Nuestro planeta se
aproxima a la posibilidad de un cambio de nivel. Puede dejar de ser un planeta
de tercer nivel y pasar a ser uno de cuarto. Y esto puede ocurrir si un número
suficiente de espíritus consigue tomar conciencia del destino del espíritu,
de su inmortalidad, de que todos los seres somos hermanos y encarnamos para
evolucionar espiritualmente, para aprender a amar y para deshacernos de nuestro
egoísmo, que es el causante de todos lo males del planeta.
Estos espíritus
trabajarán para que se establezca en la Tierra una nueva forma de hacer las
cosas, basada en el amor y esto transformará el mundo a todos los niveles: a
nivel social, económico, político... Pero ocurre que al mismo tiempo existen
multitud de espíritus que no quieren renunciar a su egoísmo, como los
poderosos que manejan el mundo, que no quieren que nada cambie porque no
quieren renunciar a su poder y a su riqueza material, basada en la opresión de
sus hermanos, y que se opondrán con todas sus fuerzas a los intentos
reformadores del primer grupo.
Cada espíritu
deberá tomar una decisión, o luchar por el amor o luchar por el egoísmo, y
trabajar activamente por la elección que haya tomado. Y esta es la
circunstancia excepcional, la oportunidad extraordinaria de progreso para el
espíritu que opte por el bando del amor, porque deberá enfrentarse a multitud
de obstáculos: la incomprensión, la calumnia y la violencia de aquellos
espíritus que todavía se aferran al egoísmo, que intentarán que renuncie
por todos los medios a su objetivo. Y si, a pesar de todos los ataques,
humillaciones y agresiones de todo tipo, consigue seguir creyendo en el amor,
estará un paso más cerca del gran objetivo del espíritu, el llegar a amar
incondicionalmente.
Ciertamente que la
prolongación indefinida de esta lucha produciría un estancamiento espiritual
y un sufrimiento inmerecido y estéril del grupo de amorosos, debido a que el
grupo egoísta podría boicotear indefinidamente todos sus intentos de transformación.
Pero esta lucha tan intensa no se prolongará indefinidamente. Será necesario
que haya finalmente una separación de los dos grupos. La separación implica
que uno de los grupos ha de abandonar el planeta para pasar a encarnar en otro
u otros planetas en los que se encuentren las condiciones adecuadas a su nivel
evolutivo. Vuestra humanidad está viviendo un proceso de este estilo al final
del cual se producirá una selección espiritual como la descrita.
Existen dos
opciones. Si el número de espíritus que han conseguido evolucionar no es
suficiente para conseguir encaminar el planeta hacia el amor, entonces el
planeta en su conjunto no dará el salto evolutivo. Mantendrá su nivel
vibratorio actual, albergando a los espíritus que no dieron el salto
evolutivo.
Serán los que
dieron el salto los que sean transferidos a planetas de mayor nivel evolutivo
para encarnar allí. Seguirá siendo entonces la Tierra un planeta de tercer
nivel que quedará para seguir siendo habitado por los espíritus que no
quisieron desprenderse del egoísmo, y volverán a enfrentarse durante unos
cuantos milenios al mismo tipo de pruebas que no superaron.
Mientras, los
espíritus amorosos, que sí quisieron renunciar al egoísmo, encarnarán en
planetas de un nivel superior, acorde con el nivel evolutivo que ellos han
conseguido para sí mismos, donde encontrarán a otros espíritus que armonizan
con su propio interior, y donde podrán ser felices, al no encontrar oposición
para la manifestación de su amor, y donde enfrentarán retos más avanzados.
Por el contrario, si
el número de espíritus que han conseguido evolucionar es suficiente para
conseguir que la humanidad se encamine y rija según las leyes espirituales, el
planeta en su conjunto dará el salto evolutivo.
¡Los
espíritus que sí han conseguido dar ese salto evolutivo serán los que se
queden en el planeta, mientras que los que no lo den serán transferidos a
planetas de su mismo nivel evolutivo para encarnar allí. Esto es lo que
significa la frase que Jesús dijo en el sermón de la montaña: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la
Tierra.” Esta frase no puede ser entendida sin el conocimiento de la
reencarnación, de la ley de la evolución y de la justicia espiritual. Pues
¿cómo van a poseer la Tierra los mansos, si estamos cansados de ver que son
los opresores, los poderosos, los violentos, los que acaban ostentando el poder
y el dominio sobre la Tierra, mientras que “los mansos”, los pacíficos,
siempre son los que tienen que huir de los conflictos, si no quieren acabar
siendo masacrados? Y es que Jesús está hablando precisamente de ese proceso
de selección en función del nivel evolutivo, que llevará a encarnar en el
futuro en la Tierra a aquellos espíritus que hayan avanzado en el amor y la
paz (“los mansos”), mientras que aquellos que no cumplan la ley del amor serán
transferidos o “desterrados” para que encarnen en un planeta más acorde con su
nivel evolutivo.
Será un proceso
gradual. Los espíritus que no armonicen con el nivel vibratorio del planeta,
una vez hayan fallecido, dejarán de encarnar en la Tierra, y pasarán a
encarnar en otros planetas con su mismo nivel evolutivo. En el caso de que el
planeta ascienda de nivel, la subida en el nivel vibratorio imposibilitará a
los espíritus que no hayan alcanzado dicho nivel nacer en este mundo, así que
habrán de encarnar en mundos que se correspondan con su nivel vibratorio. A
partir de cierto momento sólo nacerán niños con un patrón vibratorio
mínimo.
Normalmente habrá
que esperar a morir para poder pasar a otro planeta, pero no siempre. En caso
de catástrofes planetarias también se permiten las transferencias de
espíritus físicamente encarnados a través de la actuación de civilizaciones
extraterrestres con la tecnología suficiente para transportar a miles de
personas de un planeta a otro, de forma semejante a cuando se producen
catástrofes naturales en ciertas regiones de vuestro planeta, que se ponen en
marcha misiones de ayuda humanitaria con el objetivo de atender y evacuar a los
supervivientes de las zonas afectadas.
En el caso de que no
se dé el salto evolutivo no se condena
al planeta al estancamiento espiritual, de ningún modo. Dentro de unos
miles de años se presentaría otra oportunidad semejante de dar el salto
evolutivo. Entonces buena parte de los ahora espíritus egoístas habrán
vivido suficientes experiencias como para haber despertado para el amor,
pudiendo dar así el salto evolutivo que no quisieron dar en la anterior
oportunidad. Estas oportunidades de avance colectivo se han dado ya en la
Tierra en el pasado. La última vez (hundimiento de la Atlántida) los seres que
habían conseguido evolucionar lo suficiente, al ser una minoría en vuestro
planeta, fueron los que tuvieron que ser transferidos a otro planeta más
avanzado, y la Tierra quedó como hogar de los espíritus que no lo habían
conseguido. Se aprovechó aquel momento de cambios geológicos para realizar
algunas migraciones planetarias masivas entre planetas que estaban pasando por
las mismas circunstancias. El planeta Tierra quedó como refugio de los
contingentes de humanos que no habían conseguido dar el salto evolutivo en sus
respectivos planetas de origen.
Con esto se quiere
decir que muchas de las razas de la Tierra no son originarias de nuestro
planeta, sino que vienen de otros mundos. Y así es. También es una forma de
que entendáis que todos sois hermanos, ya que en muchos lugares del Universo
la vida se desarrolla con patrones muy semejantes a los de la Tierra, y razas
que proceden de diversos planetas pueden mezclarse y coexistir como hermanas
porque las diferencias entre ellas son mínimas
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