domingo, 24 de junio de 2018

PORQUE LO QUE TE SUCEDE EN LA VIDA

El ser humano pasa a lo largo de su vida por una serie de circunstancias dolorosas y poco a poco las va superando, pero cuando algo es muy doloroso como por ejemplo la muerte de un hijo, quedarte sin casa, arruinarte, o cosas por el estilo, te marcan y te dejan huella. Es difícil superarlas y es más fácil echarles la culpa a los demás, a Dios, al médico o al que te lo hace. No recordamos que antes de nacer hicimos un pacto con ese ser para que él actuara de la forma que lo hizo. Sé que esto es difícil de entender y os preguntareis, ¿cómo yo voy a ser tan tonta que le voy a decir a alguien antes de nacer que me haga daño? Pero aunque no lo creáis así es.

Nosotros damos nuestra aprobación cuando nos presentamos delante de los Ancianos del Karma. Con la ayuda de Ellos elegimos lo que tenemos que aprender en la vida siguiente y con quien. Generalmente nos juntamos con las mismas personas. Unas veces hacen el papel de hijos, otras amantes, de padres o amigos pero siempre nos reencarnamos con el mismo grupo.

Esa elección es lo que se llama libre albedrío. Este libre albedrío se da antes de nacer y no cuando estamos ya en la tierra. Por supuesto que una vez hemos nacido se nos borra la Memoria Cósmica. No nos acordamos porque si nos acordáramos no podríamos seguir viviendo tranquilos sabiendo lo que nos va a pasar o lo que hemos vivido en las anteriores. Si supiéramos quién nos va a hacer daño saldríamos corriendo nada más verlo, así que la memoria de antes de nacer se nos borra para poder hacer nuestras misiones.

 Algunas personas que somos muy sensibles, cuando nos reencontramos con alguien con el que hemos hecho un pacto, nada más verlo nos ponemos nerviosos y sentimos ganas de salir corriendo. Esto me ha pasado a mí en varias ocasiones y aunque intento razonarlo con la mente lógica al final siempre esas personas me han hecho pasar por circunstancias dolorosas.

Por eso estas y otras experiencias me han enseñado a dejarme llevar por mis instintos o mi sensibilidad. Es lo que mucha gente llama, “tuve una corazonada”. Tendríamos que estar atentos a ellas, porque son como fisuras de la memoria de antes de nacer y a veces son ayudas preciosas para avisarnos de lo que puede pasar y sufrir lo menos posible. Si hemos hecho un pacto para que pasen una serie de circunstancias, no lo vamos a poder evitar, pero si seguimos nuestro instinto seguramente el proceso será menos doloroso.

 En ocasiones he encontrado a gente que se dice espiritual y cuando las veo a otros niveles me doy cuenta que están llenas de rabia. He visto a gente estupenda con buenas intenciones, con muchos deseos de crecer y ser auténticos seres de luz pero la falta de superación de sus problemas, de la rabia contenida y del rencor que tienen guardado en el fondo de su corazón, los alejan de los auténticos trabajadores de la luz. Por eso es importante sacar esas emociones ocultas aunque las hayas disfrazado.

 Este es un planeta de emociones por lo tanto si estamos aquí es para vivir y sentir esas emociones no para evitarlas u ocultarlas. Todos en un momento de nuestra vida hemos podido sentir envidia, celos, rencor y otras emociones destructivas. Lo malo no es sentirlas lo malo es quedarse enganchados en ellas. Si las sentimos y posteriormente las trabajamos sin enmascararlas con otra emoción y las trasmutamos son perfectas porque eso forma parte de nuestra misión, “Sentir emociones y saber manejarlas”.

 Tienes que entender que el guardar rabia y rencor en tu corazón hace que se contamine tu vehículo de luz y eso te aleja de Dios. Por eso es tan importante que perdones, pero cuidado que aquí hay un engaño. La gente dice que perdona pero no olvida. Si perdonas tienes que olvidar, ese es otro de los errores que comete el ser humano. Es peor el daño que te haces con tanta desarmonía que el que te pueda hacer otra persona porque el que te pueden hacer es durante un tiempo limitado, pero la rabia y rencor que sientes, puede estar dentro de ti a lo largo de toda la vida. Una vida de dolor y rabia donde seguramente pasarás el tiempo echándole la culpa de tus males a los demás, sin darte cuenta que eres el único culpable de sentirte un desgraciado. Cuando esto dura mucho tiempo se va convirtiendo en desarmonía para posteriormente dar cabida a una enfermedad.

 Cáncer es una enfermedad de la mente, el cuerpo y el espíritu. Una más activa y positiva actitud ayudara a combatir al enfermo de cáncer a convertirse en un sobreviviente. La rabia, la incomprensión y el no perdonar pone al cuerpo en una situación de estrés y en un medio ambiente acido, esto predispone a que los radicales libres estén a sus anchas y si esto ocurre las células se oxidan y mueren. Aprender a tener un espíritu amable y amoroso con una actitud positiva es muy beneficioso para la salud. Hay que aprender a relajarse y disfrutar de la vida.

 ¿Por qué enfermamos? Por muchas razones los humanos utilizamos la enfermedad como medio de aprendizaje. Puede ser por:

Estrés, por estar continuamente en desarmonía ya sea por disgustos continuos, rabia, celos, ira, etc. para obligarse a aprender y progresar.
Por autocompasión y para ganarse la compasión y amor de los demás.
Para averiguar algo acerca de la responsabilidad personal.
Para conseguir el cariño y las atenciones de otras personas.
Como ayuda para enseñar a otros.
Para purificar el organismo de las toxinas acumuladas a lo largo del tiempo.
Por falta de amor hacia nosotros.
Como vía para llegar a una transición a la cual llamamos muerte.

Los motivos de cada persona son exclusivos y la responsabilidad del sanador, en parte, estriba en ayudarle a descubrir las pautas que han desencadenado ese desequilibrio físico. Desde luego nunca se puede sanar completamente un enfermo sin un requisito básico “Amarse y querer sanarse”.

 El cuerpo humano posee una capacidad natural para mantener una condición interna estable y equilibrada dentro de ciertos límites o parámetros. Es la mente humana la que hace que enferme una maquina tan perfecta. Los médicos no naturistas tienen que aprender a ver al ser humano como un todo (parte física, magnética, eléctrica, mental y espiritual) y no solo como una materia física porque en general, si no se tiene en cuenta el todo y se quiere curar dando medicinas exclusivamente, solo conseguiremos poner parches a la enfermedad pero no van a la raíz del problema. 

Cuando un paciente viene a una consulta médica solo te indica donde le duele pero tenemos que saber que si hay una enfermedad es porque hay algo en la vida del paciente que está en desarmonía. 

Sanando esa parte emocional enferma se sanará el cuerpo físico. También tenemos que tener en cuenta el karma personal de la persona. Hay personas que nunca han fumado, son naturistas y sin embargo enferman de cáncer de bronquios. Las personas que tienen a su alrededor se preguntan, ¿cómo es posible un hombre que ha llevado una vida tan saludable enferme de cáncer? Seguramente su karma era que tuviera esa enfermedad. Tal vez en otra vida ha debido maltratar su cuerpo y ahora en la presente está pagando las consecuencias, o también puede ser que tenía que pasar por esa experiencia. A veces no es como castigo sino que simplemente llegó su tiempo y eligió esta enfermedad para que los que están en su entorno aprendan una o varias lecciones.

miércoles, 20 de junio de 2018

EL PODER DEL KARMA

La verdad y la fuerza impulsora que hay tras la reencarnación es lo que recibe el nombre de karma. 

El karma es más acertado concebirlo como la ley infalible de causalidad que rige el universo. La palabra karma significa literalmente «acción, acto», y designa tanto el poder latente que hay en las acciones como las consecuencias que se derivan de nuestros actos.

 En términos sencillos, ¿qué significa el karma? Significa que todo lo que hacemos, con el cuerpo, el habla o la mente, tiene su resultado correspondiente. Toda acción, aun la más insignificante, está preñada de consecuencias. Dicen los maestros que incluso un poco de veneno puede causar la muerte, y que incluso una semilla minúscula puede convertirse en un árbol enorme. Y otro dijo: «No descuides las acciones negativas sólo porque son pequeñas; por pequeña que sea una chispa, puede incendiar un pajar grande como una montaña». Y también: «No descuides las buenas acciones pequeñas creyendo que no aportan ningún beneficio; incluso las menores gotas de agua acaban llenando un recipiente enorme». 

El karma no se deteriora como las cosas externas ni se vuelve jamás inoperante. No puede ser destruido «por el tiempo, el fuego ni el agua». Su poder no desaparece nunca, hasta que madura. Aunque quizá las consecuencias de nuestras acciones no hayan madurado aún, lo harán inevitablemente cuando se den las condiciones adecuadas. Por lo general, tendemos a olvidarnos de lo que hacemos, y las consecuencias no nos dan alcance hasta mucho después, cuando ya no somos capaces de relacionarlas con sus causas. 

 Los resultados de nuestras acciones suelen presentarse tarde, incluso en vidas futuras; no podemos atribuirles una causa, porque cualquier acontecimiento puede ser una combinación complejísima de muchos karmas que han madurado juntos. Así, tendemos a suponer que las cosas nos ocurren «por casualidad», y cuando todo va bien lo achacamos a la «buena suerte». Sin embargo, ¿qué otra cosa, si no el karma, permite explicar de un modo satisfactorio las pronunciadas y extraordinarias diferencias que hay entre nosotros? Aunque hayamos nacido en el mismo país o en la misma familia, o en circunstancias semejantes, todos tenemos un carácter distinto, nos suceden cosas completamente distintas, tenemos distintos talentos, inclinaciones y destinos.

Dijo un maestro: «Lo que eres es lo que has sido, lo que serás es lo que haces ahora». Otro aún fue más lejos: «Si quieres conocer tu vida pasada, contempla tu estado presente; si quieres conocer tu vida futura, contempla tus acciones presentes».

 La clase de nacimiento que tendremos en la próxima vida viene determinado, pues, por la naturaleza de nuestras acciones en ésta. Y es importante no olvidar nunca que el efecto de nuestras acciones depende por completo de la intención o motivación a que responden, y no de su envergadura.

 Así pues, es nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que determina el fruto de nuestros actos. Todo la dicha que hay en este mundo, toda proviene de desear que los demás sean felices; y todo el sufrimiento que hay en este mundo, todo proviene de desear ser feliz yo.

 Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible, cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos directamente a nosotros mismos, y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a nosotros mismos felicidad futura. 


