jueves, 4 de mayo de 2017

DE LA CABEZA AL CORAZON, DEL CORAZON AL SER.

El hombre puede funcionar desde tres centros: uno es la cabeza; otro es el corazón y el tercero es el ombligo.  Si funcionas desde la cabeza le darás vueltas a más y más pensamientos.  Son muy insustanciales, materia de sueño; prometen mucho y no dan nada.

¡La mente es una gran trampa!  Además, tiene una capacidad tremenda para embaucarte porque puede proyectar.  Puede proporcionarte grandes utopías, grandes deseos, y siempre se la pasa diciendo:”Va a pasar mañana”… ¡y nunca sucede!  Nunca pasa nada en la cabeza.  La cabeza no es un lugar para que pase nada.

El segundo centro es el corazón.  Es el centro de la percepción: uno siente a través del corazón.  Estás más cerca del hogar; no has llegado, pero estás más cerca.  Cuando sientes, tienes más sustancia, más solidez.  Cuando sientes, existe la posibilidad de que algo pase.  Con la cabeza no hay posibilidad; con el corazón hay una pequeña.

Pero ni siquiera el corazón es lo verdadero.  Lo verdadero es más profundo que el corazón, es el ombligo.  Es el centro del ser.  Pensar, sentir y ser: esos son los tres centros.

Siente más y pensarás menos.  No luches contra el pensamiento porque luchar contra el pensamiento es crear otros pensamientos, de lucha.  Entonces la mente no es derrotada.  Si ganas, es la mente quien ha ganado; si pierdes, eres tú el que pierde.  De cualquier manera eres derrotado, así que nunca luches contra los pensamientos, es en vano.

En lugar de luchar contra los pensamientos, mueve tu energía hacia sentir.  Canta en lugar de pensar, ama en vez de filosofar, lee más poesía que prosa.  Baila, observa la naturaleza y hagas lo que hagas, que sea a partir del corazón.

Por ejemplo, si tocas a una persona, tócala desde el corazón.  Toca sintiendo, permite que tu ser vibre.  Cuando mires a alguien que no sea con una mirada sin vida, pasiva.  Permite que fluya la entrega a través de tus ojos e inmediatamente sentirás que algo está sucediendo en el corazón.  Es sólo cuestión de intentarlo.

El corazón es el centro negado.  Una vez que empiezas a prestarle atención, comienza a funcionar.  Y cuando esto ocurre, la energía que se movía en la mente de manera automática comienza a moverse a través del corazón, y el corazón está más cercano al centro de energía, el ombligo.  Así que enviar energía a la cabeza es un trabajo difícil.

El primer paso es sentir cada vez más. Una vez que has dado ese paso, el segundo es muy fácil.  Primero ama: has recorrido la mitad del viaje, y así como es fácil moverse de la cabeza al corazón, es aún más fácil moverse del corazón al ombligo.

En el ombligo eres simplemente un ser, un ser puro: sin sentimiento ni pensamiento.  No te estás moviendo para nada.  Es como el ojo del huracán.

Todo lo demás se está moviendo: la cabeza, el corazón y el cuerpo.  Todo se está moviendo, todo está en un flujo constante.  Sólo el centro de tu existencia, el centro del ombligo, está inmóvil; es el eje de la rueda.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario