Aquel que no ha sentido a Dios Viviente ¡no ha vivido como ser humano todavía! Los sacerdotes de Egipto llamaron «los vivos muertos» a las personas que no se percibían como almas. Esas personas eran esclavas de su carne, mientras sus cuerpos vivían en la Tierra.
Semejantes personas existen ahora también... Y ellas prosiguen similares tórpidas vidas tras la muerte de sus cuerpos...
La predestinación de cada persona es conocer a Dios, desarrollar la conciencia y prepararse a sí misma para la Unión con la Conciencia Divina; con el Creador, el Poder Más Grande, Quien controla cada parte del universo.
El Creador ha creado la vida aquí en la Tierra ¡precisamente para eso! Y las personas fueron creadas por Él para que cada una de ellas pudiese conocer los mundos más sutiles y, refinándose y desarrollándose a sí mismas todavía más, deviniesen Partículas de la Conciencia Primordial.
El universo multidimensional es similar a un edificio formado por muchas niveles.
La misma estructura es inherente a un organismo humano.
Y una persona es capaz de moverse dentro del espacio de su propio organismo multidimensional con su propia concentración como conciencia.
Cuando el alma crece y se desarrolla de forma consciente, utiliza esos «pisos» para conocer al Todo. Cuando un organismo humano es llenado con la suprema sutileza y poder, tal persona puede permear la totalidad del «edificio» multidimensional, actuar dentro de él y crecer en los «pisos» más sutiles de él, preparándose para manifestar la Divinidad.
En otras palabras, uno puede estudiar la naturaleza de la multidimensionalidad primero dentro de sí mismo y luego conocer la Grandeza y Hermosura del Poder Unido, Quien está presente en todas partes y lo gobierna todo.
Sí, un humano contiene una pequeña partícula de las energías del Absoluto en su potencial y puede crecer y elegir en qué estado de la energía quiere existir. Un ser humano puede moverse conscientemente de uno de esos «pisos» de lo Absoluto a otro y luego conocer al Sutilísimo: el Creador, Quien es la Base Primordial de la Totalidad, la Base viviendo bajo cada cosa en las profundidades del espacio multidimensional.
Así es como uno se desarrolla a sí mismo como alma y determina el «piso» en el que va a vivir en el futuro.
¿Cómo ocurre esto?
LA ATRACCIÓN es la ley de la Evolución que, entre otras cosas, permite a las conciencias idénticas combinarse o unirse unas con otras.
Cada alma se mueve y vive, situándose a sí misma en la Luz, la oscuridad o la penumbra. Aquel estado en el que un alma esté acostumbrada a permanecer determina su «piso»-estrato en el universo multidimensional.
Y si uno está lleno de emociones groseras es como si un recipiente transparente se llenara con una densa y oscura sustancia-estado: el alma se ha vuelto pesada, grosera, y es atraída a ese «piso» en el que todo está saturado con ese mismo estado de conciencia.
Pero si la ternura y el amor brillan en el alma, esto la lleva más cerca de los mundos sutiles y Divinos.
Un ser humano, como alma, puede desarrollar el hábito de vivir en un cierto «piso» y crecerá como conciencia en ese «piso», ya sea del infierno, del paraíso, o la Morada del Creador.
Así pues, la posibilidad de vivir y crecer en cualquiera de esos «pisos» ha sido dispuesta por el Creador en el alma.
¡Comprendan, que la causa de la Omnipresencia y de la Omnisciencia del Espíritu Santo y del Creador es que Ellos están por todas partes y siempre!
Dios está aquí y ahora. ¡Y Él estuvo y siempre estará presente en la eterna duración del tiempo! Dios está en todas partes en la interminable Creación: Él —el Infinito Océano de la Más Sutil Conciencia-Luz— ¡está debajo de cada átomo!
Él también está presente ¡donde tú estás ahora! ¡Su Ilimitado Océano yace siempre bajo cada átomo de tu cuerpo!
¡Conozcan Su Omnisciencia y Omnipresencia! Sin embargo, sabed que sólo se le puede permitir entrar en la Morada del Creador a aquel que se esfuerza por lograr esta Unión con toda su alma, y que se ha desarrollado a sí mismo hasta un grado necesario.
Una puerta a la Morada del Creador se halla dentro de ti: en tu sutil corazón espiritual, lleno de Amor y Luz. Aquí ese pasaje se abre; ese pasaje que conecta el mundo de las personas con el mundo Primordial.
Allí, en la Inmensidad de la Luz del Creador, puedes contemplar y conocer Su Presencia, puedes fusionarte con Él en los Abrazos del Amor y transformarte en el Mensajero del Creador.
... Desde la transparente sutileza, desde la profundidad, otros «pisos» del espacio se ven. Por el contrario, desde los «pisos» impuros, oscuros y groseros, lo sutil es invisible, imperceptible.
... Esas estructuras de un organismo humano, las cuales le permiten a una persona conocer el universo dentro de sí mismo, ¡son dadas exclusivamente a un ser humano durante sus encarnaciones!
El fin último del ser humano: fundirse en la consciencia divina.