viernes, 15 de junio de 2018

SABIDURIA DE LA NATURALEZA

La naturaleza se divide en dos partes, la visible y la invisible, pero el ser humano creó otra naturaleza para satisfacer sus pasiones, sus caprichos y especialmente sus personalidades. La verdadera naturaleza es viva, tiene mucho más vida que muchos seres humanos.

Si el hombre estudiara más la naturaleza, sus leyes, sus objetivos, si se consiguiese ver y contactar a los seres que viven en la parte invisible de la naturaleza, ciertamente el planeta y su humanidad estarían en una situación completamente diferente.

Existen inteligencias en la naturaleza que miran por su propio desarrollo.

Ella tiene sus leyes propias, pero esas leyes naturales tienen sus propios administradores y cuidadores, los cuales el ser humano común no puede ver, y entonces niega su existencia. Uno de los puntos negativos en la formación educativa del ser humano es creer sólo en lo que ve con sus ojos físicos, en lo que oye, siente y huele. Sin embargo, tiene que creer en un Dios que no ve, no oye, no siente y no huele; tiene que creer en un cielo y un infierno porque esto es conveniente para ciertos sectores de la sociedad humana.

El hecho de que el ser humano no vea ni oiga o sienta seres de un nivel de inteligencia, muy superior al de él que, en cuerpos hechos de otro tipo de materia y en otra dimensión no pueden ser vistos por los sentidos humanos comunes, no los hace inexistentes.

Por eso, todos necesitan desarrollar sus sentidos místicos, despertarlos para ver, oír y sentir más allá de la materia física más densa y en otras dimensiones. No es difícil, basta tener buena voluntad, fe y encontrar los métodos correctos para el correcto desarrollo espiritual. Las inteligencias que miran por la naturaleza son seres semejantes a vosotros, pero completamente diferentes en sus evoluciones, en sus propósitos y en sus ideales.

En el Oriente, llaman a algunos de estos seres de Devas; que mìran por la parte más sutil de la naturaleza; y de los Espíritus de la naturaleza (gnomos, ondinas, silfos, salamandras; etc) los que miran por la parte más inferior de la naturaleza, más cerca del reino humano.

Sin ellos, las vidas humanas nada serían, sin embargo el hombre creó productos incompatibles que son los plásticos, los químicos, los metales, etc., que están destruyendo la naturaleza, interrumpiendo el equilibrio y la armonía en la evolución de sus especies, cambiando e influenciando los ecosistemas. La aceleración del crecimiento de animales para el sacrificio y la alimentación, está atrayendo hacia el planeta enormes cantidades de “almas-grupos” de animales que no estaban programados para surgir ya en la Tierra física. Esas “almas-grupos” de animales están en una fase primaria de evolución, lo que en relación a ellas mismas es bueno, pero en relación a las almas individualizadas y mucho más evolucionadas en este planeta es perjudicial, provocando un desequilibrio en la armonía de la evolución general del planeta , rebajando el nivel de la vibración colectiva.

El hombre, a su vez, ha estimulado el aumento exagerado de seres humanos reencarnados en la superficie del planeta, y ese aumento de población no se debe a las buenas intenciones de proporcionar oportunidades a las almas más atrasadas, y así generar una aceleración en sus evoluciones, pero sí al estímulo de las pasiones, deseos y vicios, que alteran el valor real de la verdadera vida y provocan grandes desequilibrios.

En esta situación hay dos aspectos, uno positivo y otro negativo. Este aumento exagerado de la población es positivo para las almas más atrasadas que tienen la oportunidad de evolucionar más rápidamente, pero en el aspecto colectivo es negativo, ya que rebaja el nivel vibratorio del planeta porque la mayoría de las almas reencarnadas no alcanzan su iluminación mística. No consigue la liberación de la atracción de la materia más densa, llamada simplemente materia física, y mucho menos la anulación de su karma individual y colectivo. Por eso, las almas más atrasadas irán a otra “escuela planetaria” y allí proseguirán la sublimación y el aprendizaje.

Otro aspecto negativo: el hecho de que el ser humano estimule, por la voluntad de su personalidad, el aumento de la población física en la superficie del planeta, atrajo enormes cantidades de almas de otros sistemas solares y planetarios que todavía están en una fase primitiva de evolución, volviéndose incontrolables dentro de los cuerpos físicos.

La gran cantidad de productos químicos artificiales en la naturaleza desequilibra la “química oculta” del planeta, provocando mutaciones que más tarde provocarán el surgimiento de formas mutantes de especies de vida. Ellos intentarán destruir la organización de la esencia fundamental de la vida, la cual los seres inteligentes de la naturaleza cuidan.

La extracción del petróleo del interior de la Tierra, en demasiadas cantidades, provocará el envejecimiento precoz de la Tierra y de la naturaleza, abreviando el período de vida del planeta y, por lo tanto, disminuyendo el tiempo y las posibilidades para las almas de este gran ciclo evolutivo en la Escuela Tierra.

Cuanto más pequeño es el tiempo para el aprendizaje en esta Escuela Tierra, mayor es el sufrimiento para el alma, que en cada reencarnación tendrá que agotar más karma y aprender con mucha más rapidez, provocando más dificultades y desgastes para cada alma reencarnada.

Vemos así que el ser humano, debido a la conducta indebida y ciega, se está conduciendo hacia el centro de un enorme temporal. Cuando la verdadera naturaleza llega al límite de su desgaste, las “fuerzas principales” actuarán como elementos equilibradores, echando fuera del “sistema planetario” todo lo que vibra en bandas inferiores a aquel nivel alcanzado por la evolución colectiva y natural del planeta. Las fuerzas eliminatorias o de selección, en gran parte están siendo creadas por el propio ser humano.

Es el hombre que eliminará al hombre; no por sed de venganza: la selección siempre será natural.
Las fuerzas que están debajo del “diapasón natural” se autodestruyen de diversas maneras. Los excesos tienden a autodestruirse, el odio destruye el odio, la codicia y el desequilibrio social destruyen los sistemas económicos y políticos. El exceso de población y la tendencia a tener sexo con total falta de amor, basado sólo en deseos y pasiones inferiores, está generando enfermedades hasta aquí desconocidas. El ser humano creó una vida artificial que está destruyendo al propio ser humano.

La naturaleza está colocando a la Escuela Tierra en orden y equilibrio, eliminando todo aquello que sea nocivo para ella y para la evolución de las vidas inteligentes en este planeta. El planeta está en el umbral de una gran transformación en el sentido de la vida en la Tierra. Cuando una trayectoria no está siendo seguida, grandes fuerzas surgen para corregir aquello que se ha desviado de su ruta original. La vida en el mundo físico está en una ruta completamente diferente de la original; si persiste en esa trayectoria, va a chocar y autodestruirse. Por eso, las inteligencias activas y conscientes de este planeta están modificando la ruta de colisión para volver al “Plan Original”, ayudadas por inteligencias activas conscientes de otros Sistemas Solares.

Debéis buscar dentro de vosotros los instrumentos naturales para corregir la trayectoria de vuestras vidas humanas y volver a vuestra “Ruta Original” -el camino de vuestra iluminación mística-, y a vuestro “doctorado” en esta Escuela Tierra, a vuestra liberación final.


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