 El karma, pues, no es fatalismo ni predestinación. Karma es nuestra capacidad de crear y cambiar. Es creativo, porque podemos determinar cómo y por qué actuamos. Podemos cambiar. El futuro está en nuestras manos, y en manos de nuestro corazón. 

 ”El karma lo crea todo, como un artista,   
el karma compone, como un bailarín.” 

Dado que todo es impermanente, fluido e interdependiente, nuestra forma de obrar y pensar modifica inevitablemente el futuro. No hay ninguna situación, por desesperada o terrible que parezca, como una enfermedad mortal, por ejemplo, que no se pueda utilizar para evolucionar. Y no hay ningún crimen ni crueldad que el arrepentimiento sincero y la auténtica práctica espiritual no puedan purificar.

Se dice que  «la acción negativa tiene una buena cualidad: puede redimirse». De modo que siempre hay esperanza. Aun los asesinos y los criminales más empedernidos pueden cambiar y vencer el condicionamiento que los condujo a sus crímenes. Si la utilizamos hábilmente y con sabiduría, nuestra condición actual puede servirnos de inspiración para liberarnos de las cadenas del sufrimiento.

 Cualquier cosa que nos esté ocurriendo ahora es reflejo de nuestro karma pasado. Si sabemos eso, si lo sabemos realmente, cuando nos acosan el sufrimiento y las dificultades no los con- sideramos un fracaso o un desastre especial, ni concebimos en modo alguno el sufrimiento como un castigo. Tampoco nos acusamos ni nos dejamos llevar por el odio hacia nosotros mismos. Vemos el dolor que estamos experimentando como el cumplimiento de los efectos, los frutos, de un karma pasado. 

Los tibetanos dicen que el sufrimiento es «una escoba que barre todo nuestro karma negativo». Incluso podemos sentirnos agradecidos porque un karma está llegando a su fin. Sabemos que la «buena suerte», un fruto del buen karma, puede acabarse pronto si no la utilizamos bien, y que la «desgracia», resultado del karma negativo, en realidad puede estar ofreciéndonos una mag-  oportunidad de evolucionar.

 ¿Es realmente tan difícil ver el karma en funcionamiento? ¿Acaso no nos basta contemplar nuestra propia vida para ver claramente las consecuencias de algunos de nuestros actos? Cuan-do perjudicamos o herimos a alguien, ¿no se volvió nuestra acción contra nosotros? ¿No nos quedó un recuerdo amargo y negro, y las sombras del autodesprecio? Ese recuerdo y esas sombras son karma. Nuestros hábitos y temores también se deben al karma y son consecuencia de actos, palabras o pensamientos del pasado. Si examinamos nuestras acciones y les pres- tamos verdadera atención, veremos que hay una pauta que se repite en nuestros actos. Cada vez que actuamos de un modo negativo, la consecuencia es dolor y sufrimiento; cada vez que actuamos de un modo positivo, tarde o temprano el resultado es felicidad.

Mucha gente se siente amenazada por la realidad del karma, porque empiezan a darse cuenta de que no pueden escapar a esta ley natural. Hay quienes manifiestan un desprecio absoluto por el karma, pero en su interior albergan profundas dudas sobre su propia negación. Puede que durante el día muestren un osado desdén hacia toda moralidad, una confianza artificial y despreocupada, pero a solas por la noche su mente está con frecuencia sombría y angustiada.

 Nunca debemos olvidar que es por medio de nuestros actos, palabras y pensamientos como tenemos una elección. Y si queremos podemos poner fin al sufrimiento y a las causas del sufrimiento, y contribuir a que despierte en nosotros nuestro verdadero potencial, nuestra naturaleza de luz. Hasta que esta naturaleza de luz no esté completamente despierta y nos veamos liberados de nuestra ignorancia y nos fusionemos con la mente iluminada inmortal, la sucesión de nacimientos y muertes no tendrá fin.  Así pues, nos dicen las enseñanzas, si no asumimos la responsabilidad más amplia posible respecto a nosotros mismos en esta vida, nuestro sufrimiento se prolongará no sólo durante unas cuantas, sino durante miles de vidas.

 Es este grave conocimiento lo que hace pensar que las vidas futuras son más importantes incluso que ésta, puesto que son muchas más las que nos aguardan en el futuro. Esta visión a largo plazo rige la forma de vivir. Si sacrificamos toda la eternidad por esta vida es como si nos gastáramos los ahorros de toda la vida en tomar una copa, prescindiendo neciamente de las consecuencias.

 Pero si observamos la ley del karma y despertamos en nosotros el buen corazón del amor y la compasión, si purificamos nuestro continuo mental y despertamos gradualmente la sabiduría de la naturaleza de nuestra mente, podemos llegar a convertirnos en un ser verdaderamente humano y, en último término, iluminado.

Del “Lbro tibetano de la vida y de la muerte”.

lunes, 18 de junio de 2018

VIAJE AL INTERIOR

Nunca no se está pronto para ello ¿cierto?, hay tantas razones para viajar como lugares a donde ir.  Quizás ni siquiera tenemos que movernos del lugar en que estamos para realizar el viaje de nuestras vidas.  Por ello, hoy hablaremos de lo que significa Viajar para Ganar Espiritualidad.

Se preguntarán como es posible Viajar para Ganar Espiritualidad sin movernos físicamente de un país, de un lugar.  Pues bien, lo cierto es que la Espiritualidad nos permitirá realizar viajes increíbles.  Uno de ellos y me animaría a decir, el viaje más importante de todos, el viaje para ganar espiritualidad en todo nuestro cuerpo y alma, es el viaje interior.

Que es el viaje interior para ganar espiritualidad?

El Viaje Interior, es un viaje para ganar sabiduría, tal como podemos aprender miles de diferentes tipos de inteligencias y disciplinas, es necesario que también empecemos a educar y cultivar nuestra espiritualidad, nuestra esencia del Ser, eso que todos tenemos en el fondo, el alma, en nuestro interior. Es bueno también estudiar e investigar para poder viajar y ganar espiritualidad, todo esto alimentará nuestra alma y nuestro espíritu.

Este tipo de viaje, es un viaje revelador, mágico y doloroso también, cada paso que se avanza en él nos permitirá aprender, reaprender, caer, levantarse, avanzar, ganar y conocerse a sí mismos, de esta forma estarán acumulando sabiduría y siendo más conscientes para poder vivir saludable física, emocional y espiritualmente.

Estás son unas pequeñas recomendaciones para que puedan viajar y ganar espiritualidad.

1. Sean fieles a ustedes mismos.  No vivan pendientes del qué dirán, o de las distintas opiniones de otras personas.  Aprendan a vivir fieles a sus propios pensamientos y emociones, la opinión de ustedes puede no ser la mejor, o la única, pero no por ello deben dejar de perseguir sus sueños y metas.  Dejen de lado sus temores y miedos,la seguridad en ustedes mismos será lo que les dará la mejor experiencia.

2.  Tomen riesgos.  La vida es una sola y es corta.  Cuando quieran acordar han estado toda su vida pensando “ahora no porque puede irme mal”, “ahora no porque quizás no sea el mejor momento”.  Es ahora, es ya, es el momento, tomen el riesgo y Vivan, Vuelen, Crezcan.  Empiecen ahora. Qué lástima sería envejecer sin ver la belleza y la fuerza de sus propios potenciales. No necesitan tener todo resuelto para seguir adelante. Hagan lo mejor que puedan hasta que sepan hacerlo mejor.

3.  Piensen que Pueden.  Todo debe generar una dificultad y esto llevará a generar cambios en ustedes, dentro de ustedes.  Las dificultades, los cambios generan aprendizaje y crecimiento, harán que sus emociones se alimenten, significará que están aprendiendo.  Así que cuando un objetivo parece grande y un plan se ve difícil, empiecen, persistan a través de él por un tiempo. Lentamente irán resolviendo todo lo que se les presente en su camino, todo pueden hacerlo.

4.  Encuentren la Fuerza dentro de ustedes todos los días.  Caerán y encontrarán obstáculos, se equivocarán,, pero siempre deben mantenerse firmes y continuar. Vivimos y aprendemos, somos seres humanos, nadie es perfecto.  Que algo nos salga mal, no quiere decir que hemos perdido.  Respiremos profundamente, y volveremos a empezar.  Muchas veces encontrarán angustia a lo largo del camino, pero eso es un precio pequeño a pagar por momentos inconmensurables de amor y alegría.

 5.  No piensen en lo que podrían tener o lo que hubiera sido.  Todos queremos más o menos la misma cosa en la vida. Queremos ser felices. Podemos encontrarnos en el punto en que pensamos lo felices que eramos cuando niños, o lo felices que pensábamos seríamos cuando fuésemos grandes.  La realidad y la verdad es que la felicidad puede ser encontrada solamente justo dónde estamos ahora. La vida es demasiado corta como para gastarla en guerra consigo mismo. No la desperdicien preocupándose por lo que no es.

Y podríamos seguir enumerando miles de momentos y hechos que hacen que sus vidas sean el ahora, el hoy y no otra cosa.  Los invito a realizar este viaje interno hacia la espiritualidad y descubrir las hermosas personas que son ustedes.

FUENTE:  http://joannaprieto.com/inteligencia-espiritual-viaje-interior-sabiduria/

sábado, 16 de junio de 2018

DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL ESPÍRITU.

La Familia del Empoderamiento es un grupo de almas especialistas que han encarnado en esta Tierra en momentos críticos cuando el ciclo evolutivo llega al máximo y se restringe. Entonces la Evolución se desacelera hasta que el colectivo de la humanidad llegue a un nuevo nivel capaz de soportar el rápido crecimiento. Esta ha sido la tarea de la Familia del E y ella ha cambiado el curso de la historia muchas veces durante la evolución de la Humanidad y la historia de la Tierra. Con más de dos millones de almas en la Tierra en la actualidad, la Familia del E está aquí ahora en mayor número que nunca antes. Muchos están activos, otros están menos activos y algunos de los que ayudan sostienen la energía discretamente. Se los necesita a todos para hacer el siguiente cambio. 

Las herramientas de la Familia del E siempre han sido los Derechos Humanos y cada vez que encarnó como grupo dejó detrás una nueva comprensión de los Derechos Humanos que levantaron las restricciones y permitieron que continuase la evolución. 

