jueves, 13 de agosto de 2020

NACIMIENTO DEL ALMA

 Nacimiento del alma.


Las almas nacen por oleadas. 


En cierto sentido las almas son eternas, sin comienzo y sin fin. Pero en otro sentido, ellas nacen en un cierto punto. 


Es en este punto cuando sus conciencias alcanzan un sentido de individualidad propia. Antes de este punto, ellas ya están ahí, como una posibilidad. Aún no hay conciencia de yo y otro.


La conciencia de ‘yo’ aparece cuando de algún modo se traza una línea de demarcación entre grupos de energía.


Piensen por un momento en el océano espiritual e imaginen que éste es un enorme campo de energías fluyendo: corrientes que se mezclan y se separan constantemente. 


En todo el océano, hay una diferenciación progresiva, la cual lleva al desarrollo de formas transparentes dentro del océano. Éstas formas, las cuales son puntos focalizados de conciencia, se mueven independientemente del entorno. 


Ellas se experimentan a sí mismas como formas diferentes al océano (espíritu). Lo que ocurre luego aquí es el nacimiento de un sentido rudimentario de sí mismo o de propia conciencia.


El océano y los rayos de luz juntos forman una entidad o ser que puede ser nombrado como arcángel. Es una energía arquetípica con ambos aspectos masculino y femenino y es una energía angélica que se manifiesta o expresa a sí misma en ustedes.


Luego de que el alma nace, como una unidad individual de conciencia, ella lentamente abandona el estado de unidad oceánica que ha sido su hogar por mucho tiempo. 


Ella es cada vez más consciente de estar separada y en lo suyo. Con esta conciencia, aparece por primera vez en su ser una sensación de pérdida o falta. 


Cuando ella se lanza en su camino de exploración como una entidad individual, acarreará consigo un cierto anhelo por la totalidad, un deseo de pertenecer a algo más grande que ella misma. 


Bien en lo profundo, ella mantendrá la memoria de un estado de conciencia en el cual todo es uno, en el cual no existe ‘yo’ y ‘otro’. Esto es lo que ella considera que es el ‘hogar’: un estado de estática unidad, un lugar de completa seguridad y fluidez.


Con esta memoria ‘atrás en la mente’, ella comienza su viaje a través de la realidad, a través de incontables campos de experiencia y exploración interna. La nueva alma es impulsada por la curiosidad y tiene una gran necesidad de experiencia. Este fue el elemento que estaba ausente en el estado oceánico de unidad. Ahora el alma es capaz de explorar libremente todo lo que desee.


Ella es libre de buscar la totalidad de todas las maneras posibles.


Dentro del universo hay incontables planos de realidad para explorar. La tierra es simplemente uno de ellos.


La tierra fue creada desde un deseo interno de colocar juntos elementos de diferentes realidades que chocaran unos con otros. Se quiso que la tierra fuese un crisol de fusión para un gran conjunto de influencias. 


Los trabajadores de la luz son almas que han vivido muchas, muchas vidas en estos otros planetas, antes de que encarnaran alguna vez en la tierra. Esto es lo que los distingue a ellos de las ‘almas terrestres’.


Las almas terrestres son almas que encarnaron en cuerpos físicos en la tierra relativamente temprano en su desarrollo como unidades individualizadas de conciencia. Se podría llegar a decir que ellas comenzaron su ciclo de vidas terrestres cuando sus almas estaban en sus etapas infantiles. 


Por aquél tiempo, los trabajadores de la luz eran almas ‘crecidas’. Ellas ya habían pasado por muchas experiencias, y el tipo de relación que comparten con las almas terrestres puede ser relacionada con aquella de padres y niños.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario