jueves, 28 de enero de 2016

NICOLAS TESLA, EL EXTRATERRESTE, EL ALQUIMISTA DE LA ATLÁNTIDA.

No se trataba de un hombre común.

Nikola Tesla viajó desde una galaxia situada mucho más allá de nuestra actual comprensión de la «distancia» y el «tiempo», para tomar forma humana por primera vez en la Ultima Generación de la Atlántida, encarnado  como AKKAENESET.

Este hombre, Tesla, caminó entre los nativos de la Atlántida durante la Ultima Generación,  pero que la suya era una presencia extranjera. En gran medida su asimilación en esa cultura estuvo coordinada por los  Annunaki con fines no muy claros.

El nunca sufrió el tedio de la encarnación. Simplemente entró en el cuerpo de un sacerdote de la Hermandad Oscura, que le cedió alegremente su ser físico ansioso de liberarse de sus descarriadas lealtades y de la persuasión oscura.

La élite gobernante Annunaki asignó a Tesla, Akkaeneset-Guardián de la Energía, la posición de alquimista jefe de Atlán. Allí, el viajero del tiempo encontró un pueblo sofisticado, cuya tecnología de los cristales había alcanzado un notable desarrollo.

Akkaeneset puso la Tierra del revés, y con sus «tira y afloja» creó una tecnología que sobrepasaba en gran medida las que conocéis o imagináis actualmente. Realizó importantes experimentos con la gravedad, la invisibilidad y la electricidad; él y su equipo dieron al Sacerdocio aparatos voladores que podían cubrir grandes distancias; había máquinas solares, máquinas del tiempo y rayos láser mucho más sofisticados que los vuestros.

Sin embargo, el aspecto más significativo de su paso entre vuestros ancestros fue otro. Al ser un viajero del tiempo, el alquimista llevó al marco tridimensional conocimientos tan adelantados al tiempo terráqueo que rasgó un agujero en el tiempo lineal de esa realidad. En cierto sentido, sacó a la humanidad del tiempo lineal y mostró a vuestra raza vislumbres de la realidad tetradimensional. Paradójicamente, al tiempo que daba al Sacerdocio los medios de condicionar la mente de vuestros antepasados, también dio a la humanidad una visión de lo que está más allá de las limitaciones de la tercera dimensión. Esta fue la naturaleza dual de su estancia entre vosotros en ese entonces; fue su mayor contribución al progreso de la humanidad.

Después de ese estadio en la tierra en la época atlante, y al momento de su re-entrada en la forma física (reencarnacion, mediados del siglo XIX) de Nicolás Tesla,  vuestra ciencia y tecnología estaban aún en una etapa de desarrollo infantil. Sin embargo, estabais progresando rápidamente; la ciencia y el espíritu se esforzaban por mantener un equilibrio y el péndulo se balanceaba marcando el ritmo de la evolución humana. Tesla iba a catapultaros hacia otros marcos de conciencia, alterando ese equilibrio, porque su impronta provenía del «futuro» y del «pasado»... desde el no-tiempo de toda experiencia.

La reaparición de Akkaeneset como Nicolás Tesla en la realidad física fue con toda claridad un intento de su alma de resolver la encarnación de intención oscura vivida en la Atlántida, porque tenía una inmensa deuda kármica.

Como el alquimista era jefe de Atlán, no sólo participó directamente en los  experimentos que produjeron la destrucción de esa realidad, sino que fue el cerebro responsable del Error Atlante (fue su creador) y esto es  
algo que podía recordar. Sus experimentos con las fuerzas geofísicas de la Tierra y la alteración de los campos emocionales de la humanidad simplemente hicieron saltar un fusible en las redes neuronales de Gaia.

El hundimiento de la Atlántida y la devastación global subsiguiente fueron simplemente eso: el planeta Tierra había sido cortocircuitado, por lo que cerró su sistema nervioso central y lo dejó descansar. En esencia, Gaia recuperó su poder.

Después de la devastación de aquel ciclo de vida, el alma de Akkaeneset eligió no retornar a la forma hasta la época en que dispondría de una oportunidad para equilibrar los platillos de la balanza, y su deuda kármica pudiera ser liberada de la carga del error. Esa «época» fue 1856 —un punto crucial para la humanidad—, el principio de la Era Industrial. Nikola Tesla pasó por el útero de su madre, atravesó el portal y nació, trayendo a la encarnación su conocimiento innato del operar del cosmos y un recuerdo no tan remoto de sus fechorías en la Atlántida.

De joven dedicó casi todas sus energías al estudio de la relación y la interacción entre la electricidad y el magnetismo, y cómo controlar estas fuerzas con el poder de la mente. No podía ser de otra manera. Dedicándose a enseñar a la humanidad el inmenso poder de estas fuerzas complementarias, volvió a la forma para enseñaros una antigua lección: cómo utilizar las fuerzas de Gaia para servir a la luz en lugar de incrementar la oscuridad. Este era su propósito kármico.

