lunes, 4 de febrero de 2019

LAS ORACIONES... AYUDAN?

Las oraciones son pensamientos positivo que las almas encarnadas y desencarnadas reciben de sus seres queridos. Son las buenas vibraciones energéticas y los buenos deseos de todos aquellos que los aman, respetan y admiran. Si es lo contrario, recibirán las malas vibraciones de aquellos que los odian, rechazan, detestan y aborrecen.


Rezar, pedir, implorar, invocar, agradecer, recomendar a los seres queridos o a las almas desencarnadas, son más que todo ritos y costumbres, que las instituciones religiosas han inculcado a través de los tiempos, con el único propósito de unir la realidad material de los seres amados, con la realidad antimateria del desencarnado.

Son relaciones emocionales que atan, ligan y encadenan emocionalmente a las almas encarnadas y desencarnadas.

Cuando se  reza por los seres queridos, estén ellos encarnados o desencarnados, solo les están enviando con el pensamiento, deseos de amor, gratitud, nostalgia, pena, tristeza y añoranza. Pero no los están ayudando a elevar, porque para que el hombre eleve, debe pasar por un proceso individual de trabajo personal de vida tras vida, realizado en sus encarnaciones, ya que cada uno es responsable, de sus actos, acciones y pensamientos.

El rezo realizado y dirigido a beneficio de otros seres, encarnados o desencarnados, son pensamientos bien intencionados, pero las buenas intenciones no bastan, se necesita concretizar esas buenas intenciones, hacerlas palpables y reales en la vida que cada uno tuvo, cuando estuvo encarnado.

Rezar significa elevar súplicas dirigidas a una divinidad o a un ser digno de culto, es pedirle a esa divinidad por el alma del ser amado o desencarnado. Pero desgraciadamente estas súplicas se convierten en pensamientos bien intencionados y llegarán a él de la misma forma, porque el único responsable por su alma, es el mismo ser, porque él formó causas y deberá esperar por los efectos. El rezo de terceras personas, no puede purificar, anular, desaparecer y transmutar lo que cada uno asimiló energéticamente y responsablemente en la vida material.

La divinidad al que se le dirigen los rezos, no puede otorgar privilegios basado en que miles de personas están rezando por miles de seres queridos o almas desencarnadas. En la realidad de la materia y antimateria, según las directrices universales, las almas no adquieren a través de esos rezos: privilegios, indultos, inmunidades, monopolios, regalías, concesiones, favores, protecciones, como  los que se tienen en esta realidad en que se vive.

Las Directrices Universales son muy claras: En el Mundo Material y Antimateria, en la realidad de los Encarnados y Desencarnados, cada uno es responsable por la vida que tuvo, tiene y tendrá y por todo lo que hizo, hace y hará en esas vidas.

Por la falta de conocimiento e ignorancia de no saber el funcionamiento de las energías y pensamiento en los cuales está basadas  las Directrices Universales y al no conocer el proceso de las normas cósmicas, los seres humanos viven y están como están, porque viven de favoritismos, privilegios, recomendaciones, absoluciones, indultos, inmunidades etc. que los conducen por caminos torcidos.


Encima de todo, las Instituciones Religiosas agravan el problema, porque abusando de la buena fe de sus creyentes, les hacen creer, que haciéndole a sus seres queridos y al alma del desencarnado una ceremonia religiosa, los ayudarán a conducirlos hacia “Dios” y a la salvación eterna. Los adeptos a esas instituciones religiosas creerán sin lugar a dudas, que con los rezos y el pago de dinero en la realización de esa ceremonia, el alma del ser amado y querido será conducida al paraíso, al perdón y a la salvación de su alma.

¡¡El proceso, elevación, vida y existencia eterna, es responsabilidad de cada uno!! Mientras que en el planeta existan seres: incautos, ingenuos, inexpertos y crédulos, las religiones, instituciones y sectas, continuarán enriqueciéndose, aprovechándose de la ignorancia, ingenuidad y de la buena fe del hombre… ciego, sordo y mudo.

EL SER UNO.

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