SERVICIO.
Extractado del libro "Ecritos de la ascensión ". ZIngdad.
Servicio es cualquier acción que tú haces en beneficio de otro. En general se considera como “prestar asistencia” pero es mucho más que eso. Si por ejemplo, tú cultivas realmente la capacidad de escuchar a otro, sin necesitar de interrumpir para dar tus opiniones e ideas, preguntando sólo lo que pueda ayudar al otro a exponer mejor su historia, estarás equipado como para hacer un gran servicio. Muchos se sentirás enormemente ayudados por el hecho de que hubo alguien con quien pudieron hablar de verdad. La simple amabilidad también puede ser un servicio. Hablar puede ser un servicio, si eres capaz de aportar el regalo de tu sabiduría, sin que eso se convierta en una carga para el otro. Darles a otros el espacio para que den lo que tienen para dar es un gran servicio. Si puedes encontrar maneras de ayudar a otros a descubrirse a sí mismos y su don, probablemente estarás haciendo uno de los mayores servicios posibles. Lo que a menudo no se considera es que los servicios más significativos no son frecuentemente muy activos. Por ejemplo, dar por hecho lo mejor de las personas o incluso, esperar lo mejor de ellos, y así crear un espacio para que se eleven a lo más alto y mejor que puedan, es un maravilloso servicio.
A continuación te presento una lista de palabras que se pueden relacionar con el servicio. Revísalas lentamente, una por una, reflexionando en cada una de ellas. Con cada palabra piensa en alguien que te hizo este servicio y alguien a quien tú se lo hiciste:
La primera palabra es nutrir. ¿Quién te ha nutrido? ¿Cómo? ¿Cómo lo sentiste? ¿A quién has nutrido? ¿Cómo sentiste eso?
Ahora hazte las mismas preguntas en relación a las palabras: sanar, inspirar, apoyar, permitir, empoderar, compartir, energizar, alimentar, escuchar, ayudar, proteger, guiar...
El servicio es lo que le aporta un beneficio al otro. Y ese “otro” puede ser cualquiera. Puede ser tu propio cuerpo, un amigo querido, una persona totalmente extraña, una comunidad, un animal, un pedazo de tierra o a la Tierra como un todo.
El servicio es amor en acción.
Y es por esto que es adecuado que hagas servicio para abrir tu corazón. Cualquier servicio es válido, pero un pequeño servicio dará paso a una pequeña cantidad de energía y un gran servicio permitirá el flujo de una gran cantidad de energía. Mientras más energía dejes fluir, más se abre tu corazón.
A medida que haces servicio, haz que tu discernimiento entre en juego. Ve qué parte del servicio te parece “correcto” hacer. Y qué no. Piensa (y déjate inspirar) si no habrá otro tipo de servicio que puedas hacer cuya entrega sea de mayor alcance. Es decir, la pregunta es, ¿no hay otro servicio que me hiciera sentir mayor gozo al llevarlo a cabo y que fuera más beneficioso para la vida?
En algún momento en este viaje de dar servicio empezarás a descubrir que no es tanto lo que estás haciendo por el otro, como lo que estás haciendo por ti mismo. O tal vez que lo realizas simplemente porque es la cosa más “correcta” que puedes hacer. Que lo haces porque es lo que te fluye del corazón.
Cuando dejas de sentir que estás “haciendo servicio” y en cambio estás expresando los dones de tu corazón, entonces obviamente estás en un estado en el que tu corazón ya está claramente abierto. Entonces, con alta probabilidad vas a estar dando tu mayor don.
Si descubres tu mayor don y empiezas a regalarlo, estarás permitiendo que fluya una gran cantidad de energía. Por tanto, evidentemente eso es una buena idea. Si lo que estás buscando es acceder a un nivel más elevado de consciencia, sería muy buena idea que descubrieras tu don y lo empezaras a dar.
Por tanto, sigue tu corazón para encontrar y expresar tu mayor don. Escuchar constantemente tu corazón y además hacer lo que te dice, te conducirá hacia adelante. Y hacer aquello que aporta el mayor amor, te hará avanzar. Tu mayor don es la canción de tu corazón. Cantar la canción de tu corazón es dar tu mayor regalo. Ambas cosas son lo mismo. Y la canción de tu corazón es lo que tu corazón canta para ti cuando te inspira a encontrar tu camino de vuelta hacia la unidad.
Entonces... empiezas por abrir tu corazón. Siempre empiezas ahí. Y la forma más fácil, rápida y segura de abrir tu corazón es hacer un acto de puro servicio. Y ve cómo eso se siente. Ese “ver cómo se siente” es tu oportunidad de escuchar tu corazón. Te va a hablar en sentimientos. Te dirá “más de esto y menos de eso”. Seguro que no todos son adecuados para realizar todos los tipos de servicio.
