Pasos s para llegar a la Humildad.
1. Aceptar nuestra encarnación en la Tierra, aquí y ahora, en este lugar, en esta familia, en este momento, en nuestro cuerpo físico y material. Aceptar nuestro cuerpo y Amarlo, pues es nuestro hogar y templo a lo largo de toda la vida terrenal actual. Y Aceptarlo tal como es Ahora, no como fue en el pasado o cómo será en el futuro, da igual si es gordo o flaco, alto o guapo, más guapo o más feo, no importa, hay que estar de acuerdo con ello ahora porque la Realidad es que eso es lo único que tenemos para sostenernos.
2. Trascender la Dualidad del Mundo. Esto es tan importante como difícil. Cada percepción que tenemos de nuestro mundo e, incluso, de nosotros mismos, al pasar por el filtro de la Mente, que lo convierte todo en pares de opuestos, se convierte en una verdad fragmentada, una verdad a medias siempre incompleta, y se debe a que el Ego nace en la dualidad y maneja la dualidad. Sin dualidad, el Ego no tiene cabida.
Trascender la dualidad significa ser capaces de encontrar siempre un término medio para cada cosa en el cual se reúne toda la escala que va desde un opuesto suyo al otro.
3. Conocerse uno mismo. Y, evidentemente, se empieza por el cuerpo. Está demostrado estadísticamente que, aunque hayamos visto nuestra cara millones de veces, la mayoría de nosotros es capaz de verse reflejado en un espejo de cuerpo entero a unos metros de distancia y creer que es otra persona distinta. Alguno puede que diga que le suena a alguien pero no recuerda quién es. Eso nos muestra hasta qué punto difiere lo que somos de lo que creemos que somos. Por lo tanto, debemos conocer y reconocer cada rincón de nuestro cuerpo, cada cambio de color o de textura, cada cambio de temperatura, cada forma... Es importante porque cada milímetro del cuerpo esconde no sólo información genética, sino también información emocional, mental, kármica, patrones energéticos y de conducta... que normalmente permanecen bloqueados. Si eso se bloquea, nosotros como un Todo también, y eso refuerza la posición del Ego.
Posteriormente a conocer el cuerpo físico, entraremos al siguiente nivel, que es el de conocer nuestras enfermedades. ¿A qué somos propensos? ¿Estamos pasando ahora por alguna enfermedad? ¿Tenemos una enfermedad crónica? ¿En qué consiste concretamente cada enfermedad? ¿Tienen esas enfermedades algún mensaje para nosotros? ¿Qué relación hay entre nosotros y nuestra enfermedad? Después de todo eso, observaremos nuestras emociones. ¿Habitualmente, qué emociones tenemos? ¿Pasamos de una emoción a otra con mucha facilidad? ¿Siempre hay una emoción de fondo? ¿Cómo sentimos las emociones de los demás? ¿Cómo reaccionamos emocionalmente a las situaciones? ¿Hay alguna emoción que se repita más que otras? ¿Estamos “enganchados” o “viciosos” a experimentar una emoción continuamente? ¿Y por qué? ¿Qué relación hay entre quién somos y lo que sentimos? ¿Sentimos que las emociones se bloquean y necesitamos liberarlas? ¿A qué emociones les pasa eso? Etc. Ya veis que se pueden plantear muchas preguntas para ponernos en contacto con las emociones y conocerlas.
Luego, y por último, observaremos nuestros pensamientos, cómo surgen, si embotan nuestra mente, si pasan continuamente y no podemos tener quietud mental, si pasan ordenadamente y en silencio, si todo lo racionalizamos, cuáles son nuestros patrones, si hacemos juicios, si tenemos prejuicios o hemos sido condicionados, en qué ideas se sustenta nuestra escala de valores y nuestra filosofía de vida, si estamos emitiendo pensamientos al exterior o por el contrario somos receptivos a lo nuevo... todo.
4. Aceptar. Es probable que lo que encontremos al conocernos no nos guste mucho. Por ello, debemos utilizar lo que aprendimos del paso 2 para ver nuestras cosas tal como son, es decir, que simplemente son, ni felices ni dolorosas, ni buenas ni malas, ni útiles ni inútiles. Soy consciente de que cuesta, pues lo he estado probando conmigo.
5. Comprender. Al Aceptar lo que somos, como somos, como sentimos y cómo pensamos, podemos comprendernos. Se pueden comprender las virtudes, se pueden comprender los defectos, se comprenden las acciones, se comprenden las consecuencias, se comprenden las limitaciones, comprendemos que no nos limitan... se ve con claridad y facilidad el por qué de cada cosa, que todo tiene un sentido y una razón de ser.
