Arcontes, los controladores del ser humano.
A los arcontes se les ha denominado como «los gobernantes de este mundo». Crean una realidad paralela en donde encarcelan a los espíritus y se alimentan de ellos.
No son espíritus, son seres de carne y hueso, deformes; pero de carne y hueso. Su hábitat es una dimensión diferente a la nuestra, pero interactúan con nosotros principalmente en busca de su comida favorita, la energía del alma humana.
El Arconte Jefe que se hace pasar por un dios, muy conocido, desea que los hombres se arrodillen y le adoren. Además, desea sacrificios humanos a cambio de protección, encargándose este mismo arconte de sembrar la discordia y la confusión entre los seres humanos para que se maten y permanezcan en guerra entre sí.
Algunas religiones los han identificado siempre como demonios o ángeles caídos. Son seres pertenecientes al Reino del Mal. Los arcontes son anteriores al ser humano y se pueden definir como una inteligencia extraterrestre. Ellos llegaron de otros planetas y se instalaron en el planeta tierra. Mezclaron su ADN con el del hombre al que controlan y dominan en el plano terrenal y también en el plano espiritual e intelectual.
Sobre la Tierra crearon un espeso manto magnético para encerrar nuestra almas y nuestras conciencias y desde entonces se alimentan de nosotros.
Ellos son los creadores de la religiones que someten la conciencia del hombre, de las tradiciones, de la música, la moda y todo lo que hace que el hombre se convierta en un ser vulnerable a sus deseos. Ellos nos crearon, nos moldearon, encerraron nuestros espíritus libres e inmortales en cuerpos físicos que ellos dominan.
Lo más poderoso es la conciencia. Si los arcontes manejan la conciencia del ser humano no hace falta la fuerza para someterlos. A través del sometimiento de la conciencia hacen arrodillarse al ser humano. Lo hacen sentir culpable y pecador a través de las distintas religiones.
No desean que despierte ya que supondría que su conciencia avanzaría hacia otra realidad y se escaparía su principal alimento. Tratan a los seres humanos como su comida, su granja particular. Viven parasitando sus pensamientos y absorviendo su energía vital, alimentándose de ella.
La batalla de los arcontes con la humanidad es una batalla por la conciencia humana, es la batalla esencial entre el Reino del Bien y el Reino del Mal. Esto lo hacen a través de sus servidores humanos que se prestan a ofrecerles su alimento a cambio de poder terrenal.
La masonería y organizaciones ocultistas son sus principales servidores. Gobernantes y los poseedores de las grandes fortunas de este mundo estarían al servicio de los arcontes. Todas las organizaciones supranacionales dirigidas y organizadas por estos gobernantes corrompidos estarían al servicio del poder de los arcontes para que los seres humanos nunca despierten a la realidad.
Hoy en día no existe poder político ni económico en la Tierra que no esté de alguna forma avalado por estos seres.
Nosotros, nuestros espíritus, anhelamos el mundo perdido, el mundo de lo increado, del espíritu, el mundo al fin y al cabo real.
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