Cuando aprendes a quererte a ti mismo le muestras a otros el camino para amarte. El amor verdadero nace de amarnos responsable y sinceramente a nosotros mismos.
En lo más profundo de su ser una persona añora ser amada. Es parte de su necesidad vital. Pero ese amor no llegará sino hasta que aprenda a quererse a sí misma. Desafortunadamente caemos en comportamientos contrarios, saboteándonos a nosotros mismos, convirtiéndonos en nuestros mayores jueces e involucrándonos en situaciones que nos hieren, nos maltratan y nos enferman.
Algunos comportamientos de las personas que saben expresarse y prodigarse afecto:
Se consideran merecedoras de amor y de todo lo bueno. Está es quizá la clave del amor propio: comprender que solo el hecho de haber nacido y formar parte de esta aventura llamada vida es suficiente para ser merecedor de afecto y de todo lo bueno; y que no hace falta ser hermoso físicamente, inteligente, tener muchos talentos o bienes materiales. Convéncete, mereces ser feliz, ser amado, y vivir una vida satisfactoria y plena.
Reconocen los amores tormentosos. Y se alejan de ellos, no se dejan seducir por los encantos aparentes de una relación que desde el principio se vislumbra sin futuro.
No exponen su vida. Se cuidan a sí mismos, no consumen drogas ni alcohol, no conducen a altas velocidades; en definitiva, no se involucran en conductas de riesgo. Su vida vale más que un momento de adrenalina.
Se permiten equivocarse y no se juzgan con dureza por ello. No temen reconocer sus errores y, en la medida de lo posible, aprenden de ellos; salen fortalecidos de las situaciones de fracaso y aceptan que son seres humanos vulnerables.
Se hacen regalos. Sin dejar de ser responsables con sus compromisos económicos, se compran obsequios, se felicitan, se motivan a través de detalles.
No esperan fechas especiales para usar su mejor vestido o su perfume favorito; todos los días son un día especial.
Cuidan su salud. Asisten con regularidad al médico y toman sus medicinas, hacen ejercicio, se alimentan de manera saludable.
Evitan ambientes y situaciones hostiles, y dejan pasar de largo actitudes provocadoras de otras personas, con la única intención de salvaguardar su tranquilidad.
Son profundamente espirituales. Creen en Dios o en una fuerza suprema que los guía y los protege, saben que no están solos en las dificultades, tienen fé en que los problemas y las situaciones difíciles se resolverán de forma positiva; creen en los milagros.
El dinero y las cosas materiales no son su mayor motivación. Como todos, querrán comprar una casa, pero solo por asegurarse y asegurar a sus seres queridos un lugar digno donde vivir. No poseen un automóvil para lucirlo, sino como una necesidad y el dinero no es el fin, es el medio para alcanzar ideales más trascendentales.
Se expresan afecto a sí mismos. Evitan maltratarse con palabras o pensamientos negativos hacia ellos mismos; por el contrario, al pasar frente a un espejo se dicen, ¡te ves en verdad grandioso!
Confían en sí mismos y son optimistas. Saben que cuentan con sus fortalezas y recursos para enfrentarse a las diferentes situaciones de la vida, y encuentran en cada dificultad una oportunidad.
No es difícil expresarse afecto, es necesario. No se trata de ser egoístas, porque amarnos es lo mínimo que podemos hacer por nosotros mismos, es dejar de esperar que otros nos den lo que nosotros mismos podemos concedernos y que nos permitirá vivir una vida de mayor plenitud.
DIANA CANTOR MARTÍNEZ.
En lo más profundo de su ser una persona añora ser amada. Es parte de su necesidad vital. Pero ese amor no llegará sino hasta que aprenda a quererse a sí misma. Desafortunadamente caemos en comportamientos contrarios, saboteándonos a nosotros mismos, convirtiéndonos en nuestros mayores jueces e involucrándonos en situaciones que nos hieren, nos maltratan y nos enferman.
Algunos comportamientos de las personas que saben expresarse y prodigarse afecto:
Se consideran merecedoras de amor y de todo lo bueno. Está es quizá la clave del amor propio: comprender que solo el hecho de haber nacido y formar parte de esta aventura llamada vida es suficiente para ser merecedor de afecto y de todo lo bueno; y que no hace falta ser hermoso físicamente, inteligente, tener muchos talentos o bienes materiales. Convéncete, mereces ser feliz, ser amado, y vivir una vida satisfactoria y plena.
Reconocen los amores tormentosos. Y se alejan de ellos, no se dejan seducir por los encantos aparentes de una relación que desde el principio se vislumbra sin futuro.
No exponen su vida. Se cuidan a sí mismos, no consumen drogas ni alcohol, no conducen a altas velocidades; en definitiva, no se involucran en conductas de riesgo. Su vida vale más que un momento de adrenalina.
Se permiten equivocarse y no se juzgan con dureza por ello. No temen reconocer sus errores y, en la medida de lo posible, aprenden de ellos; salen fortalecidos de las situaciones de fracaso y aceptan que son seres humanos vulnerables.
Se hacen regalos. Sin dejar de ser responsables con sus compromisos económicos, se compran obsequios, se felicitan, se motivan a través de detalles.
No esperan fechas especiales para usar su mejor vestido o su perfume favorito; todos los días son un día especial.
Cuidan su salud. Asisten con regularidad al médico y toman sus medicinas, hacen ejercicio, se alimentan de manera saludable.
Evitan ambientes y situaciones hostiles, y dejan pasar de largo actitudes provocadoras de otras personas, con la única intención de salvaguardar su tranquilidad.
Son profundamente espirituales. Creen en Dios o en una fuerza suprema que los guía y los protege, saben que no están solos en las dificultades, tienen fé en que los problemas y las situaciones difíciles se resolverán de forma positiva; creen en los milagros.
El dinero y las cosas materiales no son su mayor motivación. Como todos, querrán comprar una casa, pero solo por asegurarse y asegurar a sus seres queridos un lugar digno donde vivir. No poseen un automóvil para lucirlo, sino como una necesidad y el dinero no es el fin, es el medio para alcanzar ideales más trascendentales.
Se expresan afecto a sí mismos. Evitan maltratarse con palabras o pensamientos negativos hacia ellos mismos; por el contrario, al pasar frente a un espejo se dicen, ¡te ves en verdad grandioso!
Confían en sí mismos y son optimistas. Saben que cuentan con sus fortalezas y recursos para enfrentarse a las diferentes situaciones de la vida, y encuentran en cada dificultad una oportunidad.
No es difícil expresarse afecto, es necesario. No se trata de ser egoístas, porque amarnos es lo mínimo que podemos hacer por nosotros mismos, es dejar de esperar que otros nos den lo que nosotros mismos podemos concedernos y que nos permitirá vivir una vida de mayor plenitud.
DIANA CANTOR MARTÍNEZ.
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