domingo, 5 de junio de 2016

NARCISISMO o "CULTO AL CUERPO"

Una  más de las manifestaciones de la vanidad, en la que se exalta la belleza física propia como el valor máximo al que uno puede aspirar.

El inconformismo con el propio físico y la búsqueda del “cuerpo perfecto”se convierte en una obsesión, una enfermedad psicológica que hace cometer a la persona todo tipo de aberraciones, como dejar de comer, consumir todo tipo de substancias adelgazantes, vigorizantes, excitantes, etc, colocarse todo tipo de prótesis, poniendo incluso en riesgo su propia vida.

La persona atrapada bajo el influjo del narcisismo jamás se conforma con su físico. Invierte todo su tiempo, su energía, su voluntad y su dinero en modificarlo, creyendo que se trata de sí mismo, cuando en realidad no es más que un vestido que utiliza para operar en el mundo físico. Alberga la falsa ilusión de que llegará el día en el que alcanzará su cuerpo ideal y será feliz, alentada en esa creencia por la industria de la estética, la cosmética y el consumismo, que se lucra a su costa. 

Pero esta ilusión es sólo una trampa tendida por el defecto, porque la felicidad no se consigue de ese modo. Sólo se consigue a través del progreso en el amor. Por ello, la insatisfacción crece más y más. Y mientras, el reloj biológico transcurre inexorablemente hacia la vejez, pareciendo que el proceso natural de envejecimiento va frustrando todas las conquistas realizadas con tanto esfuerzo.

Y así pasa la vida y llega el momento de dejar definitivamente el que fuera un bello cuerpo físico, condenado inexorablemente al proceso de descomposición natural.

Cuando el espíritu vuelve al mundo espiritual toma conciencia del tiempo y esfuerzo malgastado inútilmente en embellecer algo ajeno a uno mismo, un cuerpo que se pudre ahora en una tumba, y de lo poco que ha dedicado a mejorar lo que perdura, lo que uno es, el espíritu. Pero no hay nada irremediable, ya que la vida del espíritu continuará y podrá volver a encarnar para volver a hacer lo que no quiso en la vida que malgastó creyendo ser el cuerpo que vistió.

Visto de ese modo, la belleza física es casi un obstáculo para el progreso del espíritu.

No creáis por lo que se ha dicho que la belleza es un atributo negativo en sí mismo. Al contrario, porque a medida que el espíritu avanza, los cuerpos en los que el espíritu encarna son cada vez más perfectos, más bellos, en consonancia con la belleza del interior de los espíritus que encarnan en ellos, y así ocurre en los mundos físicos espiritualmente más avanzados que el vuestro.

Pero sí puede ser un arma de doble filo en los mundos primitivos, en manos de espíritus poco avanzados. Para los espíritus poco avanzados, inmersos en la etapa de la vanidad, el atractivo físico es un arma para dar rienda suelta a toda su vanidad, y la utilizan con este fin. Saben que aunque se comporten como personas caprichosas, groseras, maleducadas, altivas, su belleza física les proporcionará lo que desean: admiradores, personas que estén a su disposición para complacerles.

¿Para qué esforzarse por ser buenas personas si consiguen lo que quieren con la deslumbrante belleza de su cuerpo?... 

Hasta que les sobreviene la vejez y entonces se quedan solos, porque pierden el único atractivo que tenían y se hunden en su propia miseria moral, ya que jamás han luchado por mejorar su interior, tan ocupados como estaban en mantener su exterior bello y atractivo.


Al final, una vida en vano?  No..., fue un paso necesario para entender que no era ese cuerpo al que le rindió culto.

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