La vida no
evoluciona desde la materia, sino a través de ella. La materia únicamente
proporciona los cuerpos para que la energía consciente los ocupe y utilice como
instrumentos de experiencia. Cuanto más avanzada la conciencia, más complejo ha
de ser el cuerpo para poder darle expresión. Una planta tiene una conciencia
simple que puede existir en el cuerpo simple de una planta, pero nuestras
mentes y almas son bastante más avanzadas y por ello necesitamos un cuerpo
humano más complejo, porque nos permite más libertad de experimentación de la
que nos permitiría el cuerpo de una planta.
Las almas,
en ocasiones, crecen más que sus cuerpos, entonces se gradúan en una clase
nueva y mejorada. La energía consciente en la especie de las plantas puede
llegar a desarrollarse lo suficiente para llegar a necesitar una forma que
pueda moverse en lugar de estar enraizada en un punto, por lo que encarna en
una forma animal baja. Un animal avanzado como un gato o perro domésticos
pueden crecer lo suficiente en conciencia como para encarnar como humano en una
próxima ocasión.
La humanidad, como un todo, acabará graduándose en lo que podríamos
llamar una forma suprahumana, alienígena o angélica, pero incluso ahora esta
graduación es posible para aquellos individuos que alcanzan un nivel suficiente
de avance espiritual dentro de sus vidas.
Más allá
incluso del estadio suprahumano, la mente puede continuar evolucionando sin un
cuerpo físico, existiendo en vez de ello en un cuerpo permanente de energía
totalmente libre de las limitaciones del espacio y del tiempo. Llegada a este
punto la mente puede ir hacia atrás en el tiempo y comunicarse, proteger o
ayudar a sus varias encarnaciones del pasado; un ejemplo de ello sería el yo
superior.
Las personas están en diferentes estadios de desarrollo.
Todos
tienen el mismo potencial para llegar a ser perfectos, pero si son almas más
jóvenes les tomará algo más de tiempo, porque tienen mucho aprendizaje por
delante de ellos. Algunos de éstas almas más jóvenes acaban de graduarse
recientemente del reino animal, y sus primeras varias vidas como humanos son
cortas y violentas. Las almas viejas son maestros suprahumanos de conocimiento
y sabiduría, que han sobrepasado las limitaciones y la ignorancia que todavía
desafían a los demás. La mayor parte de la humanidad está en un punto
entremedio de estos dos extremos de existencia animalística o suprahumana.
Las almas jóvenes todavía no están lo suficientemente
auto-conscientes como para saber la diferencia y la relación entre ellos mismos
y los demás, por ello tienden a ver a la otra gente como cosas necesarias para
su propia supervivencia, en lugar de cómo seres independientes que tienen sus
propias necesidades.
Pero a
medida que el alma se va desarrollando de vida en vida, va incrementando su
auto-conocimiento, y acaba adquiriendo la habilidad de escoger su relación con
los otros y con el mundo. Esta elección es la de elegir si ganar a expensas de
los demás, manipulándolos, o ganar a través de beneficiar a los demás,
ayudándoles. Es básicamente un asunto de egoísmo contra compasión,
desequilibrio contra equilibrio, robar en vez de compartir, oscuridad en vez de
luz. La actitud de servicio a sí mismo podemos llamarla "negativa", y
la actitud de servicio a todos podemos llamarla "positiva".
La elección entre negativo y positivo es una progresión total de las
pequeñas elecciones que hacemos cada día. Cuando obtienes placer del
sufrimiento de los demás, cuando expresas odio por ellos, porque son diferentes
de ti, cuando les haces renunciar a lo que es mejor para ellos para que te
sirvan, te estás alineando con lo negativo.
Cuando obtienes felicidad del crecimiento de los demás, cuando
recuerdas que a pesar de las diferencias todo es una expresión del mismo
Creador, cuando haces elecciones basadas en lo que es mejor para todos a largo
plazo, entonces te estás alineando con lo positivo. Como humanos tenemos en
nuestro interior dos fuerzas opuestas, una llamándonos hacia arriba, hacia lo
positivo, y la otra arrojándonos hacia abajo, hacia lo negativo. Algunos días
una prevalece sobre la otra.
Cuanto más
a menudo obedecemos a una fuerza, más se fortalece. Así, a medida que pasa el
tiempo un alma tiende a alinearse a sí misma con más fuerza con una fuerza,
mientras que la otra va desvaneciéndose.
En la cima del desarrollo humano está la gente que son o bien muy
positivos o bien muy negativos. Los muy positivos tienen corazones de oro y la
sabiduría de servir eficazmente a la humanidad, mientras que los negativos
tienen corazones ennegrecidos y la inteligencia para manipular a la humanidad.
Tras alcanzar una cierta pureza en positividad o en negatividad, evolucionan a
un estado más allá del humano, y se convierten en algo más angélicos o
demoníacos.
Cada uno
de nosotros tiene el potencial de hacerlo parecido, según la fuerza interior
con que elijamos consistentemente actuar.
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