Es posible, incluso, que la comprensión y el entendimiento llegue como una consecuencia natural y lógica después de la Aceptación, como si de repente nos encontráramos que nos han quitado una venda de los ojos y del corazón... porque no sólo comprenderemos con la Mente, sino también con el corazón. Este paso, sobretodo, produce una especie de alivio, nos quitamos una carga enorme de encima y simplifica todo el proceso.
6. Perdonar. Después de Aceptar y Comprender, es momento de volver la vista hacia aquello que en un principio nos resultó horrible, dañino, doloroso, malo o nos produjo miedo. Si hemos seguido bien los pasos anteriores, ya no sentiremos todo eso como tal. Estamos ahora en disposición de soltarlo y liberarnos de esa carga emocional. Eso es el perdón.
El Aceptar nos sitúa de nuevo en la Realidad y la Objetividad, y el Comprender nos da Luz en la Mente y en el Corazón; juntas nos liberan por completo.
Jesús tenía razón cuando dijo “la Verdad os hará libres”. A veces, este paso de sanación (el Perdón sana el Karma) necesita de pedir el perdón a otros, además de perdonarnos a nosotros mismos, y ese acto pondrá a prueba nuestro Orgullo (y Ego).
7. Seguir el ciclo. Hay que repetir desde el paso 3, pero trabajando ahora con los demás en vez de con nosotros mismos. No basta con ser realistas con nosotros, debemos serlo también con los demás, y eso los dejará en nuestro mismo lugar, un sitio donde el otro es nosotros, y nosotros somos el otro.
Esa condición de igualdad es importante, porque con esto el Ego pierde su público. Los demás, por lo tanto, también están sujetos a que sean aceptados por nosotros, a que sean comprendidos y a que sean perdonados, porque ellos simplemente Son, al igual que nosotros simplemente Somos.
8. Consagrarse. Tal como suena, da miedo. Y en verdad, se trata de la toma de decisión más importante de toda nuestra vida terrenal. De aquí depende el resto. Es el paso en que debemos mirar hacia nuestro interior, en lo más profundo de nuestro Ser, a través del Corazón, sincerarnos y admitir: existe algo, lo comprendamos o no, sepamos lo que es o no, y que abarca Todo, que tiene conciencia y que vela por el Equilibrio natural de las cosas, en este y en todos los Universos, y que se identifica con cada una de sus criaturas por pequeña que sea. Yo a esto lo llamo Dios, Padre y Madre; un wiccano hablará de Diosa-Madre y Dios-Padre; un taoísta hablará del Tao; un ecologista hablará de la Tierra y la Naturaleza; y un físico cuántico hablará de las leyes físicas. Pero en todos los casos, todos coincidimos en esa conciencia universal y equilibradora, que hasta podemos llamar Amor porque todo lo acepta, todo lo comprende y todo lo perdona.
Una vez hecho este acto de sinceridad, es el momento de destronar al Ego y poner en su lugar a Aquello que hayamos hallado en la interiorización. Pensad que este acto supone que las decisiones que tomemos ya no estarán guiadas por nuestra mente, sino por este otro “sustituto”. De hecho, es coronar a lo que siempre debió estar allí en lugar de la Soberbia. Y esto es la consagración, porque significa que nuestra voluntad dependerá siempre de esta otra voluntad mayor. No es una obligación.
Es un paso que surge también con naturalidad, en el momento en que estamos preparados, y responde a nuestra libertad para escoger, sólo que ahora libremente escogemos hacer caso a alguien que conoce mejor que nosotros mismos las leyes de la existencia.
9. Confiar/Fe. Es el último paso. Ya que a esta conciencia (lo que para mí es Dios Padre-Madre) la hemos situado en lo más alto, debemos fiarnos en todo momento de las decisiones que libremente tomamos siguiendo sus consejos.
Para llegar a este momento era necesario primero aprender a Meditar y a Orar. Recordemos el principio de estabilidad y método, debemos perseverar en esta confianza. Si debemos dudar de algo, debe ser de la misma Duda. En este punto, sin embargo, es posible que apenas haya Duda, pues ya estaremos acostumbrados a trascender la dualidad del mundo y verlo con Realismo desde la conciencia de la Unidad. Este paso implica que ya nos pueden venir tormentas en la vida, que nosotros veremos a los problemas tal como son: sin mensajes negativos. Que pedimos Sol y nos hace Sol, bien; que nos llueve, bien también porque así podemos recoger agua y además la lluvia nos limpia y limpia también la atmósfera de contaminación.
Todo será una guía para nuestro camino si, finalmente, confiamos. Y las casualidades ya no lo serán, se convertirán en causalidades.
