domingo, 7 de mayo de 2017

EL SENTIDO OCULTO DE LA TRAGEDIA

Cuando algo inesperado nos sucede trayendo dolor y 
desesperanza, cuando imprevistamente se desvía el rumbo 
de nuestras vidas, solemos preguntarnos por qué a mí, por 
qué en este momento o incluso por qué Dios me ha castigado. 
Y normalmente lloramos por nuestra desgracia, cosa que es 
totalmente lógica y humana.
Otra opción que requiere coraje y una gran generosidad de nuestra parte es modificar la pregunta: no seguir dando vueltas sobre por qué nos ha sucedido cierta desgracia sino “para qué ha llegado a nuestra vida este acontecimiento, hacia donde nos conduce, qué nos impone, qué nos impide, qué caminos nos obliga a emprender, qué enseñanzas nos acerca, qué nos falta aprender y sobre todo cuál es el beneficio oculto.
Toda  tragedia es una puerta abierta. Si ya hemos perdido el miedo y decidimos ir al fondo de las manifestaciones de nuestro destino, descubriremos que junto al dolor puede aparecer un sentido completamente nuevo para nuestra vida.  
Ya hemos atravesado las puertas de nuestro infierno personal. Ahora lo que importa es qué hemos aprendido y qué personas se han cruzado en nuestro camino gracias a la tragedia que nos ha tocado vivir.
A veces el sentido pleno aparece muchos años después de la pérdida o del hecho doloroso en sí mismo. Al mirar hacia atrás sabemos que ese acontecimiento sufriente fue la gran oportunidad de nuestra vida, lo que nos ha permitido ser quienes somos. Y que fue sólo cuestión de esperar que se manifestara en el orden esencial.

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