sábado, 14 de mayo de 2022

DEJA IR A TU GURÚ.


«En el momento en que sigues a alguien, dejas de seguir la Verdad.»

-J. Krishnamurti-

 

Si tu maestro espiritual te promete dicha sin fin, el fin de todos tus problemas, la liberación de la ira, las dudas y las penas, el acceso permanente a estados y reinos superiores, la trascendencia completa de todas las preocupaciones humanas, …bueno, pues que sepas que tus dudas son ingeniosas y encierran una creatividad infinita.


Aléjate de cualquiera que te haga tales promesas y ya nunca mires atrás. Entonces, serás libre. Porque, finalmente, confiarás en ti mismo, como lo hacías cuando eras muy joven y aún no te habías dividido en dos: el conocedor contra lo conocido, la certeza contra la duda. Ahora, ya no eres una copia al carbón de alguien más, no tienes que comprar los sueños de otro, ni aferrarte a promesas de segunda mano. De nuevo eres original. Ya no tienes que buscar lo que otros parecen tener, sino descansar en el conocimiento original.


No importa lo que algunos digan, por muy iluminados que pretendan ser, por muchos libros que hayan escrito, por muchos admiradores, seguidores o discípulos que tengan, por muy brillante que sea su sonrisa y carismática su personalidad, por perfecto y ‘espiritualmente correcto’ que sea su lenguaje… Ellos lo saben muy bien. Son hijos de la Vida, como tú, inocentes en el fondo. No son la autoridad, no tienen conocimientos privilegiados, no pueden dar respuestas exactas.


Ellos solo pueden compartir su viaje, sus puntos de vista, aquello que han percibido. Ellos son lo que tú eres, la conciencia misma y, en ese nivel, eres completamente igual a ellos. No existe un ‘club’ para los despiertos. Ninguna ola en el océano es más ‘océano’ que otra ola. La Vida no concibe niveles que se midan de esa manera y, al final, la Humildad nos alcanza a todos.


Nadie puede estar ‘en’ un estado superior, porque los estados van y vienen. Incluso los sentimientos más dichosos o las emociones más eufóricas, no pueden ser permanentes; de igual modo que ninguna ola puede ser permanente y mantenerse en el océano.


Al perseguir estados y experiencias, al esforzarte por lograr la ‘próxima gran cosa’, te agotarás en poco tiempo. Y esa clase de agotamiento tan merecido es algo maravilloso, porque es el comienzo de un gran despertar.


Tu cansancio es sagrado, ¿te das cuenta? Tu dolor no es un signo de tu ignorancia, sino una nueva expresión de vida. Tus miedos no son errores. Tu angustia no es una indicación de que estás lejos de despertar o de que estás siendo castigado por tu incapacidad. Tu anhelo no es algo que deba ser erradicado. Incluso hasta tu confusión es santa. Y tus dudas te han mantenido ágil, curioso, abierto, y te han protegido del mayor dolor de todos: la arrogancia.


Tú no eres una víctima, ¡pero estás tan sumamente vivo…! No dejes que nadie te diga lo contrario.


Ya estás harto de tantas promesas, te cansas de tratar de ser algo que no eres, te cansas de transitar el camino de otro, de seguir a alguien más, de confiar en su verdad antes que en tu intuición.


No está en tu naturaleza seguir, adorar, crear dioses externos.


Frena, aborda las cosas, curiosea, cuestiónalo todo…

¡Y, sobre todo, confía en tus dudas mientras caminas!

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