Leyes del espejo
1. Similitud. Según Noguchi, nos molestan tantísimo algunas actitudes o comportamientos del resto de personas porque nosotros también cargamos con ellas. La mente inconsciente, tan ególatra, no soporta la imagen que le devuelve ese espejo: una imagen fea y oscura. Por tanto, y como mecanismo de defensa, se revuelve contra el espejo, nunca contra sí misma. La única solución posible, dice el autor, es aceptar nuestras mierdas y querernos un poquito más.
2. Oposición. Noguchi cree que a veces ocurre exactamente lo contrario. Nuestro ego está tan identificado con determinadas conductas (soy bueno, soy generoso, soy fiel, soy activo) que se enfada desproporcionadamente cuando alguien muestra conductas opuestas. No porque nos importe lo más mínimo la vida de los demás, sino porque cuestiona la narrativa personal que nos contamos, nuestra identidad. Así que contratacamos con desagradado.
3. Tu actitud ante terceros. Dice el autor japonés que cuando estamos frente a alguien que nos está molestando, no necesariamente está reflejando nuestra actitud hacia él. A veces es el eco de nuestro comportamiento con una tercera persona. O dicho de otro modo: nos jode que alguien sea distante o complicado o duro porque nosotros estamos siéndolo con otra persona de nuestra vida y nos disgusta que alguien nos lo recuerde.
4. Idealización. En este caso, lo que nos devuelven esos espejos llamados personas es nuestra decepción porque el mundo, y en concreto esas personas, no sean tal y cómo nos gustaría que fuera. Nos molesta equivocarnos, haber generado trillones de expectativas que al final no se han cumplido porque, claro está, la gente no está en el mundo para encajar en nuestro cuento perfecto. Es el reflejo de nuestra incapacidad para aceptar que las cosas son como son.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario