sábado, 27 de junio de 2015

EL PODER DE LA SOLEDAD

El Misterio de la soledad es uno de los más grandes misterios de nuestra vida.

Como seres humanos, somos criaturas sociales y, sin los que nos rodean, desde nuestro nacimiento, ni siquiera seríamos capaces de mantenernos con vida en este mundo. El espacio social desempeña un papel crucial en el desarrollo de nuestra personalidad, ya que la dirección de nuestro desarrollo está determinada por las expectativas de otras personas y nuestro deseo de cumplir con esas expectativas.

Así es como llegamos a ser parte de un espacio colectivo, social llamado sociedad, y la sociedad recibe su especial naturaleza de la cultura que representa. 

El libro de nuestra historia personal está escrito en este espacio social, y nuestra identidad se construye sobre el fundamento de nuestra historia personal. Estamos rodeados de otras personas, y sus expectativas y necesidades presentes en nuestra mente cuando estamos solos. 

La mayoría de la gente no entiende la diferencia entre la soledad y estar solo. Estar solo es al mismo tiempo soledad para nosotros. 

Las dos palabras, sin embargo, significan dos situaciones diferentes:

'La soledad' es el estado de la mente, mientras que 'estar solo' es el estado de la Conciencia.

En el estado aislado de conciencia de la mente dominada por el ego, a nosotros no nos gusta estar solos, cuando estamos solos, pensamos que somos solitarios, y resulta difícil de tolerar, tratamos de evitarlo.

De cómo lo hacemos, depende de nuestro temperamento y actitudes personales. 

Las personas extrovertidas se centran principalmente en la vida social. Cuando estamos solos, buscamos amigos, vamos a fiestas, porque nos gusta compartir nuestros placeres y penas con otros. 

Las personas introvertidas, por otra parte, toleran la soledad mucho mejor, a ellos les gusta estar solos. 

Ellos a su vez se vuelcan hacia su mundo interno (pensamientos y emociones). Ellos no están solos, sin embargo, ya que otras personas están presentes en su mente en la forma de sus opiniones y expectativas. Cuando se vuelven hacia adentro, hablan, discuten con las opiniones de otros, y analizan las reacciones de otros. 

Para un observador externo, una persona introvertida podría parecer estar sola, pero por lo general hay todo un grupo pequeño en la cabeza de la persona. 

Cuando una persona introvertida está sola, trata de encontrar alguna actividad para ocuparse ellos mismos con el fin de evitar las sensaciones desagradables que vienen con la soledad. Son capaces de ver televisión durante horas, o utilizar el trabajo como vía de escape. 

¿Por qué la gente corre desesperadamente lejos de la soledad, de estar solo?

Debido a que no nos conocemos a nosotros mismos, así que no nos gusta estar solos. Cuando nos sentimos solos, debemos enfrentar el hecho de que toda nuestra personalidad es pretensión, y toda nuestra identidad está construida sobre cimientos falsos.

Incluso si estas oraciones no están formuladas de manera tan específica en nuestra mente cuando estamos por nuestra cuenta, si la ansiedad y la depresión nos superan significa que hay algo malo con nosotros.

Nos sentimos solos, así que nos escapamos a fin de encontrar refugio en compañía de otros o en nuestros propios pensamientos desde las emociones negativas.

Nos sentimos solos porque estamos llenos de insistencia. Insistimos en nuestra identidad personal, nuestra propia historia, donde los roles principales siempre son interpretados por otros. 

La soledad es una amenaza para los fundamentos de nuestra identidad.

Es cierto que durante nuestra vida estamos rodeados a menudo por otras personas, y vivimos nuestra vida como miembros de la sociedad, pero en el fondo seguimos siendo individuos separados, aislados para toda nuestra vida.

Muy profundo dentro de nosotros nacemos solos, vivimos solos y morimos solos.

Estar solo así, es un estado que interpretamos como soledad.



Sólo el despertar de la Conciencia es capaz de poner fin
a esa sensación de soledad arraigada en nuestro aislamiento inicial.

Sólo cuando hemos experimentado ese Milagro,
reconocemos que la soledad es nuestro estado natural,

en la que brilla la independiente, y aún todo penetrante Presencia.

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