El 20 de octubre de 2014, en la Re-Unión de Lightworker en Scottsdale, Arizona, el siguiente documento se colocó en la consciencia colectiva de la humanidad. Esta es la primera declaración de los derechos del espíritu. Declara los derechos del espíritu mientras experimenta una encarnación en forma humana. Al colocarlos en la consciencia colectiva de la humanidad en este momento crítico, comienza un movimiento que florecerá en una nueva perspectiva que permitirá la rápida evolución que tanto se necesita en la Tierra en este momento. 



DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL ESPÍRITU

20 de octubre de 2014.

Nosotros, los espíritus encarnados de la Tierra con el objeto de configurar una existencia mundial más pacífica en un nivel de evolución más elevado  -uno que se base en la integridad y la responsabilidad, asegure la tranquilidad mundial y doméstica, provea para el bien común, promueva el bienestar saludable y alegre y asegure la Bendición de la Libertad para nosotros y para la Posteridad- decretamos y establecemos esta Declaración de los Derechos del Espíritu. Nosotros, los Espíritus Encarnados de Soberanía Divina, sostenemos estas verdades como auto-evidentes.

1 – Todos los espíritus tienen el derecho antes de encarnar para elegir cualquier forma de expresión física para su encarnación, incluyendo sexo, forma del cuerpo, raza, credo, color, discapacidad física, línea étnica o genética.

2 – Luego de encarnar, todos los Espíritus Encarnados tienen el derecho de Libre Albedrío en todas las cosas, incluyendo el camino que elijan seguir y las elecciones que hagan respecto a los cuerpos que habitan.

3 – Todo Espíritu Encarnado tiene el derecho de elegir en cualquier momento su partida y regreso al Hogar sin perjuicio.

4 – Todos los Espíritus Encarnados tiene el derecho de elegir cualquier forma que les  refleje y conecte con el Hogar que incluya, pero no esté limitado, a la ciencia, religión, meditación, cualquier sistema o práctica de creencias. Queda entendido que hay muchos caminos al Hogar y ninguno es exclusivo.

5- Para aceptar por completo su experiencia humana y sobreponerse a los obstáculos que puedan estar bloqueando sus caminhos, todos los Espíritus Encarnados tiene el derecho de pedir inspiración a su Yo Superior, a los Reinos Angélicos, al Reino Animal, a los Elementales o cualquier  otra energía que elijan para que los ayude a re-cordar.

6 – Todos los Espíritus Encarnados tiene el derecho de modificar el guión de su vida tantas veces como lo deseen durante cada encarnación.

7 – Todos los Espíritus Encarnados tiene el mismo derecho a elevarse a su más alta expresión de luz en una encarnación sin que importe dónde comenzaron su travesía.

8 – Todos los Espíritus Encarnados tienen el derecho a evolucionar  al ritmo que elijan, incluyendo dar saltos cuánticos en consciencia, pero sin limitarse a eso.

9 –Todos los Espíritus Encarnados tienen los mismos derechos a experimentar, disfrutar y expresar la abundancia de la Tierra en todas sus formas.

10 – Todos los Espíritus Encarnados tienen el derecho inalienable a la igualdad en todas las áreas y estos son ejercitados al honrar estos valores básicos en su propia vida.

Testimoniado por los que firman abajo, nosotros establecemos en la Consciencia Colectiva esta Declaración de los Derechos del Espíritu.

http://www.paths2empowerment.com/scroll/

Traducción:  Susana Peralta


viernes, 15 de junio de 2018

SABIDURIA DE LA NATURALEZA

La naturaleza se divide en dos partes, la visible y la invisible, pero el ser humano creó otra naturaleza para satisfacer sus pasiones, sus caprichos y especialmente sus personalidades. La verdadera naturaleza es viva, tiene mucho más vida que muchos seres humanos.

Si el hombre estudiara más la naturaleza, sus leyes, sus objetivos, si se consiguiese ver y contactar a los seres que viven en la parte invisible de la naturaleza, ciertamente el planeta y su humanidad estarían en una situación completamente diferente.

Existen inteligencias en la naturaleza que miran por su propio desarrollo.

Ella tiene sus leyes propias, pero esas leyes naturales tienen sus propios administradores y cuidadores, los cuales el ser humano común no puede ver, y entonces niega su existencia. Uno de los puntos negativos en la formación educativa del ser humano es creer sólo en lo que ve con sus ojos físicos, en lo que oye, siente y huele. Sin embargo, tiene que creer en un Dios que no ve, no oye, no siente y no huele; tiene que creer en un cielo y un infierno porque esto es conveniente para ciertos sectores de la sociedad humana.

El hecho de que el ser humano no vea ni oiga o sienta seres de un nivel de inteligencia, muy superior al de él que, en cuerpos hechos de otro tipo de materia y en otra dimensión no pueden ser vistos por los sentidos humanos comunes, no los hace inexistentes.

Por eso, todos necesitan desarrollar sus sentidos místicos, despertarlos para ver, oír y sentir más allá de la materia física más densa y en otras dimensiones. No es difícil, basta tener buena voluntad, fe y encontrar los métodos correctos para el correcto desarrollo espiritual. Las inteligencias que miran por la naturaleza son seres semejantes a vosotros, pero completamente diferentes en sus evoluciones, en sus propósitos y en sus ideales.

En el Oriente, llaman a algunos de estos seres de Devas; que mìran por la parte más sutil de la naturaleza; y de los Espíritus de la naturaleza (gnomos, ondinas, silfos, salamandras; etc) los que miran por la parte más inferior de la naturaleza, más cerca del reino humano.

Sin ellos, las vidas humanas nada serían, sin embargo el hombre creó productos incompatibles que son los plásticos, los químicos, los metales, etc., que están destruyendo la naturaleza, interrumpiendo el equilibrio y la armonía en la evolución de sus especies, cambiando e influenciando los ecosistemas. La aceleración del crecimiento de animales para el sacrificio y la alimentación, está atrayendo hacia el planeta enormes cantidades de “almas-grupos” de animales que no estaban programados para surgir ya en la Tierra física. Esas “almas-grupos” de animales están en una fase primaria de evolución, lo que en relación a ellas mismas es bueno, pero en relación a las almas individualizadas y mucho más evolucionadas en este planeta es perjudicial, provocando un desequilibrio en la armonía de la evolución general del planeta , rebajando el nivel de la vibración colectiva.

El hombre, a su vez, ha estimulado el aumento exagerado de seres humanos reencarnados en la superficie del planeta, y ese aumento de población no se debe a las buenas intenciones de proporcionar oportunidades a las almas más atrasadas, y así generar una aceleración en sus evoluciones, pero sí al estímulo de las pasiones, deseos y vicios, que alteran el valor real de la verdadera vida y provocan grandes desequilibrios.

En esta situación hay dos aspectos, uno positivo y otro negativo. Este aumento exagerado de la población es positivo para las almas más atrasadas que tienen la oportunidad de evolucionar más rápidamente, pero en el aspecto colectivo es negativo, ya que rebaja el nivel vibratorio del planeta porque la mayoría de las almas reencarnadas no alcanzan su iluminación mística. No consigue la liberación de la atracción de la materia más densa, llamada simplemente materia física, y mucho menos la anulación de su karma individual y colectivo. Por eso, las almas más atrasadas irán a otra “escuela planetaria” y allí proseguirán la sublimación y el aprendizaje.

Otro aspecto negativo: el hecho de que el ser humano estimule, por la voluntad de su personalidad, el aumento de la población física en la superficie del planeta, atrajo enormes cantidades de almas de otros sistemas solares y planetarios que todavía están en una fase primitiva de evolución, volviéndose incontrolables dentro de los cuerpos físicos.

La gran cantidad de productos químicos artificiales en la naturaleza desequilibra la “química oculta” del planeta, provocando mutaciones que más tarde provocarán el surgimiento de formas mutantes de especies de vida. Ellos intentarán destruir la organización de la esencia fundamental de la vida, la cual los seres inteligentes de la naturaleza cuidan.

La extracción del petróleo del interior de la Tierra, en demasiadas cantidades, provocará el envejecimiento precoz de la Tierra y de la naturaleza, abreviando el período de vida del planeta y, por lo tanto, disminuyendo el tiempo y las posibilidades para las almas de este gran ciclo evolutivo en la Escuela Tierra.

Cuanto más pequeño es el tiempo para el aprendizaje en esta Escuela Tierra, mayor es el sufrimiento para el alma, que en cada reencarnación tendrá que agotar más karma y aprender con mucha más rapidez, provocando más dificultades y desgastes para cada alma reencarnada.

Vemos así que el ser humano, debido a la conducta indebida y ciega, se está conduciendo hacia el centro de un enorme temporal. Cuando la verdadera naturaleza llega al límite de su desgaste, las “fuerzas principales” actuarán como elementos equilibradores, echando fuera del “sistema planetario” todo lo que vibra en bandas inferiores a aquel nivel alcanzado por la evolución colectiva y natural del planeta. Las fuerzas eliminatorias o de selección, en gran parte están siendo creadas por el propio ser humano.

Es el hombre que eliminará al hombre; no por sed de venganza: la selección siempre será natural.
Las fuerzas que están debajo del “diapasón natural” se autodestruyen de diversas maneras. Los excesos tienden a autodestruirse, el odio destruye el odio, la codicia y el desequilibrio social destruyen los sistemas económicos y políticos. El exceso de población y la tendencia a tener sexo con total falta de amor, basado sólo en deseos y pasiones inferiores, está generando enfermedades hasta aquí desconocidas. El ser humano creó una vida artificial que está destruyendo al propio ser humano.

La naturaleza está colocando a la Escuela Tierra en orden y equilibrio, eliminando todo aquello que sea nocivo para ella y para la evolución de las vidas inteligentes en este planeta. El planeta está en el umbral de una gran transformación en el sentido de la vida en la Tierra. Cuando una trayectoria no está siendo seguida, grandes fuerzas surgen para corregir aquello que se ha desviado de su ruta original. La vida en el mundo físico está en una ruta completamente diferente de la original; si persiste en esa trayectoria, va a chocar y autodestruirse. Por eso, las inteligencias activas y conscientes de este planeta están modificando la ruta de colisión para volver al “Plan Original”, ayudadas por inteligencias activas conscientes de otros Sistemas Solares.

Debéis buscar dentro de vosotros los instrumentos naturales para corregir la trayectoria de vuestras vidas humanas y volver a vuestra “Ruta Original” -el camino de vuestra iluminación mística-, y a vuestro “doctorado” en esta Escuela Tierra, a vuestra liberación final.


domingo, 10 de junio de 2018

QUIÉN ERES? QUE EDAD TIENES?




KRYON.
.......

