer ley hindú de la espiritualidad. Sé humilde, aprende de todos. Aprende a llorar cuando haya que llorar, aprende a perdonar, y aprende a desear el bien. Otra persona vendrá y te hará sufrir nuevamente, para entonces es mejor que ya hayas aprendido a seguir adelante.

Busca ese aprendizaje que viene de la mano con el dolor, la enseñanza de ese Principio Superior. Sólo así podrás seguir viviendo un día a la vez, aprender a no cerrarte a las demás personas.

La vida no es fácil, pero es simple. Perdona los encuentros que te suceden en suerte, aprende de todas las personas que se cruzan en tu vida, agradece la oportunidad de crecimiento que eso te posibilita.
Las personas somos complejas, nunca podremos saber con certeza qué lleva a los demás a accionar de una determinada forma. Pero sí podemos elegir cómo dejaremos que eso nos afecte.

Déjalo ir.

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