sábado, 24 de febrero de 2018

SOLEDAD ESPIRITUAL


Muchas veces os quejais de que os sentís solo, y llevados por esta percepción os veis inducido a buscar la compañía de vuestros amigos, parientes y conocidos, u os lanzais a nuevas aventuras para encontrar la compañía anhelada o el ser que alejará la soledad que rodea vuestro ser.

Otras veces os consolais vosotros mismos, diciéndoos: “más vale solo que mal acompañado”, pero en realidad estais deseando estar acompañado.

Otras veces decís: “Sociedad, ni en la cama”, pero, también en vuestro corazón estais deseando lo mismo.

Mas, sin embargo, continuais buscando muy disimuladamente la añorada compañía y así seguís buscando, si para vuestra buena fortuna encontrais al ser que va a llenar de dicha vuestro corazón, os casais convencidos que por fin habeis sacado para siempre la soledad de vuestro corazón; al comienzo sí que os sentís dichoso y feliz, pero, al transcurrir el tiempo, y comenzais a conocer a vuestro acompañante, a través de la convivencia, las cosas empiezan a cambiar y comienzan los trastornos en el hogar, los disgustos, las frustraciones, esto o aquello, en fin, nuevamente os sentís solos.

Pero, para vuestro consuelo a la soledad llegan los hijos, igualmente la alegría vuelve al hogar, todo es dicha y felicidad, mas, cuando van creciendo los hijos y sus metas y comportamientos no son los que se esperaban o simplemente se van, nuevamente vuelve la soledad y aún no os habeis dado cuenta que sois ya viejos y todavía os sentís solos.

Veis cómo agotais una existencia vanamente y esto, sin contar que en la búsqueda de llenar el vacío que os ha creado la soledad, buscais otros caminos con alucinógenos para llenar de felicidad vuestra existencia y así palpar y sentir vuestra vida plena y pletórica de dicha; creando de esta manera un problema mayor a vuestra vida. 


Veis, ¿cómo el ansia de encontrar la manera de no sentiros solos os lleva al sufrimiento? Y veis ¿cómo podeis frustrar vuestra vida sumergido en una soledad fría y vacía?

"En este bello día, os quiero invitar a que vengais conmigo y os senteis a la orilla de este hermoso lago y contempleis el vaivén de sus olas, el murmullo de sus aguas que cantan permanentemente, la fragancia que expiden todo lo que su interior contiene y penseis, por un momento, este lago que danza y baila constantemente impulsado por el viento, ¿podrá sentirse solo? Este lago que en su interior da albergue a tantos seres que viven dentro de él y se alimentan dentro de él, ¿podrá sentirse solo? Este lago que se agita al ser abrazado por la esplendorosa luz de la Luna llena, ¿podrá sentirse solo?
¿Qué crees, amado lector? Y este humilde servidor os pregunta: ¿Sois acaso menos que un lago?"

Si os comparais con el lago, el viento que impulsa sus aguas a danzar y bailar, es en vosotros la fuerza del espíritu que os impulsa a actuar. Los seres que viven en su seno, es la presencia de Dios en vuestro corazón, en donde vivís, moveis y teneis vuestro ser, pues, sin esa presencia, vuestro corazón dejaría de latir, y es la exquisita fragancia que exhalan vuestros actos de amor impregnados por esta presencia y cuando la luz de la luna llena agita las profundas aguas del lago, es vuestro maestro interno, quien os habla en vuestro interior.

Aún,  ¿creeis que estais solos? Os sugiero que desde ahora busqueis siempre en vuestro corazón la compañía anhelada y la hallareis, porque ella os espera amorosamente con los brazos abiertos, para deciros cuanto os ama y escucharos siempre.

Veis, ¿cómo nunca estuvisteis solos, ni abandonados? Volved vuestros ojos internos a vuestro corazón y entrégate a esa divina presencia y cuéntale todas tus cosas, que ella te escuchará y te orientará y os dará el consuelo y la ternura que necesitais y entonces, sólo entonces apoyado en su regazo habeis comprendido que la soledad nunca existió.

Danza, baila en la presencia de vuestro divino ser. 

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