Esto va a sonar fantástico, increíble, si no lo has oído anteriormente. ¿Qué edad tiene tu alma? Tu alma es única. Esta alma que tienes tiene en realidad un nombre energético. Cuando no estás aquí, extrañamente ese nombre está asociado con la luz y la música: vibración. ¿Puedes imaginar un lugar donde la luz y la música sean la misma vibración, donde puedes oír la luz, donde las sonoridades de la mejor presentación musical pueden mostrarse en luz que puedes oír? ¿Puedes imaginar ver tu nombre en esa luz por dondequiera que vas? Ese eres tú, del otro lado del velo, oh, querido ser humano.

La humanidad por sí misma es temporaria. Tu alma es para siempre: siempre ha sido, siempre será, y es lo que está dentro de ti ahora. Regresemos.

Me gustaría contarte algo. Antes de que esta Tierra se enfriara, estabas en otro lugar, resolviendo este mismo rompecabezas. Eres un alma muy antigua. Le hablo a quienes están sentados frente a mí en este lugar. Algunos de ustedes lo sienten intuitivamente, otros no. Pero les diré esto: esta experiencia de aprendizaje de energía diferente ha sido hecha antes - por ustedes.

La galaxia es bastante antigua; la Tierra es bastante joven. Tu alma estaba en esta galaxia, haciendo este tipo de cosas en un cuerpo parecido al que tienes ahora, hace millones de años. ¡Millones! Eso es lo que haces.

Algunos han dicho: "Kryon, ¿por qué estás tan enamorado de la humanidad?" Estoy enamorado de las almas que en este momento se llaman humanas, porque veo las cosas profundas que ya han hecho, en otros lugares, en otros planetas, en esta galaxia. Déjenme decirles algo: aún antes de que se enfriara esta Tierra, había una proyección con libre albedrío. La humanidad en este planeta podría hacer una elección para cambiar la luz. ¿Cuál era la profecía, cuando ustedes nacieron? El fin, ciertamente. Una guerra mundial, ciertamente. Estaban en camino para hacer lo que habían hecho otras cuatro civilizaciones en este planeta, en otros planetas. Una autodestrucción casi total y un nuevo comienzo desde cero; esa era su profecía. Incluso en sus lugares sagrados, en las construcciones a las que acudían a orar, se hablaba de las escrituras que decían que era el fin, ya saben. Todo cambiará, ya saben. Hasta ellos lo tenían. Miren sus películas actuales, ellas lo muestran. 

Nadie esperaba que ustedes estuvieran aquí en 2018. Ustedes no tienen una profecía; no hay escrituras que hablen de nada después del año 2000 ¡y mucho menos después de 2012! ¿Se dan cuenta de eso? ¡No hay profecía sobre ustedes ahora! Excepto una: se la dieron los Mayas. Y los indígenas de todo el planeta lo vieron en las estrellas. Se dieron cuenta de que la precesión de los equinoccios sería el fin del comienzo del planeta, y ustedes se encaminaban a eso.

Ahora déjame preguntarte, alma antigua, antigua, antigua: si este planeta iba a dar vuelta las cosas y este planeta iba a entrar en la luz, habría una reunión en el cielo de almas desde toda la galaxia, que dirían "'¡Este planeta de libre albedrío llamado Tierra va a lograrlo! ¿Quién quiere estar allí?" (se ríe). Y los que levantaron la mano dijeron: "Yo iré, porque ya lo hice antes. Ya sé qué esperar. Suprimiré el miedo. Eliminaré todas esas cosas que como humano no comprenda, y dentro de mí, esotéricamente, sabré que soy parte de un Cambio de la Luz que solo ha sucedido unas pocas veces en la galaxia y la historia del Universo. Porque soy especialista en la luz." Eso son ustedes, cada uno en esas sillas. No están aquí solo con propósito; están aquí porque levantaron la mano, porque son especialistas, y estas son las cosas que van a empezar a ocurrirles. Cómo extender su vida, eso les contaré esta noche. 

¿Cómo me puedo limpiar, para poder ser un ejemplo y mostrar más luz? ¿Cómo envío luz a los lugares difíciles? ¿Cómo luego cambio el planeta, sencillamente desde mi casa? Porque ya lo han hecho antes. No están aquí solo con propósito: están aquí por designio. Y algunos dirán: "No lo sé, Kryon; me gustan las palabras, pero ciertamente no me siento así." Déjenme decirles, queridos, sentirlo así está justo sobre su regazo, o sea, es su opción sentirlo así o no.  

Ponerse de pie en la luz en lugar de en la oscuridad; hablaremos de eso. Hemos hablado de eso, y de cómo se ven a sí mismos, y los hábitos que tienen; discutiremos eso un poco más tarde. Queridos, pueden cambiar su entorno, cómo son percibidos, cómo piensan sobre las cosas, cómo su cuerpo reacciona ante las cosas, cómo les gustaría a algunos mirar a las enfermedades a la cara y reírse, porque ya no pueden estar ahí. Porque van a empezar a elevar su vibración más alto que lo que hayan tenido jamás. Estoy hablándole a tres personas en este salón; ¿me están oyendo? Para eso vinieron a sentarse aquí: para que yo les hablara. Para decirles que Dios conoce su nombre en luz; no están aquí para sufrir.

Alma antigua, quiero que te sientes y te sientas cómoda de saber que eres mucho más antigua que el planeta, y que mereces estar aquí. Y que hay trabajo por hacer, que se te empieza a ocurrir, y ese trabajo está dentro de ti. La luz atrae a la luz; ya lo hemos dicho antes. La luz ahuyenta a la oscuridad; ya se lo dijimos. Estas son metáforas; pero son realmente verdaderas. El ser humano que se para con la oscuridad a su alrededor, no atrae nada más que oscuridad. El ser humano que sale del agujero de la oscuridad y empieza a pedir luz, recibirá luz. ¡Esa es la promesa! Y empezarán a verlo y creerlo por cómo se sienten y por lo que pasa con su cuerpo. Son eternos, realmente lo son. Su alma continuará mucho tiempo después de haberse ido como ser humano, tal vez esperando el próximo planeta de libre albedrío. Dicho sea de paso, está allí esperando. Eso es lo que ustedes hacen.

Pero esta época ahora, durante este Cambio, es la más excitante; ir de la vieja energía a la nueva energía es incómodo, porque tienes un manto con que naciste, que es oscuro. Ese manto se está desprendiendo y descartando, hasta que puedas completar el círculo en la Luz igual que lo hiciste antes. Esto es quien tú eres. ¿Estás aquí a propósito? Con todo lo que está sucediendo en el planeta, ¡oh, sí!

Cierro con esto: te desafío. Anda, ve y mira las noticias. Anda, mira algo muy, muy dramático, y el anunciador lo hará aún peor (se ríe). Te desafío a que sonrías, y te rías, y digas, "Sí, ya vi esto antes. Solo esperen, solo esperen." Porque en algún nivel tienes todo el conocimiento, porque lo hiciste antes, has estado allí antes. Es como ver a los niños, desorientados, sin saber qué pasará después, y ustedes sí saben. Párense erguidos, en la luz, queridos seres humanos. Porque por eso han nacido en esta época, para estar aquí ahora.

"Oh, Kryon mira la edad que tengo." (se ríe). Vamos a hablar de la edad que tienes, un poco más tarde. Esto es suficiente por ahora. Realmente sé quién está aquí, y es por eso que estoy tan enamorado de todos ustedes, porque realmente sé lo que han hecho, Habrá pocos en esta plataforma o cualquier otra en esta Tierra que sepan quiénes realmente han sido ustedes. Oh, yo soy Kryon del Servicio Magnético: realmente sé quiénes son.

Y así es.

Kryon


Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro
www.traduccionesparaelcamino.blogspot.com.ar
Canalización de Kryon por Lee Carroll
Montreal, Quebec, Canadá, 7 de Abril de 2018

sábado, 9 de junio de 2018

PREPÁRATE PARA MORIR

Es muy triste que la mayoría sólo empecemos a apreciar la vida cuando estamos a punto de morir. 

Quienes creen que disponen de mucho tiempo sólo se preparan en el momento de la muerte. Entonces los desgarra el arrepentimiento. Pero, ¿no es ya demasiado tarde?. 

¿Qué observación sobre el mundo moderno podría ser más escalofriante que la de que casi todos mueren sin estar preparados para la muerte, tal como han vivido sin estar preparados para la vida? 
Podemos utilizar nuestra vida para prepararnos para la muerte. No tenemos que esperar a que la dolorosa muerte de un ser querido o la conmoción de una enfermedad terminal nos obliguen a examinar nuestra vida. 

Tampoco estamos condenados a ir a la muerte con las manos vacías, al encuentro de lo desconocido. Podemos empezar aquí y ahora a encontrarle un sentido a nuestra vida. Podemos hacer de cada instante una oportunidad de cambiar y prepararnos, de todo corazón, con precisión y serenidad, para la muerte y la eternidad.

 La vida y la muerte se perciben como  un todo único, en el cual la muerte es el comienzo de otro capítulo de la vida. La muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida.

Si nos negamos a aceptar la muerte ahora, cuando aún estamos vivos, lo pagaremos muy caro durante toda nuestra vida, en el momento de la muerte y después de ella. Los efectos de tal negativa repercutirán sobre esta vida y sobre todas las vidas por venir. No podremos vivir plenamente; quedaremos aprisionados justamente en aquel aspecto de nosotros mismos que debe morir. Esta ignorancia nos robará la base del viaje hacia la Iluminación y nos mantendrá atrapados eternamente en el reino de la ilusión, el ciclo incontrolado del nacimiento y la muerte, ese océano de sufrimiento que los budistas denominan samsara.

 Sin embargo, el mensaje fundamental de las enseñanzas budistas es que, si estamos preparados, existe una enorme esperanza, tanto en la vida como en la muerte. Las enseñanzas nos revelan la posibilidad de una libertad asombrosa y en último término ilimitada por la que podemos empezar a trabajar ahora mismo, en la vida; una libertad que nos permitirá también elegir nuestra muerte y, por ello, elegir nuestro nacimiento. Para la persona que se ha preparado y ha practicado, la muerte llega no como una derrota, sino como un triunfo, el momento más glorioso que corona toda la vida.

Para empezar a privar a la muerte de su mayor ventaja sobre nosotros, adoptemos una actitud del todo opuesta a la común; privemos a la muerte de su extrañeza, frecuentémosla, acostumbrémonos a ella; no tengamos nada más presente en nuestros pensamientos que la muerte.  No sabemos dónde nos espera la muerte: así pues, esperémosla en todas partes. Practicar la muerte es practicar la libertad. El hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclava. 

