viernes, 16 de febrero de 2018

LA PAZ HABITA EN CADA CORAZÓN.


Desde todas las civilizaciones que han existido en la humanidad, de todas se ha sabido que grandes batallas han realizado que han pasado a la historia de esas civilizaciones, como también se ha sabido de los tratados de paz que han firmado y durante un largo tiempo se ha mantenido la paz entre naciones.

Además, como sucede con los tratados de paz por una u otra razón llegan a quebrantarse y nuevamente se reanudan las guerras. Esto como es de saberse afecta la economía de las naciones en conflicto, pues, las guerras causan altísimos costos y además, lamentables pérdidas humanas.

Estas circunstancias se han venido dando de civilización en civilización obteniendo igual resultado, la guerra nunca termina y la paz jamás llega. Se ha observado, el tiempo y el dinero que se gasta en las llamadas negociaciones de paz; alguna vez alguien preguntó, ¿cómo es que la paz se puede negociar?

Ha sido siempre el interés de la humanidad encontrar la paz entre hermanos y entre naciones, pero, siempre se llega al mismo resultado: “No hay paz”.

Inclusive, también en los últimos días las civilizaciones todavía siguen buscando la paz, esto que habeis visto a través de la historia de la humanidad, no creeis que sea merecedor de una reflexión y deteneros a pensar, ¿el por qué aún no se ha encontrado la paz en el mundo?

Hoy deseo llevaros a un lejano bosque donde podais observar los árboles, las aves, el viento, el Sol, las nubes, la hierba, la tierra que pisan vuestros pies, las flores y os pido que mireis atentamente cada una de estas partes que han conformado vuestro bosque. Si observais bien mirad en los árboles la armonía con que sus ramas se mecen al arrullo del vientecillo, las aves vuelan tranquilamente y suavemente se posan en la rama que a su antojo escogen, las nubes caminan lentamente impulsadas por el viento, la hierba crece en el silencio y la armonía, las flores lucen sus colores armoniosos y bellos. Se observa al rededor de todo este bosque armonía y paz que estos seres comunican al lugar.

Si veis bien, estos seres poseedores de la paz y la armonía son los que le transmiten al lugar la paz y muchas veces cuando vosotros os hayais aturdidos y confusos, vais allí para impregnaros de esa paz que se respira en ese lugar. Si verdaderamente, os habeis concentrado en esta observación, habeis notado que no es el lugar el que le comunica la paz a los árboles, aves, nubes, hierba, flores y viento; sino que es al contrario estos seres la comunican al lugar.

El maestro bosque con sus bellas criaturas, nos está indicando el lugar donde se encuentra la paz; lo que quiere decir, que si buscais la paz en entorno de vuestra vida no la vais a encontrar, si la buscais afuera en el mundo exterior, tampoco la vais a encontrar. Entonces ¿dónde la podeis encontrar? Aprended del bosque y la hallareis en cada criatura que forma la gran familia humana.

Es en cada corazón donde habita y podeis hallar la paz, está tan cerca que no la veis. Sentaos por un momento en el lugar que escojas y meditad en vuestro interior y observad cuanta turbulencia os ataca y os roba vuestra paz; cuántas luchas en vuestro corazón y cuánto desasosiego perturban vuestra paz. Habeis perdido vuestra propia batalla dándole cabida en vuestro corazón a estas situaciones engorrosas y complejas.

Hoy, os invito a que os lleneis de valor y fuerza interior, que bebais del manantial de amor que permanentemente brota de vuestro corazón y tomeis cada una de estas situaciones que empañan vuestra paz y las arrojeis en este bello manantial del puro amor divino y poco a poco vayais permitiendo que la luz de la paz comience a brillar en vuestra vida.

Esta es la única manera que encontrareis la paz en vuestra vida y en vuestro mundo.
La paz vive en cada uno de vuestros corazones. ¡Oh! corazones atri- bulados por las guerras internas, sacad la espada del amor y dale muerte a vuestros contrincantes y vereis renacer de nuevo la paz que habiais perdido.

Entended bien, que cada contrincante que os había robado la paz y había sembrado en vuestro corazón el odio, el rencor, la venganza, la envidia, los celos, la codicia, el egoísmo, el desamor, la violencia, el deseo del mal hacia vuestros hermanos y todo aquello que os oprimía, hoy ha muerto, han sido derrotados, vosotros habeis ganado la batalla porque habeis conquistado para siempre vuestra paz interior, que como el bosque se reflejará en vuestro mundo.

Ya sabéis dónde podeis hallar la paz y recordad, todo aquello que perturbe tu paz es vuestro contrincante. 

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