¿Qué es la vanidad y
cuáles son sus manifestaciones?
La vanidad es la
forma más primitiva de egoísmo. Es propia de los espíritus más jóvenes, de
los espíritus que a pesar de haber avanzado bastante en inteligencia, todavía
son principiantes en el conocimiento de los sentimientos.
La principal
característica del vanidoso es que está muy pendiente de sí mismo, sobre
todo de satisfacer sus necesidades y deseos más primitivos, y escasa o
nulamente preocupado de las necesidades de los demás seres, con lo cual se
excede en la práctica de su libre albedrío, sin ser consciente de que en
muchas ocasiones invade el libre albedrío de los demás. La persona vanidosa
pretende ser el centro, que los demás se fijen en ella. Al conocer escasamente
el amor, no distingue bien entre el amor verdadero y la complacencia. Necesita
y desea más que ama. Por ello, en sus relaciones, se inclina más a buscar la
fama, la admiración, la alabanza, el ser complacida y satisfecha en sus
deseos, que a ser querida y querer.
El vanidoso establece
comparaciones continuas entre sí mismo y los demás, intentando siempre
aparecer por encima de ellos. Frecuentemente se burla y difama a los que cree
por debajo de él en aptitudes o en condiciones materiales, y alaba
excesivamente a los que cree puede utilizar para obtener algo para sí mismo. Suele actuar injustamente,
siempre favoreciendo sus intereses. Por ello frecuentemente falsea la realidad
para disfrazar sus actos egoístas.
A menudo se siente
insatisfecho consigo mismo debido al poco sentimiento que desprende, y por ello
huye pavorosamente de la soledad. Necesita mucho de otras personas, a las
cuales suele intentar manipular y absorber para satisfacer, no sólo sus
necesidades, sino sus gustos y sus caprichos, hasta el punto de esclavizar
física o psicológicamente a las personas que están a su alrededor.
Pero también se
cansa rápidamente de las relaciones si estas no le reportan la satisfacción
esperada. Por ello, son personas que absorben y manipulan frecuentemente a los
miembros de su familia más indefensos, como la pareja o los hijos, y en las
relaciones laborales, a sus subordinados, por considerar que son personas de su
propiedad o que no pueden escapar a su influencia. Cuando no reciben la
atención que creen merecer, buscan llamar la atención de los demás de
cualquier forma y a cualquier precio, utilizando el victimismo, la agresividad,
el chantaje, el engaño o cualquier otra forma de manipulación que encuentren.
Debido a la
vibración tan negativa y asfixiante que pueden generar cuando su defecto se
manifiesta en toda su plenitud, acaban por extenuar a las personas de su
entorno, por lo que, si no conocen la vanidad y saben como manejarla, pocas son
las personas capaces de aguantarlo durante mucho tiempo. Esta es la razón por
la cual tienen muchos conocidos y pocos amigos. Se cansan fácilmente de lo que
cuesta esfuerzo y buscan que otras personas asuman sus responsabilidades, a
pesar de alardear constantemente de lo mucho que ellos hacen y lo poco que
hacen los demás.
Cuando hacen algo por
alguien, raramente es de forma desinteresada y discreta, sino que siempre lo
hacen con alarde, buscado una compensación a cambio que, generalmente, suele
ser mayor que el gesto que ellos han tenido con los demás. Un vanidoso no pretende
ser buena persona, sino sólo aparentarlo.
Esperemos que no haya
mucha gente así!
Pues las tres cuartas partes de la humanidad
todavía se encuentran en esta fase inicial de evolución y la vanidad es el
defecto predominante en la clase política de nuestro mundo.
Aunque seguramente no
haya nadie que se identifique con lo que he dicho, porque admitirlo sería ya
signo de que la persona se encuentra en una etapa más avanzada. Es por ello
que nuestro planeta está como está.
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