viernes, 5 de octubre de 2018

TODAS LAS VERDADES SON VÁLIDAS.

Cada uno debe  determinar por sí mismo donde está su propia verdad.

 Se habla  de “tu verdad” , “mi verdad” y  que “todas las verdades son válidas”.

Si la  palabra verdad  implica que eso es lo verdadero, es decir,   verdadero para todo el mundo, significa que te vas a encontrar atascado muy pronto y en un interminable conflicto contigo mismo, con tu vida y con aquellos con quienes te relacionas.

 Insistir que existe una sola verdad, que ha de ser válida desde todas las perspectivas, es empecinarse en que tú y todos, en todas partes, deben tener la misma perspectiva. Lo que claramente no va a ocurrir. Y peor que eso, aferrarse en que hay sólo una verdad significa que no hay espacio para el crecimiento y el cambio. 

Si piensas  que todos y todo en el universo entero deben tener exactamente la misma experiencia de vida que tú, considera  esto; ¿no te parece que algunas cosas que te eran absolutamente ciertas cuando eras más joven, al pasar el tiempo y tener algo más de experiencia en la vida, se volvieron menos verdaderas para ti? Y otras cosas que no lo eran en ese entonces, ahora sí lo son. Esto es crecimiento. Les pasa a todos. 

Ahora, si tú sigues persistiendo en que todos, en todas partes deben compartir el mismo conjunto de verdades que tú tienes, en realidad lo que estás diciendo es que todos, tú incluido, deberían cesar todo desarrollo y crecimiento, de modo que su perspectiva permanezca fija tal como está! Claramente esto no puede ni va a suceder. 

Pero aquellos que están decididos a que así debiera ser, en el sentido de que ellos están en lo correcto y el resto necesita estar de acuerdo con ellos, tienen mucha rabia contra el mundo a su alrededor, debido a su “error”. Frecuentemente sienten que deberían pelear con todo el mundo para “arreglarlo” y “corregirlo”, y que así se adapte a sus expectativas. Lo cual, nunca será. Tales personas crean una enorme cantidad de dolor y conflicto para sí mismos, que no termina hasta que al fin empiezan a desligarse, permitiendo que los otros expresen su verdad única, individual.

Verás, lo que crees que es verdad se basa en tus experiencias, datos y pensamientos sobre algo en particular. Si experimentas una situación, entonces crees que esa experiencia es verdadera. Por tanto, lógicamente, si alguien experimenta algo distinto, tendrá una creencia diferente. 

Ahora, si dos personas se reúnen a discutir sus creencias sobre la vida, lo que sucede es que almas menos maduras,  se van a pelear entre sí, en un intento de forzar un acuerdo. Las almas más maduras, en cambio, aceptarán que las verdades sean diferentes. Pero es el maestro el que comprende que otra perspectiva es un regalo que se le ofrece. 

Pregúntate: “¿Bajo qué circunstancias podrían ambas ser verdad?” y empezarás a pensar como un maestro. Y así comienzas a acceder a verdades trascendentes, que te dan mayores perspectivas que la exclusivamente obtenida por tus propias experiencias. De ese modo creces no sólo desde tus vivencias sino desde las del otro también!.

 Por ejemplo: El cielo es azul. Si yo te dijera que es morado, ¿cómo responderías?, ¿como alma inmadura, diciéndome que estoy loco, alucinado y equivocado?, ¿como alma madura, pudiendo entender que yo vea las cosas de modo diferente? O como un maestro que es capaz de acceder a una verdad mayor: es decir, que algunos cielos son azules, otros morados, a lo mejor que el cielo tiene el color que tiene como resultado de su composición gaseosa y que yo vengo de un planeta con una atmósfera distinta. Por lógica entonces, debe haber toda clase de colores posibles para los cielos. “Eso es maravilloso, fascinante!” concluirá el maestro. Cuánto mejor que tener una discusión!.

 Por favor, acepta que es la verdad que cada persona tenga una perspectiva diferente; que cada quien considera como verdad cosas distintas.

 La verdad de una persona no es mejor que la de cualquier otra. “¿Mejor?” Ese es un juicio de valor que no tiene mayor sentido. La verdad de esa persona es tan válida como la de cualquier otra, si le sirve en el camino que está recorriendo.

 Lo que sugiero es que tu verdad es el andamiaje sobre el que construyes tu realidad. Las verdades de algunas personas no admiten una gran posibilidad de crecimiento. Tal vez el armazón es muy pequeño y restrictivo. O a lo mejor, es estructuralmente endeble, y cualquier cosa que se le agregue puede amenazar con colapsarlo. Ese tipo de verdades son causa de mucho dolor espiritual para quienes las ostentan. 

En contraste, las verdades de otros son simples, claras y sólidas en su estructura. Esta categoría permite mucho desarrollo sin dificultad. Estas verdades acarrean además una sensación de gozo y amor por la vida para quienes las poseen. 

Con esta descripción, te puede parecer obvio que este último tipo de verdad es “mejor”. Pero hay muchísimas almas que sienten un gran orgullo por tener creencias que les causan dolor. Mantienen estas creencias porque para ellos eso es hacer lo acertado... esto se debe, según dicen, a que lo que creen es lo correcto. ¿Y quién eres tú o yo para decirles que están equivocados? Ellos tienen que decidir por sí mismos y deben adherirse a lo que consideran verdadero. 

Simplemente, cada uno tiene que determinar lo que le es correcto, qué resuena con su ser; “mejor” no viene al caso.


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