La
concordancia entre la razón, el pensamiento y el amor
no siempre se logra y eso sucede porque entre ellos existen muchas emociones
entrelazadas, intereses creados, deseos acumulados, desinterés en los
resultados, falta de conocimiento de la Causa y el Efecto etc. donde la
mayoría de las veces, no permiten la claridad en el razonamiento, por lo tanto
el entendimiento se confunde y el amor se acomoda a lo que el sentir le dicta
al corazón.
La mayoría de las
veces es la razón la primera en fluir, el pensamiento analiza, sopesa,
distribuye, examina, investiga y observa, pero a pesar de todo, son las
emociones comandadas por el Ego mimado, caprichoso y consentido, el que
atrapará toda buena razón, por lo tanto, el análisis queda nulo, el
pensamiento desiste cansado y las emociones del Ego saltan de alegría porque
sus antojos egoístas han sido complacidos.
La razón es la
primera voz que escuchamos en la mente, pero atrapados por nuestras emociones
que nos hacen sentir la complacencia del ego, no escuchamos, no queremos usar
el raciocinio porque eso nos quita el placer a la vida. Entonces no oímos la
voz de la cordura, de la prudencia, de la reflexión, preferimos el sentir y el
gusto de la pasión, que a las palabras cuerdas y sensatas del amor. El
pensamiento lucha entre la razón y el amor y este vencerá, siempre y cuando,
tenga la capacidad para controlar, ordenar y equilibrar sus emociones.
Si lo logra, la
razón, el pensamiento y el amor habrán transmutado el placer del ego y
habrán vencido la batalla, culminando en un éxtasis de gozo y de amor,
grabándolo en la eternidad de su alma; Si no es así, el placer del ego le
hará sentir la pasión y el arrobamiento momentáneo, su alegría durará un
tiempo corto y cuando el ser se dé cuenta de su realidad, habrá sucumbido
otra vez en la oscuridad de su ego y en el mar de sus emociones.
El secreto de la
felicidad no está en el exterior de nuestras vidas, se encuentra en el
interior de nuestro universo y mente. Se llama: Pensamiento.
El pensamiento es el
creador y transmutador de todo lo inimaginable. Para que la mente proyecte,
plasme y ejecute una realidad correcta, su pensamiento debe ser cuerdo,
estable, equilibrado y ordenado.
Los pensamientos en el cerebro deben trabajar
al unísono y en perfecta concordancia, si no es así, nada funciona, la
creación se convierte en pro-creación; la razón, el análisis, la
concordancia no funcionarían; el pensamiento giraría en un círculo vicioso y
por último el amor sería inexistente ya que al no haber continuidad y
correlación, las emociones viven y se proliferan desatadamente, sin control,
equilibrio y menos con orden.
Para que la Razón, el
Pensamiento y el Amor (corazón) trabajen
juntos, necesitamos primero trabajar con nuestras emociones, ordenarlas y
colocarlas donde cada una pertenece. Solo así podremos obtener un resultado impecable.
Mientras
que nuestras emociones sigan haciendo de las suyas, mientras ellas nos dominen
por completo, entonces quien reinará en nuestro universo no será el
Rey-Energía-Pensamiento, sino el Rey-Emoción-Ego y mientras el Ego-Emociones
sea el rey de nuestra universo-vida, no podremos razonar, pensar y menos amar, con profundo sentimiento...
Camino del
Ser.
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