Cuanto más tardamos en afrontar la muerte, cuanto más la borramos de nuestros pensamientos, mayores son el miedo y la inseguridad que se acumulan para acosarnos. Cuanto más intentamos huir de ese miedo, más monstruoso se vuelve.

 La muerte es, en efecto, un enorme misterio, pero de ella se pueden decir dos cosas: es absolutamente cierto que moriremos, y es incierto cuándo y cómo moriremos. La única certeza que tenemos, pues, es esta incertidumbre sobre la hora, la cual nos sirve de excusa para postergar el afrontar la muerte directamente. Somos como niños que se tapan los ojos jugando al escondite y se figuran que nadie puede verlos.
 ¿Por qué vivimos en tal terror a la muerte? Porque nuestro deseo instintivo es vivir y seguir viviendo, y la muerte es el cruel fin de todo lo que consideramos familiar. Tenemos la sensación de que, cuando llegue, nos veremos sumergidos en algo del todo desconocido, o que nos convertiremos en alguien completamente distinto. Imaginamos que nos encontraremos perdidos y confusos, en un ambiente extraño y aterrador. Nos imaginamos que será algo así como despertar en medio de una tormenta de ansiedad, solos en un país extranjero, sin conocer el territorio ni el idioma, sin dinero, sin conocer a nadie, sin pasaporte, sin amigos...

 Quizá la razón más profunda de que temamos a la muerte es que ignoramos quiénes somos. Creemos en una identidad personal, única e independiente, pero, si nos atrevemos a examinarla, comprobamos que esta identidad depende por completo de una interminable colección de cosas que la sostienen: nuestro nombre, nuestra «biografía», nuestras parejas y familiares, el hogar, los amigos, las tarjetas de crédito... Es de este frágil y efímero sostén de lo que depende nuestra seguridad. Así que, cuando se nos quite todo eso, ¿tendremos idea de quiénes somos en realidad?

Cuando muramos lo dejaremos todo atrás, sobre todo este cuerpo al que tanto hemos apreciado, en el que tan ciegamente hemos confiado y al que con tantos esfuerzos hemos procurado mantener vivo.

En el momento de la muerte vivimos la total separación de nuestro verdadero yo inmortal de su casa temporal, es decir, del cuerpo físico. Este yo inmortal es llamado también alma o entidad. Si nos expresamos simbólicamente, podríamos comparar este yo, liberado del cuerpo terrestre, con la mariposa que ha abandona el capullo de seda. Desde el momento en que dejamos nuestro cuerpo físico nos damos cuenta de que no sentimos ya ni pánico ni miedo ni ansiedad. Nos percibimos a nosotros mismos como una entidad física integral. Siempre tenemos conciencia del lugar de la muerte, ya se trate de la habitación donde transcurrió la enfermedad, de nuestro propio dormitorio en el que tuvimos el infarto o del lugar del accidente de automóvil o avión. Reconocemos muy claramente a las personas que forman parte de un equipo de reanimación o de un grupo que intenta sacar los restos de un cuerpo del coche accidentado. Estamos capacitados para mirar todo esto a una distancia de metros sin que nuestro estado mental esté verdaderamente implicado. 

Cada vez se piensa más  en lo hueca y fútil que puede ser la vida cuando se funda en una falsa creencia sobre la continuidad y la permanencia. Cuando vivimos así, nos convertimos en inconscientes cadáveres vivientes.

 La mayoría vivimos según un plan preestablecido. Pasamos la juventud educándonos. Luego buscamos un trabajo, conocemos a alguien, nos casamos y tenemos hijos. Compramos una casa, procuramos que nuestro negocio tenga éxito, intentamos realizar sueños, como tener una casa de campo o un segundo automóvil. Nos vamos de vacaciones con nuestras amistades. Hacemos proyectos para la jubilación. Los mayores dilemas que algunos de nosotros hemos de enfrentar son dónde pasar las próximas vacaciones o a quién invitar por Navidad. Nuestra vida es monótona, mezquina y repetitiva, desperdiciada en la persecución de lo banal, porque al parecer no conocemos nada mejor.

 El ritmo de nuestra vida es tan acelerado que lo último en que se nos ocurriría pensar es en la muerte. Sofocamos nuestro miedo secreto a la impermanencia rodeándonos de más y más bienes, de más y más cosas, de más y más comodidades, hasta que nos vemos convertidos en sus esclavos. Necesitamos todo nuestro tiempo y toda nuestra energía simplemente para mantenerlos. Nuestra única finalidad en la vida pronto se convierte en conservarlo todo tan seguro y a salvo como sea posible. Cuando se produce algún cambio, buscamos el remedio más rápido, alguna solución ingeniosa y provisional. Y así, a la deriva, va pasando nuestra vida hasta que una enfermedad grave u otra calamidad nos saca de nuestro estupor.

 No es que dediquemos mucho tiempo ni mucha reflexión a esta vida, tampoco. Piense en esas personas que trabajan durante años y luego tienen que retirarse, sólo para descubrir que no saben qué hacer con su vida a medida que envejecen y se acerca la muerte. Aunque mucho hablamos de ser prácticos, esto  significa ser miopes, muchas veces necia o egoístamente. Nuestra miope concentración en esta vida, y sólo en esta vida, es el gran engaño, el origen del sombrío y destructivo materialismo del mundo moderno. No se habla de la muerte ni se habla de la vida tras la muerte porque se hace creer a la gente que hablar de estas cosas sólo sirve para estorbar nuestro «progreso» en el mundo.

 Sin embargo, si nuestro deseo más profundo es vivir y seguir viviendo, ¿por qué insistimos ciegamente en que la muerte es el fin? ¿Por qué no intentamos al menos explorar la posibilidad de que exista una vida más allá? ¿Por qué, si somos tan pragmáticos como pretendemos, no empezamos a preguntarnos seriamente dónde está nuestro futuro real? Después de todo, solo algunos  viven  más de cien años. Y después de eso se extiende toda la eternidad, sin ser tenida en cuenta. 
Un importante maestro del siglo XII, Drakpa Gyaltsen, dijo: «Los seres humanos se pasan la vida entera preparando, preparando, preparando... y llegan a la próxima vida sin estar preparados». 
Quizá los únicos que de veras comprenden cuan preciosa es la vida son aquellos que conocen su fragilidad. Sólo hay  un mensaje que dar: que nos tomemos la vida y la muerte, en serio.

 Que nos tomemos la vida en serio no quiere decir que debamos pasarla toda meditando. En el mundo moderno hemos de trabajar y ganarnos la vida, pero no debemos enredarnos en una existencia  sin prestar ninguna consideración al sentido profundo de la vida. Nuestra tarea consiste en encontrar un equilibrio, encontrar el camino del medio, aprender a no volcarnos en preocupaciones y actividades, sino a simplificar nuestra vida cada vez más. La clave para encontrar un equilibrio feliz en la vida moderna es la sencillez.

 Esrte es el verdadero sentido de la palabra disciplina. Así pues, la disciplina consiste en hacer lo que es justo o apropiado; es decir, en una época excesivamente complicada, simplificar nuestra vida.
 De allí surge la paz mental: tendrá usted más tiempo para dedicarse a las cosas del espíritu y al conocimiento que sólo la verdad espiritual puede proporcionar, y que le ayudará a afrontar la muerte.

Todos somos enviados a la Tierra para descubrir y aprender ciertas cosas. Por ejemplo, a compartir más amor, a tratarnos con más amor los unos a los otros. A descubrir que lo más importante son las relaciones humanas y el amor, y no las cosas materiales. Y a darnos cuenta de que hasta la última cosa que uno hace en su vida queda registrada, y que, aunque uno no piense en ella y la deje de lado, siempre acaba surgiendo más tarde.  

Lo que hayamos hecho con nuestras vidas es lo que somos cuando morimos. Y cuenta todo, absolutamente todo.

Una de las principales razones por las que tanto nos cuesta y tanta angustia nos produce afrontar la muerte es que ignoramos la verdad de la impermanencia. Tan desesperadamente deseamos que todo siga como está que hemos de creer que las cosas siempre continuarán igual. Pero eso sólo es una ficción. 

En el momento del nacimiento cada uno de nosotros ha recibido la chispa divina que procede de la fuente divina. Esto quiere decir que llevamos una parte de este origen, y gracias a ello nos sabemos inmortales.

 Mucha gente empieza a comprender que el cuerpo físico no es más que una casa, un templo, como nosotros solemos llamarle, el «capullo de seda» en el que vivimos durante un cierto tiempo hasta la transición que llamamos muerte. Cuando llega la muerte abandonamos el capullo de seda y somos libres como una mariposa. 

Cuando se reflexiona sobre la definición de la muerte, muy pronto se comprende que nos referimos únicamente al cuerpo físico, como si el hombre sólo fuera esa envoltura. 

El hombre existe sobre el planeta Tierra desde hace 47 millones de años. Y en su forma actual, con su dimensión divina, desde hace 7 millones de años. Cada día los hombre mueren por todas parte. Y nuestra sociedad, sin embargo, no ha realizado ningún esfuerzo para estudiar la muerte y llegar a una definición actualizada y universal de la muerte humana, mientras que ha triunfado enviando hombres a la luna y logrando igualmente que regresaran sanos y salvos. ¿No resulta extraño?.


jueves, 7 de junio de 2018

ACTUANDO COMO DIVINOS SIENDO HUMANOS

Maestro ENOCH.

Cuando se entra al mundo espiritual es como si se entrara en otra dimisión. Muchas cosas en tu vida cambian. Quizás lo más constante son los cambios que hay y eso no gusta. El ser humano es un ser de costumbres y en cuanto vienen grandes cambios parece que el suelo se hunde bajo tus pies. Ante esto lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar, no poner resistencia, sacar la fe y pensar que cualquier cambio es para mejor. Cuanta más resistencia pones más dolor. Esa es la clave, dejarse ir. Esto no quiere decir que no trabajes para mejorar cualquier situación que la vida ponga en tu camino, pero si un cambio se tiene que dar, no opongas resistencia. Los cambios serán más fáciles y rápidos.

 Equilibrar en la vida diaria el mundo espiritual y humano no es fácil. La energía del planeta es muy densa y cuando se llega aquí, se pierde la memoria de lo que somos y a que hemos venido, pero cuando empiezas a preguntarte; ¿Quién soy, cuál es mi misión, a que he venido?, es cuando ya estás preparado para empezar a crecer porque es cuando se van cayendo los velos de la amnesia. En ese momento se empieza a recorrer un camino muy duro donde pasarás por etapas más humanas que divinas o al contrario. En todo momento debes buscar el equilibrio de estos dos polos, “El humano y el Divino”, esa es la parte más dura, el equilibrar las dos energías.

