Kali Yuga
El «Kali Yuga» o Edad de Hierro.
Autores definen ciclos históricos de las civilizaciones o culturas, donde cada una de ellas tiene una duración máxima de 5100 años, y de los imperios, donde cada uno tiene una duración media de 550 años.
Hay otros autores que describen unos ciclos cósmicos mucho mayores, y afirman que estos ciclos cósmicos están divididos en cuatro eras:
Edad de oro, edad de plata, edad de bronce y edad de hierro, cada una más corta que la anterior.
Es enorme la exactitud de las palabras contenidas en los textos de los distintos Puranas respecto a la Edad Sombría, el Kali Yuga y nuestra actualidad; los tiempos aún presentes que han ido contra el orden natural y que están llegando a su crepúsculo después haber quemado su ciclo astral (periodo Kali-Yuga, 432.000 años)
Podemos abrir los ojos sin ser videntes y acertar en cómo este mundo actual impera el materialismo y el menosprecio. Está lleno de conflictos e hipocresía y casi no existe honestidad ni misericordia. La gente de todo el mundo está agobiada por diferentes sufrimientos y miserias. Reinan las discordias entre personas y países. La humanidad está acosada por grandes conflictos, epidemias, guerras, drogadicción, desastres ecológicos, crímenes y corrupciones políticas.
La degradación de los valores espirituales y la disminución de la religiosidad y los valores morales y éticos, constituyen un lamentable escenario del mundo contemporáneo, donde cunden muchas desigualdades e injusticia social, sin que la gente se interese por la trascendencia ni los valores eternos del ser.
El ciclo que precede al cataclismo, al fin de nuestros tiempos como especie humana está marcado por los desórdenes; que son los signos anunciadores de su final. El dios Shiva, encargado de esta destrucción, no puede destruir más que las sociedades que se han alejado de su papel y han quebrantado la ley natural como especie: la esencia de su alma.
Según la teoría de los ciclos que regulan la evolución del mundo, la Rueda de la Existencia, nos aproximamos hoy en día al final del Kali-Yuga, la Edad de los conflictos, de las guerras, de los genocidios, de las malversaciones, de los sistemas filosóficos y sociales aberrantes, del desarrollo maléfico del saber que cae en manos irresponsables. Las razas, las castas se mezclan. Todo tiende a nivelarse y este conjunto, en todos los ámbitos, es el preludio de la muerte. Este fenómeno de aceleración es uno de los signos de la catástrofe que se aproxima.
En el «Linga Purana» hindú, escrito 600 años antes de la era cristiana, relata el último de los yugas, el «Kali Yuga» o Edad de Hierro:
«En el Kali Yuga, los hombres vivirán atormentados por la envidia, irritados, sectarios, indiferentes a las consecuencias de sus actos. Estarán amenazados por la enfermedad, el hambre, el miedo y terribles calamidades. Sus deseos estarán mal orientados, su saber será utilizado con fines malvados. Serán deshonestos. Muchos perecerán con crueldad. La nobleza declinará, y los esclavos pretenderán gobernar y compartir con los sabios, el conocimiento, las comidas, los sitiales, y los lechos. Los gobernantes serán, en su mayoría, de bajísima cuna. Serán tiránicos dictadores. Se matará a los fetos y a los héroes. Los artesanos querrán desempeñar el papel de los sabios, los sabios el de los artesanos. Los ladrones se convertirán en reyes, y los reyes en ladrones. Raras serán las mujeres hermosas. Se extenderá la promiscuidad. La armonía social desaparecerá por todas partes. La tierra no producirá casi nada en algunos lugares y producirá mucho en otros. Los gobernantes se apoderarán de los bienes, y dejarán de proteger al pueblo. Mercaderes de baja cuna serán honrados como si fueran sacerdotes, y entregarán a gente que no es digna de ello, los peligrosos secretos de las ciencias tradicionales. Los maestros se envilecerán vendiendo su saber. Los pocos maestros puros se refugiarán en una anónima vida errante. Al final del Kali Yuga, aumentará el número de las mujeres, y disminuirá el de los hombres, que carecerán de toda virilidad. (…) Nadie dejará de emplear un lenguaje grosero, nadie cumplirá con su palabra, todos serán envidiosos. (…) Gente sin principios predicará a los demás la virtud. Reinará la censura, y en las ciudades se formarán asociaciones de criminales que gobernarán. (…). Los hombres se matarán entre sí, y matarán también a los niños, a las mujeres, y a las vacas. Los sabios serán condenados a muerte».
De Ibn Asad, «La rueda de cuatro brazos».
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