1. Aceptar nuestra encarnación en la Tierra, aquí y ahora, en este lugar, en esta familia, en este momento, en nuestro cuerpo físico y material. Aceptar nuestro cuerpo y Amarlo, pues es nuestro hogar y templo a lo largo de toda la vida terrenal actual. Y Aceptarlo tal como es Ahora, no como fue en el pasado o cómo será en el futuro, da igual si es gordo o flaco, alto o guapo, más guapo o más feo, no importa, hay que estar de acuerdo con ello ahora porque la Realidad es que eso es lo único que tenemos para sostenernos.
2. Trascender la Dualidad del Mundo. Esto es tan importante como difícil. Cada percepción que tenemos de nuestro mundo e, incluso, de nosotros mismos, al pasar por el filtro de la Mente, que lo convierte todo en pares de opuestos, se convierte en una verdad fragmentada, una verdad a medias siempre incompleta, y se debe a que el Ego nace en la dualidad y maneja la dualidad. Sin dualidad, el Ego no tiene cabida.
Trascender la dualidad significa ser capaces de encontrar siempre un término medio para cada cosa en el cual se reúne toda la escala que va desde un opuesto suyo al otro.
3. Conocerse uno mismo. Y, evidentemente, se empieza por el cuerpo. Está demostrado estadísticamente que, aunque hayamos visto nuestra cara millones de veces, la mayoría de nosotros es capaz de verse reflejado en un espejo de cuerpo entero a unos metros de distancia y creer que es otra persona distinta. Alguno puede que diga que le suena a alguien pero no recuerda quién es. Eso nos muestra hasta qué punto difiere lo que somos de lo que creemos que somos. Por lo tanto, debemos conocer y reconocer cada rincón de nuestro cuerpo, cada cambio de color o de textura, cada cambio de temperatura, cada forma... Es importante porque cada milímetro del cuerpo esconde no sólo información genética, sino también información emocional, mental, kármica, patrones energéticos y de conducta... que normalmente permanecen bloqueados. Si eso se bloquea, nosotros como un Todo también, y eso refuerza la posición del Ego.
Posteriormente a conocer el cuerpo físico, entraremos al siguiente nivel, que es el de conocer nuestras enfermedades. ¿A qué somos propensos? ¿Estamos pasando ahora por alguna enfermedad? ¿Tenemos una enfermedad crónica? ¿En qué consiste concretamente cada enfermedad? ¿Tienen esas enfermedades algún mensaje para nosotros? ¿Qué relación hay entre nosotros y nuestra enfermedad? Después de todo eso, observaremos nuestras emociones. ¿Habitualmente, qué emociones tenemos? ¿Pasamos de una emoción a otra con mucha facilidad? ¿Siempre hay una emoción de fondo? ¿Cómo sentimos las emociones de los demás? ¿Cómo reaccionamos emocionalmente a las situaciones? ¿Hay alguna emoción que se repita más que otras? ¿Estamos “enganchados” o “viciosos” a experimentar una emoción continuamente? ¿Y por qué? ¿Qué relación hay entre quién somos y lo que sentimos? ¿Sentimos que las emociones se bloquean y necesitamos liberarlas? ¿A qué emociones les pasa eso? Etc. Ya veis que se pueden plantear muchas preguntas para ponernos en contacto con las emociones y conocerlas.
Luego, y por último, observaremos nuestros pensamientos, cómo surgen, si embotan nuestra mente, si pasan continuamente y no podemos tener quietud mental, si pasan ordenadamente y en silencio, si todo lo racionalizamos, cuáles son nuestros patrones, si hacemos juicios, si tenemos prejuicios o hemos sido condicionados, en qué ideas se sustenta nuestra escala de valores y nuestra filosofía de vida, si estamos emitiendo pensamientos al exterior o por el contrario somos receptivos a lo nuevo... todo.
4. Aceptar. Es probable que lo que encontremos al conocernos no nos guste mucho. Por ello, debemos utilizar lo que aprendimos del paso 2 para ver nuestras cosas tal como son, es decir, que simplemente son, ni felices ni dolorosas, ni buenas ni malas, ni útiles ni inútiles. Soy consciente de que cuesta, pues lo he estado probando conmigo.
5. Comprender. Al Aceptar lo que somos, como somos, como sentimos y cómo pensamos, podemos comprendernos. Se pueden comprender las virtudes, se pueden comprender los defectos, se comprenden las acciones, se comprenden las consecuencias, se comprenden las limitaciones, comprendemos que no nos limitan... se ve con claridad y facilidad el por qué de cada cosa, que todo tiene un sentido y una razón de ser.