Haz un acto de servicio y comprueba qué tiene que decir tu corazón al respecto. ¿Qué aspecto de esta acción disfrutaste? ¿Qué aspecto no disfrutaste? ¿Dónde hay un servicio que puedas hacer que te traiga más gozo y menos desagrado? Sigue tu mayor gozo a un lugar donde estés dando tu mayor don y a la vez sólo residas en un estado de júbilo. Va a parecer como si estuvieras haciendo aquello para lo que fuiste hecho. Te va a parecer como si fueras excepcional y perfectamente adecuado para esta tarea; como si todo lo que hiciste antes fue sólo un entrenamiento para hacer esto. Lo vas a sentir como tu propósito más grande y verdadero. Realizar este servicio te va a proporcionar una increíble sensación de maravillosa “adecuación”. Y al hacer esta tarea, estarás creando y catalizando amor en el mundo que te rodea. Vas a generar para ti el hecho de volver a la unidad e inspirar a otros en el mismo sentido.
Y serás parte de crear el cielo en la Tierra. Estás haciendo de tu vida algo sagrado y por tanto haciendo sagrado el mundo. Cambiarás a personas cercanas a ti para mejor –no exigiéndoles que tengan que cambiar– no, sino cambiando tú y dando tu don.
Pero todo comienza haciendo servicio. Entrega tu principal don si puedes. Si no, da el mayor servicio que seas capaz. Y si no puedes dar un gran servicio, entonces da muchos pequeños servicios. Haz servicio.
Sin embargo, es muy importante que te des cuenta de que no se supone que des todos los regalos. No se supone que seas la fuente de todo el amor del mundo. No se supone que atiendas cada necesidad que el mundo te presente. Sólo se supone que des el regalo que te sea más apropiado dar. Si das regalos que no son los más apropiados, haces dos cosas:
Primero, estás despilfarrando la energía que está a tu disposición en expresiones de menor cuantía. Dicho de otra manera, estás perdiendo tu tiempo y recursos haciendo algo que no es aquello que estás mejor capacitado para llevar a cabo.
Segundo, estás haciendo el trabajo de otra persona, y eso en realidad es hacerle daño a dicha persona. Porque siempre existe alguien que es la persona idealmente adecuada para hacerlo. No sólo no estás haciendo lo que es más indicado para ti sino que estás interfiriendo en que los otros hagan lo que es más adecuado para ellos.
Y es muy importante que entiendas esto. Tú no estás solo. Tú no eres el único capaz de entregar sus dones. Tú eres una parte irreemplazable y vital en la infinita danza de la vida, ¡y ésta no es obra de una sola persona! ¡Y el flujo de energía no debería ocurrir en un solo sentido! He llamado a esto el ciclo energético del amor y la palabra ciclo implica una rotación; un dar y un recibir.
El ego cree que está separado y solo. Individual. Pero el ser creador que está centrado en el corazón se da cuenta de que es UNO con todos los otros seres, en todas partes. Toma consciencia de que existe sólo con, y a través de otros seres... sólo como una parte de la gran unidad.
Así es que tú no puedes entregar tu don sin que otros hayan compartido su don contigo también. Debe haber un “flujo”. Sin flujo no hay ciclo energético. Cuando se vuelve estático, no tiene vida. Tú no puedes acumular amor –debe pasar a través de ti. Por tanto, debes dar esta energía a otros.
Mientras más das, más te abres a recibir. Pero además ¡tú también debes estar dispuesto a recibir! Si no lo estás, creas un bloqueo. Los bloqueos son la raíz del daño a la psiquis, generando como resultado enfermedad emocional, espiritual y física. Así es que disponte primero a dar, y luego también a recibir de vuelta en igual medida.
Y cuando recibes, asegúrate de honrar tanto el regalo como a quien te regala. Sé amable. Di “Gracias”. Entonces, da algo de vuelta. Haz que la energía se siga moviendo. Mantenla viva.
Mantenla “viva de amor”*. Déjala fluir. ¡Y compártela! Si has recibido algo que te ha sido valioso, entonces encuentra el modo de darle a otro ese mismo regalo. Esto también la mantiene viva. Esto también abre tu corazón. Esto también te dice algo sobre tu mayor regalo.
Ésta en la forma en que el dinero de la nueva Tierra va a fluir: cada ser va a encontrar y expresar su mayor don que estará siempre en desarrollo. Y como cada ser es único, así también su mayor regalo será único. Nunca habrá “demasiado” de aquello que tú provees porque tu expresión será única. Y cualquier cosa que sea que necesites y no seas capaz de darte a ti mismo, hallarás algún otro ser que desee ofrecer eso como su mayor regalo.
Así es la nueva economía. Ningún alma se pregunta “¿Pero qué hay ahí para mí?”. Ningún alma tiene necesidades o deseos. Todos tienen abundancia. Y nadie tratar de acceder codiciosamente a más de lo que quiere o necesita, porque nadie tiene miedo a la carencia. Siempre hay abundancia debido a que todos saben que son UNO.
Y a medida que te vayas involucrando más y más con el ciclo energético del amor y menos con las energías negativas, tus días futuros serán más y más brillantes. Y entonces te vas a encontrar realizando más y más servicio. Finalmente, sólo estarás creando con la luz. Ya no tendrás más bloqueos en tu corazón. Y te darás cuenta de que tú eres la luz.