Guías espirituales.
El universo, Dios o como lo quieras llamar asigna todos los recursos para que como almas hagamos presencia en este mundo. Esos recursos comprenden nuestro plan de vida y las almas con las que lo ejecutaremos, las habilidades para lograr la subsistencia; las dificultades físicas que debemos aceptar y/o superar que nos harán madurar y crecer; así como los seres que nos guiaran por el camino. Todo esto se estipula energéticamente como un contrato que firmamos con uno de nuestros guías celestiales.
El universo asigna almas y seres angelicales para que nos acompañen y nos guíen al logro de nuestra misión. Algunos de estos guías son almas encarnadas en este momento, otros son almas que estuvieron encarnadas, otros son seres de luz como ángeles, arcángeles y maestros ascendidos.
La misión de ellos es guiarnos en el logro de nuestros objetivo colocándonos experiencias de vida, mostrándonos el camino a través de mensajes escritos u orales, o colocando personas en nuestro camino para que nos iluminen.
Te ha pasado que ante un apuro alguien aparece y te ayuda a superarlo?
Tienes un interrogante ante la vida y de pronto encuentras la respuesta en una canción, una lectura, en un letrero, en las palabras de alguien, o en medio del sueño nocturno?
Te llega un impulso de hacer algo y no sabes porque, y ese impulso te evita un accidente o te libra de alguna dificultad inesperada?
Esa es la actividad de nuestros guías actuando a través de la intuición, la corazonada o un impulso repentino.
Esa es la responsabilidad de nuestros guías, velar porque logremos nuestro propósito de vida y se esa forma crecemos y evolucionamos nosotros y ellos, siendo uno.
Lo difícil de ser guía espiritual es que como humanos gozamos del libre albedrío y podemos hacer caso o no a la guía que recibimos. Igual el universo respeta nuestras decisiones y no nos juzga ni castiga por ello porque de alguna forma después lo lograremos.
Estos seres nos guían pero no hacen el trabajo por nosotros y tampoco nos brindan la información que no sea conveniente porque la debemos lograr por nosotros mismos.
Todos somos guías respetando el libre albedrío de los otros sin intervenir en su proceso.
Con la asignación de guías el universo se asegura que no quedemos atrapados y perdidos en el ciclo de nacer y morir y retornemos a nuestro verdadero reino.
Muchos guías terrenales se hacen llamar maestros o gurús o sabios atribuyéndose poderes para conducir la vida de otros. El verdadero maestro no tiene alumnos y el verdadero guía solo tiene paciencia y humildad para iluminar el camino del otro.
El universo, Dios o como lo quieras llamar asigna todos los recursos para que como almas hagamos presencia en este mundo. Esos recursos comprenden nuestro plan de vida y las almas con las que lo ejecutaremos, las habilidades para lograr la subsistencia; las dificultades físicas que debemos aceptar y/o superar que nos harán madurar y crecer; así como los seres que nos guiaran por el camino. Todo esto se estipula energéticamente como un contrato que firmamos con uno de nuestros guías celestiales.
El universo asigna almas y seres angelicales para que nos acompañen y nos guíen al logro de nuestra misión. Algunos de estos guías son almas encarnadas en este momento, otros son almas que estuvieron encarnadas, otros son seres de luz como ángeles, arcángeles y maestros ascendidos.
La misión de ellos es guiarnos en el logro de nuestros objetivo colocándonos experiencias de vida, mostrándonos el camino a través de mensajes escritos u orales, o colocando personas en nuestro camino para que nos iluminen.
Te ha pasado que ante un apuro alguien aparece y te ayuda a superarlo?
Tienes un interrogante ante la vida y de pronto encuentras la respuesta en una canción, una lectura, en un letrero, en las palabras de alguien, o en medio del sueño nocturno?
Te llega un impulso de hacer algo y no sabes porque, y ese impulso te evita un accidente o te libra de alguna dificultad inesperada?
Esa es la actividad de nuestros guías actuando a través de la intuición, la corazonada o un impulso repentino.
Esa es la responsabilidad de nuestros guías, velar porque logremos nuestro propósito de vida y se esa forma crecemos y evolucionamos nosotros y ellos, siendo uno.
Lo difícil de ser guía espiritual es que como humanos gozamos del libre albedrío y podemos hacer caso o no a la guía que recibimos. Igual el universo respeta nuestras decisiones y no nos juzga ni castiga por ello porque de alguna forma después lo lograremos.
Estos seres nos guían pero no hacen el trabajo por nosotros y tampoco nos brindan la información que no sea conveniente porque la debemos lograr por nosotros mismos.
Todos somos guías respetando el libre albedrío de los otros sin intervenir en su proceso.
Con la asignación de guías el universo se asegura que no quedemos atrapados y perdidos en el ciclo de nacer y morir y retornemos a nuestro verdadero reino.
Muchos guías terrenales se hacen llamar maestros o gurús o sabios atribuyéndose poderes para conducir la vida de otros. El verdadero maestro no tiene alumnos y el verdadero guía solo tiene paciencia y humildad para iluminar el camino del otro.
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