Al
comienzo de tu estadía sobre el planeta Tierra te convertiste en un ser humano.
Dejaste a
un lado tu lazo con la conciencia de la cual te sentías parte antes de venir a
la Tierra.
Este lazo
aún existe. Puedes abrir tu percepción para sentir nuevamente esa conexión.
La Tierra
está avanzando rápidamente hacia la conclusión de un experimento en dualidad.
Tú formas parte de esa conclusión.
Te has
manifestado sobre la Tierra en este tiempo para estar presente y contribuir a
la conclusión del mal en el sistema humano.
Es una
elección que hiciste hace eones cuando elegiste venir a la Tierra por primera
vez.
No
estarías leyendo esto a menos que formaras parte de la conciencia que eligió
participar en la finalización de la dualidad.
Tu
participación en el plan fue escrita hace mucho tiempo.
Ahora es
el momento para que recuerdes tu misión.
Mientras
colectivamente nos movemos hacia la conclusión del experimento de la dualidad,
tú tienes algo para contribuir con tus hermanos y hermanas.
Puedes
descubrir tu misión. Puedes recordar por qué elegiste originalmente venir a
este planeta. Tú formas parte del plan. Has vivido muchas vidas sobre la
Tierra, pero la Tierra no es tu lugar. Dejaste tu hogar cuando entraste en la
forma física. Tu hogar está con Dios.
Muchos de
ustedes tienen almacenados en vuestras memorias, recuerdos de experiencias en
otros planetas, en otras dimensiones y en otras realidades diferentes a la
realidad conocida por la mente humana.
Estas
memorias crean en ustedes una conciencia profundamente enraizada de que la vida
puede ser diferente. Que la vida puede ser alegre. Que la vida puede ser una
celebración sin dolor, sin sufrimiento, sin miedo. Ustedes saben que las
experiencias negativas que tú y otros sobre la Tierra tienen y han tenido, no
son partes necesarias de la vida.
Ustedes
conocen otra forma. Esa es parte de la frustración que sienten cuando escuchan
del sufrimiento pasado y presente sobre vuestro planeta. Ustedes saben que es
un agregado. Está impuesto sobre la Verdad. No es de la manera que puede ser.
Estás aquí
para desplazar al planeta fuera de la creación del mal y del sufrimiento. Cada
vez que tú, no importa cuán levemente, participas en crear sufrimiento para ti
o para otro, sabes que has errado la meta. La palabra pecado en griego antiguo
significaba errar el tiro o la meta. El pecado no es malo. Simplemente no es la
Verdad. A lo largo de la historia se ha asociado el castigo al pecado. El
castigo también yerra la marca. El castigo perpetúa el pecado. Ambos son
iguales ya que no están basados en la Verdad. La alegría, el gozo, la
celebración son la Verdad.
Tú eres
todo lo que existe. Tú eres todo. Cada acto que realizas hacia o en contra de
otro es un acto hacia o en contra tuyo. En algún nivel de tu percepción, tú
sabes esto. Experimentas dolor cuando creas dolor. El dolor que experimentas es
el conocimiento de que has errado la senda de la Verdad en tu acción o en tu
pensamiento. Tú no estás separado de tus hermanos y hermanas ni de todas las
demás formas de vida. Son tú, tanto como el cuerpo que habitas es tú. No hay
nada en la creación que no sea tú.
Los
diablos y demonios son tú tanto como los ángeles y los dioses son tú.
Todo es
parte de la creación que nosotros colectivamente elaboramos o propusimos. Sin
embargo, ha llegado el momento de que ciertos aspectos de esa creación
desaparezcan, se disuelvan, se vuelvan sobre sí mismos y no dejen dualidad
alguna. Ahora el mal puede replegarse en sí mismo y revelar la Verdad de que el
dolor y el sufrimiento no son necesarios para experimentar a Dios. Dios es todo
lo que existe. Tú eres parte de Dios y, al mismo tiempo, reflejas otras partes
de Dios en el Ser Perfecto.
El mal fue creado por todos nosotros. El mal existe sobre la Tierra
porque nosotros elegimos experimentar el sistema de la dualidad. La dualidad se
basa en la premisa falsa de que existe algo fuera de ti. El mal está basado en
la ilusión de la separación. En última instancia, no estás separado de nada o
de nadie. Tú eres parte de todo lo que es. Estás conectado con todo lo que es.
Cada vez que tienes un pensamiento que ve a otro como diferente a ti —no como un reflejo de ti en una de tus
muchas facetas— perpetúas la
ilusión de la separación. De la misma manera, cada vez que te relacionas con
otro con Amor y compasión y te regocijas en su expresión única de Dios, creas
Unidad, alcanzas la meta, materializas la experiencia de la Verdad.
Nosotros,
colectivamente, en todas las dimensiones, elegimos originalmente separarnos del
Uno, de la fuente de toda energía, para experimentarnos, para saber que somos
Dios. Elegimos descubrir nuestra habilidad de crear. En ese proceso de
descubrimiento creamos el experimento del bien y del mal. Creamos la dualidad.
Hemos aprendido y experimentado todo lo necesario en ese experimento. La Tierra
misma ha experimentado la gama del mal y del bien y está lista para concluir el
experimento.
Permitete comenzar a
descorrer el velo de tu propia conciencia. Para muchos de ustedes la memoria de
lo que era el lugar donde estaban antes de venir a la Tierra es tan dolorosa
con respecto a vuestra experiencia sobre este planeta, que la han enterrado muy
profundamente dentro de ustedes. Sin embargo, saben que en algún nivel muy
escondido, tienen el conocimiento de que la experiencia de la vida puede ser
muy diferente a la que está manifestándose en este momento sobre la Tierra, y
ansían volver a casa.
Para
muchos de ustedes la experiencia de vuestra conexión personal con Dios es muy
dolorosa porque está asociada a la sensación de haberlo perdido o abandonado.
En ese caso, aparentemente prefieren no experimentar esa conexión aquí porque
es muy tenue o débil, en comparación con vuestra experiencia previa, bien
escondida.
Si has de
participar en el fin de la dualidad en este planeta, es imperioso que
redescubras tu conexión personal con el Ser. Tu conexión con el Ser es
absoluta. Tú eres parte del Ser al mismo tiempo que eres un reflejo del Ser.
Ese Ser se llama "DIOS", y es todo lo que existe. Un sistema de la
dualidad con el que se experimenta es una parte del Ser. Es hora de que esa
parte del Ser se complete. Tú estás aquí porque eres parte de esa conclusión
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