A medida que la humanidad se desconectó de la Fuente, el poder fue
su medio de supervivencia energética y por ello, se utilizó la fuerza de la
verdad como medio de manipulación. Lo que está
ocurriendo en este tiempo es que la Luz está colocando las energías en el lugar
que les corresponde. La Luz está creando el Orden y con
ello, la humanidad está recuperando su poder. Un poder que no viene de afuera,
que no viene de la distorsión, sino que surge de adentro a través del
conocimiento de sí mismo.
Se
vive un momento crucial aquí y ahora, puesto que, una vez que la Luz comenzó a
traer la fuerza de la verdad de vuelta, las máscaras y los telones de
distorsión comenzaron a caer suavemente. Esta es la fase de la transformación
en la cual la energía de la frecuencia índigo, impulsada por el Rayo Azul
Violeta de transformación y Fe, inspira a la humanidad a poner orden en casa.
Sin embargo, esa energía índigo si no es recibida y asimilada en el
corazón, puede llegar a producir un sentimiento profundo de rebeldía y enojo.
Pues al ser interpretada y recibida desde el ego, se recibe en dualidad. Este es el momento que vive como colectivo la humanidad, se
podría decir que se encuentran en tránsito, como en la adolescencia. Retomando
su poder pero haciéndolo de manera ofuscada y con poca Paz. Pues el Rayo Azul Violeta o Índigo se encuentra vibrando fuertemente
a nivel colectivo. No obstante, al recibirlo desde la mente y el ego, este
produce una sacudida interior muy fuerte, que conduce hacia un hambre de
corregir las cosas desde el enojo y la destrucción.
De nuevo es necesario recordar que el Amor es el camino de la
redención y que el interpretar la realidad, procurando hacerlo siempre desde
esa perspectiva amorosa de no juicio, permite asimilar y trascender rápidamente
los aprendizajes. El ego
tiende a cerrar el corazón y crear duras corazas de juicio e indignación. Sin
embargo eso no conduce más que al dolor. No produce liberación, no abre la
Puerta hacia la re-conexión con la Fuente. Solo el Amor brinda la posibilidad
de observar todas las gamas de color y no solamente el blanco y negro, como el
ego tiende a observar.
El Maestro Jesús en su momento dijo “Yo soy la Verdad, el camino, y la Vida” y no se refería a sí mismo como individuo, sino al acto mismo del
reconocimiento del Ser Divino Interior, el YO SOY. Que es tu auténtica
identidad galáctica y espiritual. Aquel aspecto que habita en el entendimiento
constante y en el amor compasivo. El desafío más
grande que tiene la humanidad por delante es justamente ese, reconocer la
Divinidad que habita en cada ser y recordar que ojo por ojo y diente por
diente, jamás crearan la Paz.
Si, puede resultar complicado amar a quienes “mienten” o causan
dolor. Pero es ahí donde reside la Puerta oculta de la tercera dimensión, la
puerta de la liberación y la integración. Es
cuando puedes mirar a quienes te han lastimado con ojos compasivos, sin
necesidad alguna de producir venganza, es que todo se eleva hacia la Luz. Ahí es donde termina el llamado karma. Que no es otra cosa, más que
la oportunidad que vida tras vida las almas se han dado, para abrir esa puerta
de integración. Aquello que no pudiste elevar hacia el amor compasivo, mlo
envías hacia otra vida, hacia otra línea de tiempo, para brindarte la
oportunidad de intentarlo de nuevo. Si lo miras de esa manera, el Karma es
realmente una expresión muy grande de amor.
La humanidad sigue creyendo en el castigo. Más este es una
ilusión. Es una verdad distorsionada que en su momento crearon para obtener
poder. ¿que acaso no se dan cuenta? Los seres
humanos han distorsionado todas las enseñanzas espirituales, con el propósito
de dominarse los unos a los otros. El pecado, el
dolor, la visión de que el karma equivale a castigo y sufrimiento, es la
interpretación que le han dado a las experiencias de la vida. Perdónate a ti
mismo y eso te permitirá mirar con ojos compasivos a los demás.
Como bien saben, la humanidad está transitando por un momento
importante. En algunos lugares del planeta la energía de la guerra y el
conflicto ideológico se apodera de sus habitantes. Es una historia que se ha
repetido una y otra vez para la humanidad. Todos
juegan un rol importante y para ustedes que no se encuentran viviendo esas
historias de primera mano, hay solamente algo que pueden hacer: no juzgar.
Absténgase
en medida de lo posible de emitir opiniones negativas en relación a lo que está
ocurriendo. Invoquen la energía del Orden, pidiendo que se manifieste el Orden
Divino.
Comprendan
que cada vez que juzgan y emiten palabras de enojo e indignación, alimentan esa
misma energía a nivel planetario. ¿Quieres amor? ¿Quieres paz? SE ese Amor y
esa Paz.
No quieras crear Paz haciendo la guerra. No quieras crear justicia
destruyendo con tus palabras las ideologías de aquellos que no te agradan. Y si
bien no blandean espadas ni disparan armas, las palabras que emiten son
vibraciones que se acumulan en el consciente colectivo. Cada
vez que juzgas alimentas el juicio colectivo. Cada vez que odias alimentas el
odio colectivo. Por ello, lo mejor que pueden hacer, si no se sienten capaces
de irradiarle Amor a aquellos que causan daño, pidan que se manifieste el Orden
Divino. Es esa una forma neutra de colaborar con la creación de La
Paz. A veces el silencio es el mejor aporte que le puedes dar a la
creación.
Cada
uno ocupa un lugar majestuoso y necesario dentro del Plan Divino. Es momento de
tomar ese lugar y hacer uso amoroso de él.
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