Es posible, incluso, que la comprensión y el entendimiento llegue como una consecuencia natural y lógica después de la Aceptación, como si de repente nos encontráramos que nos han quitado una venda de los ojos y del corazón... porque no sólo comprenderemos con la Mente, sino también con el corazón. Este paso, sobretodo, produce una especie de alivio, nos quitamos una carga enorme de encima y simplifica todo el proceso.
6. Perdonar. Después de Aceptar y Comprender, es momento de volver la vista hacia aquello que en un principio nos resultó horrible, dañino, doloroso, malo o nos produjo miedo. Si hemos seguido bien los pasos anteriores, ya no sentiremos todo eso como tal. Estamos ahora en disposición de soltarlo y liberarnos de esa carga emocional. Eso es el perdón.
El Aceptar nos sitúa de nuevo en la Realidad y la Objetividad, y el Comprender nos da Luz en la Mente y en el Corazón; juntas nos liberan por completo.
Jesús tenía razón cuando dijo “la Verdad os hará libres”. A veces, este paso de sanación (el Perdón sana el Karma) necesita de pedir el perdón a otros, además de perdonarnos a nosotros mismos, y ese acto pondrá a prueba nuestro Orgullo (y Ego).
7. Seguir el ciclo. Hay que repetir desde el paso 3, pero trabajando ahora con los demás en vez de con nosotros mismos. No basta con ser realistas con nosotros, debemos serlo también con los demás, y eso los dejará en nuestro mismo lugar, un sitio donde el otro es nosotros, y nosotros somos el otro.
Esa condición de igualdad es importante, porque con esto el Ego pierde su público. Los demás, por lo tanto, también están sujetos a que sean aceptados por nosotros, a que sean comprendidos y a que sean perdonados, porque ellos simplemente Son, al igual que nosotros simplemente Somos.
8. Consagrarse. Tal como suena, da miedo. Y en verdad, se trata de la toma de decisión más importante de toda nuestra vida terrenal. De aquí depende el resto. Es el paso en que debemos mirar hacia nuestro interior, en lo más profundo de nuestro Ser, a través del Corazón, sincerarnos y admitir: existe algo, lo comprendamos o no, sepamos lo que es o no, y que abarca Todo, que tiene conciencia y que vela por el Equilibrio natural de las cosas, en este y en todos los Universos, y que se identifica con cada una de sus criaturas por pequeña que sea. Yo a esto lo llamo Dios, Padre y Madre; un wiccano hablará de Diosa-Madre y Dios-Padre; un taoísta hablará del Tao; un ecologista hablará de la Tierra y la Naturaleza; y un físico cuántico hablará de las leyes físicas. Pero en todos los casos, todos coincidimos en esa conciencia universal y equilibradora, que hasta podemos llamar Amor porque todo lo acepta, todo lo comprende y todo lo perdona.
Una vez hecho este acto de sinceridad, es el momento de destronar al Ego y poner en su lugar a Aquello que hayamos hallado en la interiorización. Pensad que este acto supone que las decisiones que tomemos ya no estarán guiadas por nuestra mente, sino por este otro “sustituto”. De hecho, es coronar a lo que siempre debió estar allí en lugar de la Soberbia. Y esto es la consagración, porque significa que nuestra voluntad dependerá siempre de esta otra voluntad mayor. No es una obligación.
Es un paso que surge también con naturalidad, en el momento en que estamos preparados, y responde a nuestra libertad para escoger, sólo que ahora libremente escogemos hacer caso a alguien que conoce mejor que nosotros mismos las leyes de la existencia.
9. Confiar/Fe. Es el último paso. Ya que a esta conciencia (lo que para mí es Dios Padre-Madre) la hemos situado en lo más alto, debemos fiarnos en todo momento de las decisiones que libremente tomamos siguiendo sus consejos.
Para llegar a este momento era necesario primero aprender a Meditar y a Orar. Recordemos el principio de estabilidad y método, debemos perseverar en esta confianza. Si debemos dudar de algo, debe ser de la misma Duda. En este punto, sin embargo, es posible que apenas haya Duda, pues ya estaremos acostumbrados a trascender la dualidad del mundo y verlo con Realismo desde la conciencia de la Unidad. Este paso implica que ya nos pueden venir tormentas en la vida, que nosotros veremos a los problemas tal como son: sin mensajes negativos. Que pedimos Sol y nos hace Sol, bien; que nos llueve, bien también porque así podemos recoger agua y además la lluvia nos limpia y limpia también la atmósfera de contaminación.
Todo será una guía para nuestro camino si, finalmente, confiamos. Y las casualidades ya no lo serán, se convertirán en causalidades.
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