 Si te dejas llevar por la parte divina cometes un error porque no te olvides que tú quisiste venir a sentir todos los sentimientos de los humanos aunque sean negativos como el odio, la envidia o los celos. Lo malo no es sentirlos, lo malo es quedarte enganchados en ellos y enquistártelos.

Hay gente que se engaña a ellos mismos y se niegan a ver que dentro de su corazón aun existe la rabia, hacia alguien que le ha hecho daño. Al no reconocerlo no podrán eliminarlo. Esto es como el caso de los alcohólicos, que el primer pasó para salir de la dependencia es reconocerse que son alcohólicos. Con las emociones negativas ocurre lo mismo primero reconocerlas, luego aceptarlas y finalmente trabajar con ellas.

 Una de las pruebas por las que tenemos que pasar es superar los egos espirituales y mucha gente que ha superado muchas pruebas no puede con esta. Muchos se quedan en el camino. Los egos espirituales son los más engañosos porque con el tiempo te crees todas tus mentiras o tus fantasías y eres incapaz de saber dónde empieza la verdad y donde acaba la mentira. Se confunde el saber mucho, haber estudiado y hecho cursos con un ser espiritual. Ese es un gran error que se comete diariamente. El ser más espiritual de este mundo puede ser analfabeto, pero puede tener una vibración muy alta por servicios y trabajos hechos en esta u otras vidas. Sin embargo nos dejamos llevar por alguien que nos deslumbra con su palabrería. ¡Cuidado!, que en el mundo espiritual hay muchas mentiras, muchos lobos con piel de cordero dispuestos a aprovecharse del primer crédulo que pasa por su camino.

 Muchas personas que entran al camino espiritual se sienten deslumbradas y poco a poco van perdiendo la noción de la realidad. Yo le llamo a esto “sentirse colgadas” y realmente lo están porque se olvidan de lo más importante. A lo que han venido aquí es a vivir y sentir todas las experiencias que le ofrece la vida y a aprender a manejar las distintas experiencias por las que pasa el ser humano.

 A algunos no les gusta su vida diaria y se crean otra realidad paralela. Una realidad en la que meten en el mismo saco a extraterrestres, Ángeles, Maestros Espirituales y una serie de personajes que les ayuda a crearse una aureola de “gente especial”.

Poco a poco se van poniendo la máscara de hombre o mujer espiritual y van por la vida con esa etiqueta. La llevan tan bien puesta que en cuanto intentas quitársela no te lo perdonan y se vuelven contra quien osa tamaña ofensa. Confunde las circunstancias exteriores con el trabajo personal interior diario y así pueden ir toda su vida estando confundidos y lo peor, sin capacidad de cambio porque ellos mismos al final se creen todas sus mentiras. No sería tan malo si se creen espirituales y actúan en su vida diaria como tal. Al fin y al cabo todos formamos parte de esta tragicomedia que es la vida, y el personaje que escojamos es nuestra elección. Pero estas personas normalmente lo que hacen es actuar exteriormente como gente espiritual pero en el momento que le tocas sus egos se revuelven y se olvidan de lo que han estado presumiendo minutos antes y pueden llegar a ser los seres más crueles del mundo y además utilizan para su propio beneficio los cocimientos que tienen de metafísica.

 Esto se nota mucho en reuniones espirituales  donde hay mucha gente. Normalmente van en grupo y unos a otros se apoyan, pero también van gentes solas que buscan unirse a otras. Sin embargo, lo que se escuchaba minutos antes de unificación y de que todos somos uno, a la hora de la verdad no se demuestra y en ningún momento se acercan a la persona que está sola para facilitarles el proceso de integración al grupo ni le dan la bienvenida. Si esa persona se atreve a ser ella quien se acerque, en general la hacen sentir fuera de lugar. Hemos dejado de pertenecer a una iglesia para crear otra y no es ese el camino a seguir. 

Si todos sabemos la teórica ¿por qué no lo ponemos en práctica? Cuando vamos a un lugar donde, teóricamente, todos somos trabajadores de luz, tendríamos que comportarnos como UNO, ayudarnos mutuamente y hacer que nadie se sienta extraño. Mientras no seamos capaces de dejar nuestras personalidades aparte y comportarnos como lo que somos, UNO de una misma familia de luz, no podremos crear un mundo mejor. Todo se quedará en la teoría y ya es el momento de poner en práctica lo aprendido.

 En este momento hay muchas personas que saben mucho sobre metafísica, temas espirituales y extraterrestres que creen que con eso ya tienen la verdad absoluta. Creen que lo saben todo sin darse cuenta que el universo está en movimiento constantemente y nada es inmóvil, por lo tanto lo que creen ser su verdad en este momento quizás no lo es dentro de un año. Nadie debería sentirse superior ni que lo sabe todo porque no es así. Todos tenemos un trozo de la tarta de la verdad pero nadie tiene la tarta entera. Si esto se tuviera presente constantemente no iríamos con esos egos que vamos a veces creyendo que solo nosotros tenemos la verdad- Creo que en alguna ocasión unos y otros lo hemos hecho.

Si alguien se pone la máscara de “ser espiritual” tiene que ser coherente y no ir con esa máscara y luego en su vida privada ser un aprovechado hipócrita y sin amor a sus semejantes.

Gracias a Dios en este momento se están descubriendo muchos falsos profetas o lo que es lo mismo mucha gente que va de espirituales y que lo único que quieren es aprovecharse de la gente inocente y buena que hay. Tienes todo el derecho del mundo a escoger el papel que quieres representar en esta vida pero hazlo con honestidad, trasparencia y amor. Si no es así no escojas este mundo porque ya ha llegado el momento de descubrir a los lobos con piel de cordero.

 Un ser espiritual auténtico tiene que ser trasparente como un diamante. De hecho se compara el mundo espiritual con el proceso que tiene que pasar el diamante. Pasa de ser un carbón hasta convertirse en un hermoso cristal brillante y muy valioso. El ser humano también pasa por ese proceso pero no lo podrá superar si no se quita las máscaras y actúa con autenticidad. 

Si en cada experiencia que la vida nos brinda actuamos solo como simples humanos no seremos capaces de descorrer los velos de la amnesia, no podremos conectar con nuestro Yo Superior y todas nuestras actuaciones estarán marcadas por nuestra parte animal. A la hora de escoger lo correcto debemos escuchar nuestro corazón y pararnos a pensar si es eso lo que realmente deseamos porque ya es el momento de la unión entre mente y corazón. Cualquier ser humano tiene derecho a escoger el momento oportuno de despertar espiritualmente pero lo que no se puede es decir que eres espiritual y no comportarte como tal. A la larga él mismo se descubre.

 Si solo nos comportamos como simples humanos estamos dejando una parte muy importante de nosotros en el camino y en estos momentos tan difíciles para la raza humana el apoyarnos en nuestra parte divina es muy importante y trascendental. 

La oportunidad que se le ha dado a la raza humana de transcender todos los errores cometidos en todas nuestras vidas en esta es única y debemos aprovecharla. Tenemos todo a nuestro favor para poderlo hacer. Jamás en la historia de la humanidad ha pasada nada parecido.

Tenemos mucha gente que ha despertado y está facilitando el camino a los que están dispuestos al gran cambio. También están en este plano Maestros espirituales que se hacen pasar por simples humanos pero no lo son. Tenemos infinidad de ayudas y solo se nos pide que digamos ¡PADRE SI QUIERO! e inmediatamente se pondrá el universo a conspirar para que todo se dé.

 NO PODEMOS PERDERNOS ESTA GRAN CENA ESPIRITUAL. TODOS NOSOTROS SOMOS LOS INVITADOS Y NO ESTÁ BIEN HACER ESPERAR A NUESTROS ANFITRIONES (DIOS, MAESTROS ESPIRITUALES, SERES DE LUZ).

sábado, 2 de junio de 2018

LA MUERTE UNA TRANSICIÓN.

Elisabeth Kübler-Ross.


Quisiera explicaros muy someramente lo que cada ser humano va a vivir en el momento de su muerte. Se trata de un acontecimiento puramente humano, de la misma manera que lo es el proceso natural de un nacimiento.

 La experiencia de la muerte es casi idéntica a la del nacimiento. Es un nacimiento a otra existencia que puede ser probada de manera muy sencilla. Durante dos mil años se ha invitado a la gente a «creer» en las cosas del más allá. Esto no es un asunto más de creencias, sino un asunto del conocimiento. 

En el momento de la muerte chay tres etapas. La muerte física del hombre es idéntica al abandono del capullo de seda por la mariposa. El capullo de seda y su larva pueden compararse con el cuerpo humano. Un cuerpo humano transitorio y escomo una casa ocupada de modo provisional. Morir significa, simplemente, mudarse a una casa más bella, hablando simbólicamente.

 Desde el momento en que el capullo de seda se deteriora irreversiblemente, ya sea como consecuencia de un suicidio, de homicidio, infarto o enfermedades crónicas (no importa la forma), va a liberar a la mariposa, es decir, a vuestra alma.

 En esta segunda etapa, cuando vuestra mariposa siempre en lenguaje simbólico, ha abandonado  su cuerpo, vosotros viviréis importantes acontecimientos que es útil que conozcáis anticipadamente para no sentiros jamás atemorizados frente a la muerte.

 En la segunda etapa estaréis provistos de energía psíquica, así como en la primera lo estuvisteis de energía física. En esta última vosotros tenéis necesidad de un cerebro que funcione, es decir, de una conciencia despierta para poder comunicar con los demás. 

Desde el momento en que este cerebro, este capullo de seda, tarde o temprano presente daños importantes, la conciencia dejará de estar alerta, apagándose. Desde el instante en que ésta falte, cuando el capullo de seda esté deteriorado al extremo de que vosotros ya no podáis respirar y que vuestras pulsaciones cardíacas y ondas cerebrales no admitan más mediciones, la mariposa se encontrará fuera del capullo que la contenía. Esto no significa que ya se esté muerto, sino que el capullo de seda ha dejado de cumplir sus funciones. Al liberarse de ese capullo de seda, se llega a la segunda etapa, la de la energía psíquica. La energía física y la energía psíquica son las dos únicas energías que al hombre le es posible manipular.

  Desde el momento en que sois una mariposa liberada, es decir, desde que vuestra alma abandona el cuerpo, advertiréis enseguida que estáis dotados de capacidad para ver todo lo que ocurre en el lugar de la muerte, en la habitación del enfermo, en el lugar del accidente o allí donde hayáis dejado vuestro cuerpo.