Como ya sabéis, la resolución del karma a menudo implica afrontar las mismas tentaciones y pruebas de vidas anteriores, aunque éstas suelen ser mucho mayores y más difíciles de superar. En el caso de Akkaeneset, las buenas intenciones de su alma finalmente se perdieron ante las presiones de la vida terrenal y la carga insoportable de ser un genio sobrehumano.

Confirmamos que los primeros años de Nikola Tesla estuvieron dedicados a dar a la humanidad una tecnología que pudiera controlar las fuerzas naturales para el bien de la humanidad. .., acabando con el hambre y con todo el sufrimiento del mundo. Su intención inicial era llevar la luz de la sabiduría universal al mundo físico de la humanidad, y dotar a la raza de lo que, según creía, se usaría para el bien de todas las sociedades del planeta. Su noble idea era utilizar las fuerzas naturales de Gaia para ofrecer energía gratuita a los seres que la habitaban.

Por desgracia, esto no entraba en los planes de la élite de poder, cuya estrategia comercial para el planeta Tierra siempre ha estado formulada sobre fundamentos mucho menos altruistas. Muchos miles de años antes de que se empezara a escribir vuestra historia, los Annunaki impusieron un plan a la humanidad que consistía en expoliar el planeta para conseguir beneficios y forzar a la raza a consumir esos recursos robados.

Aunque sus intenciones iniciales eran elevadas, el hombre, Nikola Tesla, por desgracia aún tenía problemas de ego sin resolver que el poder manipuló fácilmente, porque ésa es su carne y su alimento: el ego no resuelto.

Tesla sabía que controlar esas fuerzas fisiológicas planetarias cambiaría la realidad global de la Tierra para siempre. Su visión extradimensional del potencial geofísico de Gaia como fuente de energía gratuita para todos los seres humanos fue rechazada por los propietarios corporativos de los recursos terráqueos, puesto que ya os estaban vendiendo la energía. Montaron una campaña agresiva contra él hasta que el ridículo y el descrédito de sus ideas eran tan insuperables que su intención de ofrecer energía gratuita a toda la humanidad se convirtió en un chiste para el mundo científico .

Desencantado, Tesla empezó a orientar su genialidad hacia el lado oscuro. Los centinelas de la élite de poder, los líderes militares, pronto le llamaron con la intención de monopolizar su trabajo mediante grandes becas y ayudas económicas, a la vez que le daban acceso a todo tipo de equipos que sólo ellos le podían ofrecer. Esto, evidentemente, era parte del plan destinado a apartarle de la atención pública, donde podría conseguir suficiente notoriedad para alterar los planes del Gobierno Secreto. Se le instaló en laboratorios controlados, donde era libre de diseñar y desarrollar sus innovadoras máquinas para generar energía para el  ejército de los Estados Unidos y las empresas privadas «colaboradoras».       

Así es como sus energías fueron redirigidas y su intención original saboteada, porque el poder nunca tuvo intención de dar a la humanidad recursos tan liberadores.

Nikola Tesla sucumbió a su necesidad de reconocimiento, orientando su saber hacia las fuerzas oscuras de los militares. Sus primeras visiones de energía gratuita para toda la humanidad y de liberación del tiempo lineal fueron reemplazadas por el diseño de aparatos de control atlantes, recuerdos que él llevó consigo para volver a afrontar sus elecciones kármicas.

Durante este periodo informó de que había perfeccionado un «Rayo Mortal» de tal intensidad que podía derribar a miles de aviones del cielo, y también hacer que batallones enteros de soldados enemigos cayeran muertos en el sitio. Estaba hablando, evidentemente, de la misma tecnología que hizo que el continente se hundiera en el océano, que había conmocionado la Tierra hasta su núcleo y desestabilizado el campo áurico en las capas externas de la atmósfera.

Tesla activó su aparato del «Rayo Mortal» hacia el cambio de siglo. Produjo una explosión tan vasta y destructiva en las remotas tierras siberianas que ni siquiera una bomba atómica habría tenido mayor impacto. Este suceso histórico se ha explicado como la caída de un meteorito o cometa que impactó con la Tierra, pero la devastación que asoló los campos de Tun-guska se debió al loco invento del alquimista. El alma de quien había encarnado como Nikola Tesla había vuelto a elegir el poder sobre el amor; prefirió el ego individual al Corazón Uno... y esa elección cambió el destino de la Tierra para siempre.

Como en la Atlántida, el hecho de haber dado a conocer ese poder alteraría la existencia de todos los seres del planeta... y, evidentemente, del planeta mismo.
   
El proyecto HAARP y su verdadero propósito de alterar el campo electromagnético de la tierra es consecuencia del conocimiento tecnológico traído por Tesla, proyecto que se desarrolla en los campos de Alaska.

Será que Tesla camina ahora en estos terrenos?

Extractado de "VUELVE LA ATLÁNTIDA"



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