Toda acción es una semilla.
Cada día y a cada instante durante nuestros años de vida, sembramos millones de acciones.
Cada acción sembrada dará una cosecha recogida.
No importa cuando arrojaste la semilla: es sólo cuestión de tiempo y la semilla asomará y dará sus frutos…
Y habrá buena semilla y si no hay conciencia, habrá mala semilla.
Por lo tanto habrá buena cosecha y mala cosecha.
Las semillas del pasado darán sus frutos hoy y mañana. Es imposible detener la ley natural.
Por eso, ahora que estamos hablando concientemente, debemos ver QUÉ SEMBRAREMOS AHORA.
Somos SEMBRADORES. Es inevitable sembrar. Nuestro campo y los campos del prójimo SON EL MISMO CAMPO, sólo que con distintas áreas de cultivo.
Cuando vamos al campo del prójimo y soltamos semillas, así como cuando el prójimo viene a nuestro campo y las suelta, bienaventurados seremos si las semillas soltadas han sido con conciencia.
Pero ay de nosotros cuando echamos semillas sin ver qué soltamos, porque la ley es que florezcan.
Por lo tanto, y como decía el maestro: “Que todas nuestras acciones se encaminen a Dios”. Y como dijimos al principio, toda acción es una semilla.
Si nos toca el tiempo de una cosecha amarga, es porque hemos soltado semilla amarga. Cosechas injustas son por semillas injustas. Y debemos aceptar la buena y mala cosecha, aprendiendo de ella. Ser concientes nos ayuda a separar la semilla.
Pero también semillas de Amor dan cosechas perfumadas de Amor. Bondad, Piedad, Misericordia, Alegría, Aceptación, Perdón, Fe, Discernimiento, son buenas semillas.
Y es bueno ver que, como decía Jesús, se debe esperar a que el trigo y la mala hierba crezcan, para distinguirlas BIEN.
Porque si arrancas todo antes de tiempo, no distinguirás bien el trigo de la cizaña, y matarás a ambos, y no tendrás alimento.
Deja ver lo que florece cuando crece, y una vez que has distinguido el trigo de la cizaña, ahí córtalos, coséchalos, y echa la cizaña al fuego del discernimiento para que se extinga. Y Almacena el buen trigo no sólo para ti sino para los que tienen hambre. Y dalo tal como lo recibiste, sin esperar nada a cambio.
Cada día y a cada instante durante nuestros años de vida, sembramos millones de acciones.
Cada acción sembrada dará una cosecha recogida.
No importa cuando arrojaste la semilla: es sólo cuestión de tiempo y la semilla asomará y dará sus frutos…
Y habrá buena semilla y si no hay conciencia, habrá mala semilla.
Por lo tanto habrá buena cosecha y mala cosecha.
Las semillas del pasado darán sus frutos hoy y mañana. Es imposible detener la ley natural.
Por eso, ahora que estamos hablando concientemente, debemos ver QUÉ SEMBRAREMOS AHORA.
Somos SEMBRADORES. Es inevitable sembrar. Nuestro campo y los campos del prójimo SON EL MISMO CAMPO, sólo que con distintas áreas de cultivo.
Cuando vamos al campo del prójimo y soltamos semillas, así como cuando el prójimo viene a nuestro campo y las suelta, bienaventurados seremos si las semillas soltadas han sido con conciencia.
Pero ay de nosotros cuando echamos semillas sin ver qué soltamos, porque la ley es que florezcan.
Por lo tanto, y como decía el maestro: “Que todas nuestras acciones se encaminen a Dios”. Y como dijimos al principio, toda acción es una semilla.
Si nos toca el tiempo de una cosecha amarga, es porque hemos soltado semilla amarga. Cosechas injustas son por semillas injustas. Y debemos aceptar la buena y mala cosecha, aprendiendo de ella. Ser concientes nos ayuda a separar la semilla.
Pero también semillas de Amor dan cosechas perfumadas de Amor. Bondad, Piedad, Misericordia, Alegría, Aceptación, Perdón, Fe, Discernimiento, son buenas semillas.
Y es bueno ver que, como decía Jesús, se debe esperar a que el trigo y la mala hierba crezcan, para distinguirlas BIEN.
Porque si arrancas todo antes de tiempo, no distinguirás bien el trigo de la cizaña, y matarás a ambos, y no tendrás alimento.
Deja ver lo que florece cuando crece, y una vez que has distinguido el trigo de la cizaña, ahí córtalos, coséchalos, y echa la cizaña al fuego del discernimiento para que se extinga. Y Almacena el buen trigo no sólo para ti sino para los que tienen hambre. Y dalo tal como lo recibiste, sin esperar nada a cambio.
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