 Estos acontecimientos no se perciben ya con la conciencia mortal, sino con una nueva percepción. Todo se graba en el momento en que no se registra ya tensión arterial, ni pulso, ni respiración; algunas veces incluso en ausencia de ondas cerebrales. Entonces sabréis exactamente lo que cada uno diga y piense y la forma en que se comporte.

Si yo utilizara en este momento un silbato de perros, vosotros no podríais oirlo, y sin embargo todos los perros lo oirlan. La razón es que el oído humano no está concebido para la percepción de estas altas frecuencias. De la misma manera, no podemos percibir el alma que ha abandonado el cuerpo, aunque ésta pueda todavía grabar las longitudes de ondas terrestres para comprender lo que ocurre en el lugar del accidente o en otro lugar.

 Mucha gente abandona su cuerpo en el transcurso de una intervención quirúrgica y observa, efectivamente, dicha intervención. Todos los médicos y enfermeras deben tener conciencia de este hecho. Eso quiere decir que en la proximidad de una persona inconsciente no se debe hablar más que de cosas que esta persona pueda escuchar, sea cual fuere su estado. Es triste lo que a veces se dice en presencia de enfermos inconscientes, cuando éstos pueden oirlo todo.

 También es necesario que sepáis que si os acercáis al lecho de vuestro padre o madre moribundos, aunque estén ya en coma profundo, os oyen todo lo que les decis, y en ningún caso es tarde para expresar «lo siento», «te amo» o alguna otra cosa que queráis decirles. Nunca es demasiado tarde para pronunciar estas palabras, aunque sea después de la muerte, ya que las personas fallecidas siguen oyendo. Incluso en ese mismo momento podéis arreglar «asuntos pendientes», aunque éstos se remonten a diez o veinte años atrás. Podréis liberaros de vuestra culpabilidad para poder volver a vivir vosotros mismos.

 En esta segunda etapa, “el muerto” se dará cuenta también de que él se encuentra intacto nuevamente. Los ciegos pueden ver, los sordos o los mudos oyen y hablan otra vez. Podréis comprender, pues, que esta experiencia extracorporal es un acontecimiento maravilloso, que nos hace sentirnos felices.

Cuando se abandona el cuerpo se encuentra en una existencia en la cual el tiempo ya no cuenta, o simplemente ya no hay más tiempo, del mismo modo en que tampoco podría hablarse de espacio y de distancia tal como los entendemos, puesto que en ese caso se trata de nociones terrenales. En esta segunda etapa ha dejado de existir, pues, la distancia. Son muchos los seres vivientes que han experimentado tal fenómeno, que se manifestaba de improviso cuando ellos tomaban conciencia de que alguien que vivía lejísimos se encontraba, sin embargo, muy cerca, junto a ellos. Y al día siguiente de ese hecho recibían una llamada telefónica o un telegrama informándoles que la persona en cuestión había fallecido en un lugar a cientos o miles de kilómetros de donde ellos se encontraban. Es obvio que estas personas poseen una gran intuición, pues normalmente no se tiene conciencia de tales visitas.

En esta segunda etapa también os dais cuenta de que ningún ser humano al morir está solo, y no Únicamente porque el muerto pueda visitar a cualquiera, sino también porque la gente que ha muerto antes que vosotros y a la que amasteis os espera siempre. Y puesto que el tiempo no existe, puede ocurrir que alguien que a los veinte años perdió a su hijo, al morir a los noventa y nueve puede volver a encontrarlo, aún como un niño, puesto que para los del otro lado un minuto puede tener una duración equiparable a cien años de nuestro tiempo.

 Lo que la Iglesia enseña a los niños pequeños sobre su ángel guardián está basado en estos hechos, ya que está probado que cada ser viene acompañado por seres espirituales desde su nacimiento hasta su muerte. Cada hombre tiene tales guías, lo creáis o no, y el que seáis judío, católico o no tengáis religión no tiene ninguna importancia. Pues este amor es incondicional y es por eso que cada hombre recibe el regalo de un guía. Muchos niños pequeños los llaman «compañeros de juego» y desde muy temprano hablan con ellos y son perfectamente conscientes de su presencia. Luego van al colegio y sus padres les dicen: «Ahora ya eres mayor, ya vas al colegio. No hay que jugar más a esas chiquilladas».  Así se olvida uno que se tiene «compañeros de juego» hasta que se llega al lecho de muerte. 

 En general sois esperados por la persona a la que más amáis. Siempre la encontraréis en primer lugar. En el caso de los niños pequeños, de dos o tres años por ejemplo, cuyos abuelos, padres y otros miembros de la familia aún están con vida, es su ángel de la guarda personal quien generalmente los acoge; o bien son recibidos por Jesús u otro personaje religioso. 

Después de realizar en esta segunda etapa la integridad del cuerpo y después de haber reencontrado a aquellos a los que más se ama, se toma conciencia de que la muerte no es más que un pasaje hacia otra forma de vida. Se han abandonado las formas físicas terrenales porque ya no se las necesita, y antes de dejar nuestro cuerpo para tomar la forma que se tendrá en la eternidad, se pasa por una fase de transición totalmente marcada por factores culturales terrestres. Puede tratarse de un pasaje de un túnel o de un pórtico o de la travesía de un puente. Cada uno tiene el espacio celestial que se imagina. 

Después, cuando habéis realizado este pasaje, una luz brilla al final. Y esa luz es más blanca, es de una claridad absoluta, y a medida que os aproximáis a esta luz, os sentís llenos del amor más grande, indescriptible e incondicional que os podáis imaginar. No hay palabras para describirlo.

 Frente a esta luz, os dais cuenta por primera vez de lo que el hombre hubiera podido ser. Vivís la comprensión sin juicio, vivís un amor incondicional, indescriptible. Y en esta presencia, que muchos llaman Cristo o Dios, Amor o Luz, os dais cuenta de que toda vuestra vida aquí abajo no es más que una escuela en la que debéis aprender ciertas cosas y pasar ciertos exámenes. Cuando habéis terminado el programa y lo habéis aprobado, entonces podéis entrar.

 Muchos preguntan: «¿Por qué niños tan buenos deben morir?». La respuesta es sencillamente que esos niños han aprendido en poco tiempo aquello que debían aprender. Y según las personas se tratará de cosas diferentes, pero hay algo que cada uno debe aprender antes de poder volver al lugar de donde vino, y es el amor incondicional. Cuando lo aprendáis y lo practiquéis, habréis aprobado el más importante de los exámenes.
 En esta Luz, en presencia de Dios, de Cristo, o cualquiera que sea el nombre con que se le denomine, debéis mirar toda vuestra vida terrestre, desde el primero al ultimo día de la muerte.
 Volviendo a ver como en una revisión vuestra propia vida, ya estáis en la tercera etapa. En ella no disponéis ya de la conciencia presente en la primera etapa o de esa posibilidad de perceción de la segunda. Ahora poseéis el conocimiento. Conocéis exactamente cada pensamiento que tuvisteis en cada momento de vuestra vida, conocéis cada acto que hicisteis y cada palabra que pronunciasteis.
 Esta posibilidad de recordar no es más que una ínfima parte de vuestro saber total. Pues en el momento en que contempléis una vez más toda vuestra vida, interpretaréis todas las consecuencias que han resultado de cada uno de vuestros pensamientos, de cada una de vuestras palabras y de cada uno de vuestros actos.

 Dios es el amor incondicional. Después de esta «revisión» de vuestra vida no será a Él a quien vosotros haréis responsable de vuestro destino. Os daréis cuenta de que erais vosotros mismos vuestros peores enemigos, puesto que ahora debéis de reprocharos el haber dejado pasar tantas ocasiones para crecer. Ahora sabéis que cuando vuestra casa ardió, que cuando vuestro hijo murió, que cuando vuestro marido fue herido, o cuando tuvisteis un ataque de apoplejía, todos estos golpes de la suerte representaron posibilidades para enriquecerse, para crecer. Crecer en comprensión, en amor, en todo aquello que aún debemos aprender. Ahora lo lamentáis: «En lugar de haber utilizado la oportunidad que se me ofrecía, me volví cada vez más amargo. Mi cólera y también mi negatividad han aumentado ... ».

 Hemos sido creados para una vida sencilla, bella, maravillosa. Si considerarais la vida desde el punto de vista de la manera en que hemos sido creados,  nadie plantearía más la cuestión de saber qué vidas se tendría el derecho de prolongar. Nadie preguntaría más si es necesario administrar o no un cóctel de litio para abreviar el sufrimiento. Morir no debe significar nunca padecer el dolor. En la actualidad la medicina cuenta con medios adecuados para impedir el sufrimiento de los enfermos moribundos. Si ellos no sufren, si están instalados cómodamente, si son cuidados con cariño y si se tiene el coraje de llevarlos a sus casas, entonces nadie protestará frente a la muerte.

 Para terminar quisiera aseguraros que estar sentado junto a la cabecera de la cama de los moribundos es un regalo, y que el morir no es necesariamente un asunto triste y terrible. Por el contrario, se pueden vivir cosas maravillosas y encontrar muchísima ternura. Si transmitís a vuestros hijos y a vuestros nietos, así como a los vecinos, lo que habéis aprendido de los moribundos, este mundo será pronto un nuevo paraíso. Es hora de poner manos a la obra.

casi idéntica a la del nacimiento. Es un nacimiento a otra existencia que puede ser probada de manera muy sencilla. Durante dos mil años se ha invitado a la gente a «creer» en las cosas del más allá. Esto no es un asunto más de creencias, sino un asunto del conocimiento. 

En el momento de la muerte hay tres etapas. La muerte física del hombre es idéntica al abandono del capullo de seda por la mariposa. El capullo de seda y su larva pueden compararse con el cuerpo humano. Un cuerpo humano transitorio y escomo una casa ocupada de modo provisional. Morir significa, simplemente, mudarse a una casa más bella, hablando simbólicamente.

 Desde el momento en que el capullo de seda se deteriora irreversiblemente, ya sea como consecuencia de un suicidio, de homicidio, infarto o enfermedades crónicas (no importa la forma), va a liberar a la mariposa, es decir, a vuestra alma.
 En esta segunda etapa, cuando vuestra mariposa siempre en lenguaje simbólico, ha abandonado  su cuerpo, vosotros viviréis importantes acontecimientos que es útil que conozcáis anticipadamente para no sentiros jamás atemorizados frente a la muerte.
 En la segunda etapa estaréis provistos de energía psíquica, así como en la primera lo estuvisteis de energía física. En esta última vosotros tenéis necesidad de un cerebro que funcione, es decir, de una conciencia despierta para poder comunicar con los demás. 

