En el atardecer de vuestra vida, todo es sabiduría, pues, habeis aprendido de las faenas del día y de ellas habeis sustraído las enseñanzas que
os han dejado. Esto en cada atardecer de vuestra vida va acrecentando
vuestro acerbo espiritual y con los años llegais a ser un libro viviente de la
sabiduría.
Esto os hace entender muchos aspectos de vuestra vida, que aunque os parezca que no habeis aprendido nada, sin embargo, estais aprendiendo. Cuando por circunstancias de la vida os quejais por ésta u otra razón o porque las cosas no arrojaron el resultado esperado, lo único que estais haciendo es quejándoos de que no habeis aprendido a extraer de estas circunstancias la sabiduría que éstas encierran.
Cuando llegais, entonces, al ocaso de vuestra vida y que ya os sentís cansado y agotado por los años, es el momento de más luz en vuestra existencia; pues, a esta altura de vuestra experiencia, por la vida, sois sabios, y además, disponeis de tiempo, que antes no teniais para dar la sabiduría que habeis aprendido.
Veis entonces, mis amados hijos de la luz que interesante se vuelve vuestra existencia cuando llegais a esta etapa de vuestra vida y que vosotros llamais la “vejez”.
Por tanto, hoy podríamos hablar de la vejez como el postgrado que la vida os da que contiene todo cuanto habeis aprendido en esta vuestra vida. Qué bella es la “vejez”, pues, es el resumen de todo cuanto habeis aprendido. Y con este diploma de sabiduría comenzais una nueva experiencia que comienza a partir desde este conocimiento sabio hacia nuevos aprendizajes en otra existencia.
Observad, que la maravillosa vejez es el pasaporte para que podais ingresar a nuevos estadios de conciencia.
Por todo, debeis comprender qué hermoso y bello es vivir y llegar a esta etapa de vuestra vida terrenal, por tanto no mireis la vejez como aquello que es lo caduco e inservible y que sólo es un estorbo. ¡Jamás! alabad a vuestro Padre porque os permite que llegueis a este estado de sabiduría, donde os volveis omniscientes en vuestra individualidad, como parte de la omnisciencia del Padre Celestial.
Esto os hace entender muchos aspectos de vuestra vida, que aunque os parezca que no habeis aprendido nada, sin embargo, estais aprendiendo. Cuando por circunstancias de la vida os quejais por ésta u otra razón o porque las cosas no arrojaron el resultado esperado, lo único que estais haciendo es quejándoos de que no habeis aprendido a extraer de estas circunstancias la sabiduría que éstas encierran.
Cuando llegais, entonces, al ocaso de vuestra vida y que ya os sentís cansado y agotado por los años, es el momento de más luz en vuestra existencia; pues, a esta altura de vuestra experiencia, por la vida, sois sabios, y además, disponeis de tiempo, que antes no teniais para dar la sabiduría que habeis aprendido.
Veis entonces, mis amados hijos de la luz que interesante se vuelve vuestra existencia cuando llegais a esta etapa de vuestra vida y que vosotros llamais la “vejez”.
Por tanto, hoy podríamos hablar de la vejez como el postgrado que la vida os da que contiene todo cuanto habeis aprendido en esta vuestra vida. Qué bella es la “vejez”, pues, es el resumen de todo cuanto habeis aprendido. Y con este diploma de sabiduría comenzais una nueva experiencia que comienza a partir desde este conocimiento sabio hacia nuevos aprendizajes en otra existencia.
Observad, que la maravillosa vejez es el pasaporte para que podais ingresar a nuevos estadios de conciencia.
Por todo, debeis comprender qué hermoso y bello es vivir y llegar a esta etapa de vuestra vida terrenal, por tanto no mireis la vejez como aquello que es lo caduco e inservible y que sólo es un estorbo. ¡Jamás! alabad a vuestro Padre porque os permite que llegueis a este estado de sabiduría, donde os volveis omniscientes en vuestra individualidad, como parte de la omnisciencia del Padre Celestial.
¿No os parece interesante? Entonces, que desde ahora
os libereis del concepto detestable y miedoso que teneis de la vejez, que
como bien habeis observado, que cuando me he referido al término de
“vejez” lo he colocado entre comillas, y es para indicaros que sólo la
materia se envejece, y nunca vuestro espíritu, por lo tanto para vuestro
espíritu no existe la “vejez” como tal sino como el momento de vuestra
vida, que sintetiza vuestra sabiduría obtenida a través de vuestras vivencias en esa existencia.
Entonces que desde hoy comenceis comprendiendo estas sencillas verdades para que cada vez seais más libres en conciencia y, además, para que veais en cada atardecer de vuestra vida el regalo que la vida os ha dado cada día y lo podais apreciar y valorar y compartir con vuestros hermanos en Dios.
Seguid adelante en vuestro aprendizaje, cosa que a la puesta del Sol, vuestra luz sea tan resplandeciente y bella como el Sol de los venados, el Sol del crepúsculo.
“El sabio vive en la sabiduría de sus propias experiencias”.
Entonces que desde hoy comenceis comprendiendo estas sencillas verdades para que cada vez seais más libres en conciencia y, además, para que veais en cada atardecer de vuestra vida el regalo que la vida os ha dado cada día y lo podais apreciar y valorar y compartir con vuestros hermanos en Dios.
Seguid adelante en vuestro aprendizaje, cosa que a la puesta del Sol, vuestra luz sea tan resplandeciente y bella como el Sol de los venados, el Sol del crepúsculo.
“El sabio vive en la sabiduría de sus propias experiencias”.
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