No
se puede definir con palabras quién o qué soy, ya que
esta Verdad está más allá de las palabras y del entendimiento mental.
Después de haber
trascendido la identificación con todo lo que en realidad no se Es, entonces
se experimenta y se siente la verdad de un Yo más profundo y auténtico.
Uno no es el “yo”
con el que se identifica, pero cuando este “yo” es trascendido, la forma
física puede ser utilizada por una Consciencia más profunda y auténtica,
permaneciendo en la experiencia de ese estado interno.
Y entonces,
permaneciendo en su correspondiente fluidez, toda pregunta carece ya de sentido
y no hay dudas. Esto no responde a quién Soy, pero para experimentarlo ha de
llegar un momento en que simplemente Estás sin estar y Eres quien Eres. Cuando
ese momento llegue ni te lo plantearás, porque no habrá un “yo” con el que
identificarse, ni siquiera que se lo plantee o dude.
Si yo no soy yo,
entonces, ¿quién soy? No soy aquello con lo que me identificaba, no soy
aquello que creía, no soy aquello que me han contado, no soy mis creencias, no
soy mi religión, no soy el Dios al que rezo, no soy mi ser, no soy yo tan
siquiera, entonces, ¿quién soy yo?
Para
que la respuesta forme parte de ti y con ello estar acorde al estado que se
experimenta en el contacto con las diferentes Consciencias, has de trascender
todo aquello que no eres. En un principio, puede costar
liberarse de todo aquello a lo que se está apegado (que, por otro lado, es lo
único que conoce la mente): pero......
¿qué
pasaría si te liberases de todo aquello que no eres?
¿Qué
ocurriría si te liberaras de todo aquello con lo que te identificabas: la
mente, el cuerpo, la realidad física?
¿Qué
sucedería si te liberas de todo lo que te han dicho, incluidas todas las
creencias con las que te identificas, las que has adquirido o las que fueron
impuestas a lo largo de la vida?
¿Qué
pasaría si dejas de creer y necesitar la creencia en la religión con la que
te identificas?
¿Si no
necesitas al Dios que rezas ni a tu ser?
¿Y si ni
tan siquiera necesitas de ti mismo?
¿Qué
pasaría?
¡Estarías
libre de todo!
Entonces
no percibirías la realidad física a través de ningún prisma, ni tan
siquiera del tuyo propio (pues este también está limitado). Lo verías todo
sin prisma. Fluirías con Todo. Experimentarías la Existencia, directamente,
sin intermediarios. Ya no habría nada: Ideas, religiones, jerarquías,
fronteras, diferencias, ni juicios. Experimentarías que “Todo está bien, es
como Es”. El miedo sería innecesario, no necesitarías del sufrimiento, no
habría inquietud de ningún tipo, ni necesidad de
nada, ni deseo por nada; únicamente Plena Aceptación, estando presente,
fluyendo....
El sufrimiento deja
de ser necesario cuando trasciendes lo que no eres y fluyes con Todo...
La respuesta no ha
de ser explicada o intentar entenderse, ha de ser experimentada.
Soy lo que los ojos
no pueden ver
Soy aquello que la
mente, no alcanza a comprender
Soy la Experiencia
de la más profunda VERDAD...
Nunc.
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