Desde el momento en que este cerebro, este capullo de seda, tarde o temprano presente daños importantes, la conciencia dejará de estar alerta, apagándose. Desde el instante en que ésta falte, cuando el capullo de seda esté deteriorado al extremo de que vosotros ya no podáis respirar y que vuestras pulsaciones cardíacas y ondas cerebrales no admitan más mediciones, la mariposa se encontrará fuera del capullo que la contenía. Esto no significa que ya se esté muerto, sino que el capullo de seda ha dejado de cumplir sus funciones. Al liberarse de ese capullo de seda, se llega a la segunda etapa, la de la energía psíquica. La energía física y la energía psíquica son las dos únicas energías que al hombre le es posible manipular.

  Desde el momento en que sois una mariposa liberada, es decir, desde que vuestra alma abandona el cuerpo, advertiréis enseguida que estáis dotados de capacidad para ver todo lo que ocurre en el lugar de la muerte, en la habitación del enfermo, en el lugar del accidente o allí donde hayáis dejado vuestro cuerpo.

 Estos acontecimientos no se perciben ya con la conciencia mortal, sino con una nueva percepción. Todo se graba en el momento en que no se registra ya tensión arterial, ni pulso, ni respiración; algunas veces incluso en ausencia de ondas cerebrales. Entonces sabréis exactamente lo que cada uno diga y piense y la forma en que se comporte.

Si yo utilizara en este momento un silbato de perros, vosotros no podríais oirlo, y sin embargo todos los perros lo oirlan. La razón es que el oído humano no está concebido para la percepción de estas altas frecuencias. De la misma manera, no podemos percibir el alma que ha abandonado el cuerpo, aunque ésta pueda todavía grabar las longitudes de ondas terrestres para comprender lo que ocurre en el lugar del accidente o en otro lugar.

 Mucha gente abandona su cuerpo en el transcurso de una intervención quirúrgica y observa, efectivamente, dicha intervención. Todos los médicos y enfermeras deben tener conciencia de este hecho. Eso quiere decir que en la proximidad de una persona inconsciente no se debe hablar más que de cosas que esta persona pueda escuchar, sea cual fuere su estado. Es triste lo que a veces se dice en presencia de enfermos inconscientes, cuando éstos pueden oirlo todo.

 También es necesario que sepáis que si os acercáis al lecho de vuestro padre o madre moribundos, aunque estén ya en coma profundo, os oyen todo lo que les decis, y en ningún caso es tarde para expresar «lo siento», «te amo» o alguna otra cosa que queráis decirles. Nunca es demasiado tarde para pronunciar estas palabras, aunque sea después de la muerte, ya que las personas fallecidas siguen oyendo. Incluso en ese mismo momento podéis arreglar «asuntos pendientes», aunque éstos se remonten a diez o veinte años atrás. Podréis liberaros de vuestra culpabilidad para poder volver a vivir vosotros mismos.

 En esta segunda etapa, “el muerto” se dará cuenta también de que él se encuentra intacto nuevamente. Los ciegos pueden ver, los sordos o los mudos oyen y hablan otra vez. Podréis comprender, pues, que esta experiencia extracorporal es un acontecimiento maravilloso, que nos hace sentirnos felices.

Cuando se abandona el cuerpo se encuentra en una existencia en la cual el tiempo ya no cuenta, o simplemente ya no hay más tiempo, del mismo modo en que tampoco podría hablarse de espacio y de distancia tal como los entendemos, puesto que en ese caso se trata de nociones terrenales. En esta segunda etapa ha dejado de existir, pues, la distancia. Son muchos los seres vivientes que han experimentado tal fenómeno, que se manifestaba de improviso cuando ellos tomaban conciencia de que alguien que vivía lejísimos se encontraba, sin embargo, muy cerca, junto a ellos. Y al día siguiente de ese hecho recibían una llamada telefónica o un telegrama informándoles que la persona en cuestión había fallecido en un lugar a cientos o miles de kilómetros de donde ellos se encontraban. Es obvio que estas personas poseen una gran intuición, pues normalmente no se tiene conciencia de tales visitas.

En esta segunda etapa también os dais cuenta de que ningún ser humano al morir está solo, y no Únicamente porque el muerto pueda visitar a cualquiera, sino también porque la gente que ha muerto antes que vosotros y a la que amasteis os espera siempre. Y puesto que el tiempo no existe, puede ocurrir que alguien que a los veinte años perdió a su hijo, al morir a los noventa y nueve puede volver a encontrarlo, aún como un niño, puesto que para los del otro lado un minuto puede tener una duración equiparable a cien años de nuestro tiempo.

 Lo que la Iglesia enseña a los niños pequeños sobre su ángel guardián está basado en estos hechos, ya que está probado que cada ser viene acompañado por seres espirituales desde su nacimiento hasta su muerte. Cada hombre tiene tales guías, lo creáis o no, y el que seáis judío, católico o no tengáis religión no tiene ninguna importancia. Pues este amor es incondicional y es por eso que cada hombre recibe el regalo de un guía. Muchos niños pequeños los llaman «compañeros de juego» y desde muy temprano hablan con ellos y son perfectamente conscientes de su presencia. Luego van al colegio y sus padres les dicen: «Ahora ya eres mayor, ya vas al colegio. No hay que jugar más a esas chiquilladas».  Así se olvida uno que se tiene «compañeros de juego» hasta que se llega al lecho de muerte. 
 En general sois esperados por la persona a la que más amáis. Siempre la encontraréis en primer lugar. En el caso de los niños pequeños, de dos o tres años por ejemplo, cuyos abuelos, padres y otros miembros de la familia aún están con vida, es su ángel de la guarda personal quien generalmente los acoge; o bien son recibidos por Jesús u otro personaje religioso. 

Después de realizar en esta segunda etapa la integridad del cuerpo y después de haber reencontrado a aquellos a los que más se ama, se toma conciencia de que la muerte no es más que un pasaje hacia otra forma de vida. Se han abandonado las formas físicas terrenales porque ya no se las necesita, y antes de dejar nuestro cuerpo para tomar la forma que se tendrá en la eternidad, se pasa por una fase de transición totalmente marcada por factores culturales terrestres. Puede tratarse de un pasaje de un túnel o de un pórtico o de la travesía de un puente. Cada uno tiene el espacio celestial que se imagina. 

Después, cuando habéis realizado este pasaje, una luz brilla al final. Y esa luz es más blanca, es de una claridad absoluta, y a medida que os aproximáis a esta luz, os sentís llenos del amor más grande, indescriptible e incondicional que os podáis imaginar. No hay palabras para describirlo.

 Frente a esta luz, os dais cuenta por primera vez de lo que el hombre hubiera podido ser. Vivís la comprensión sin juicio, vivís un amor incondicional, indescriptible. Y en esta presencia, que muchos llaman Cristo o Dios, Amor o Luz, os dais cuenta de que toda vuestra vida aquí abajo no es más que una escuela en la que debéis aprender ciertas cosas y pasar ciertos exámenes. Cuando habéis terminado el programa y lo habéis aprobado, entonces podéis entrar.

 Muchos preguntan: «¿Por qué niños tan buenos deben morir?». La respuesta es sencillamente que esos niños han aprendido en poco tiempo aquello que debían aprender. Y según las personas se tratará de cosas diferentes, pero hay algo que cada uno debe aprender antes de poder volver al lugar de donde vino, y es el amor incondicional. Cuando lo aprendáis y lo practiquéis, habréis aprobado el más importante de los exámenes.

 En esta Luz, en presencia de Dios, de Cristo, o cualquiera que sea el nombre con que se le denomine, debéis mirar toda vuestra vida terrestre, desde el primero al ultimo día de la muerte.

 Volviendo a ver como en una revisión vuestra propia vida, ya estáis en la tercera etapa. En ella no disponéis ya de la conciencia presente en la primera etapa o de esa posibilidad de perceción de la segunda. Ahora poseéis el conocimiento. Conocéis exactamente cada pensamiento que tuvisteis en cada momento de vuestra vida, conocéis cada acto que hicisteis y cada palabra que pronunciasteis.
 Esta posibilidad de recordar no es más que una ínfima parte de vuestro saber total. Pues en el momento en que contempléis una vez más toda vuestra vida, interpretaréis todas las consecuencias que han resultado de cada uno de vuestros pensamientos, de cada una de vuestras palabras y de cada uno de vuestros actos.

 Dios es el amor incondicional. Después de esta «revisión» de vuestra vida no será a Él a quien vosotros haréis responsable de vuestro destino. Os daréis cuenta de que erais vosotros mismos vuestros peores enemigos, puesto que ahora debéis de reprocharos el haber dejado pasar tantas ocasiones para crecer. Ahora sabéis que cuando vuestra casa ardió, que cuando vuestro hijo murió, que cuando vuestro marido fue herido, o cuando tuvisteis un ataque de apoplejía, todos estos golpes de la suerte representaron posibilidades para enriquecerse, para crecer. Crecer en comprensión, en amor, en todo aquello que aún debemos aprender. Ahora lo lamentáis: «En lugar de haber utilizado la oportunidad que se me ofrecía, me volví cada vez más amargo. Mi cólera y también mi negatividad han aumentado ... ».

 Hemos sido creados para una vida sencilla, bella, maravillosa. Si considerarais la vida desde el punto de vista de la manera en que hemos sido creados,  nadie plantearía más la cuestión de saber qué vidas se tendría el derecho de prolongar. Nadie preguntaría más si es necesario administrar o no un cóctel de litio para abreviar el sufrimiento. Morir no debe significar nunca padecer el dolor. En la actualidad la medicina cuenta con medios adecuados para impedir el sufrimiento de los enfermos moribundos. Si ellos no sufren, si están instalados cómodamente, si son cuidados con cariño y si se tiene el coraje de llevarlos a sus casas, entonces nadie protestará frente a la muerte.

 Para terminar quisiera aseguraros que estar sentado junto a la cabecera de la cama de los moribundos es un regalo, y que el morir no es necesariamente un asunto triste y terrible. Por el contrario, se pueden vivir cosas maravillosas y encontrar muchísima ternura. Si transmitís a vuestros hijos y a vuestros nietos, así como a los vecinos, lo que habéis aprendido de los moribundos, este mundo será pronto un nuevo paraíso. 

Es hora de poner manos a la obra.