Arcángel
Miguel:
Un ser
muy hermoso, poderoso y radiante se manifiesta en un cuerpo físico en la
Tierra.
Vamos a
‘etiquetar’ al ser como José, permitiéndole tomar la forma de un varón. José es
ahora un pleno adulto y ha pasado mucho tiempo descubriendo y aprendiendo sobre
el mundo existente en la Tierra.
La Luz
que era tan brillante cuando nació sigue siéndolo, pero José ya no es
consciente de este aspecto de su ser, su mente y su aura se han llenado con
otras ideas, distracciones y deseos.
José
siente que le falta algo en su realidad, anhela algo pero no puede descifrar
qué es lo que tanto anhela. Siente una tristeza interior, aún cuando su vida
esté yendo bien.
José
decide que debe permitirse escapar y embarcarse en un viaje; no sabe adónde irá
o qué hará, pero la libertad le da un sentimiento de euforia y entusiasmo.
Decide
que desea viajar, aunque va a caminar a todos lados para no depender más que de
si mismo.
José
empieza a empacar algunas mochilas, inconsciente de cuánto tiempo va a estar
fuera o adónde irá, por lo que empaca mucha ropa, herramientas para ayudarlo a
sobrevivir, e inclusive algunos libros para entretenerse en este viaje.
Parte de
su hogar cargado de mochilas, sin,sentir su peso pues su entusiasmo lo está
llevando adelante sabiendo que va a necesitar todos esos artículos, lo cual
hace que sus mochilas se sientan extremadamente ligeras.
Empieza
a caminar alegremente sin estar seguro de adónde ir, pero decide ser creativo
en sus decisiones.
Gradualmente
las mochilas se vuelven una carga; su entusiasmo disminuye y empieza a maldecir
las mochilas y a si mismo por haberlas traído.
Ya no se
siente tan libre, sino amarrado, tal como se había sentido antes de partir.
Se
sienta y empieza a rebuscar en sus mochilas, sacando todo lo innecesario hasta
que se queda con una pequeña mochila donde guarda lo básico que va a necesitar
para sobrevivir.
Deja los
artículos innecesarios a la puerta de alguien con una nota diciéndole que se
quede con lo que quiera y comparta el resto.
Su
entusiasmo se aviva de nuevo. Tras un día de decisiones creativas, llega a
orillas de un río y decide recostarse contra un árbol.
Saca su
libro y empieza a leer, adentrándose plenamente en el mundo de las fantasías
del libro.
El
viento empieza a soplar por entre los árboles, por lo que se arropa para
calentarse.
José
tiene muy pocas pertenencias y el día está oscureciendo.
Empieza
a preguntarse por qué deseaba escaparse de su realidad, por qué pensaba que la
realidad que había creado ahora sería mejor que su previa realidad.
Seguía
sintiéndose como si estuviera portando muchas cargas, y se preguntaba si había
algo bello, libertad y entusiasmo en la realidad de la Tierra para que él los
pudiera experimentar.
El
viento continuaba soplando rudamente por entre los árboles mientras José se
acurrucaba abrazándose fuertemente y ajustaba su ropa para calentarse y
reconfortarse.
Sentía
como si el viento le estuviera hablando, aunque no escuchara voz alguna.
El
viento le estaba demostrando que necesitaba permitirle llevarse todas sus
cargas.
José
empezó a reflexionar sobre todo lo que había hecho de lo cual se arrepentía, y
dejó sencillamente que se lo llevara el viento.
Luego
contempló todas las veces que había experimentado dolor y tristeza, permitiendo
que todas esas emociones y heridas energéticas fueran llevadas por el viento.
Se
preguntaba qué más debía dejar ir, y se dió cuenta de que debía enviar su
perdón en la ola del viento a todas las personas que él culpaba de haberlo
lastimado o que le habían hecho un mal en el pasado -a quienes él permitió que
lo lastimaran..
Entonces
sintió ya que su cuerpo se sentía mucho más ligero, sintiendo un alivio de la
tristeza que siempre había estado con él.
No
obstante, el viento seguía soplando con vigor a su alrededor. Se retó a
encontrar qué más debía dejar ir.
Se dió
cuenta que ya se había desapegado de la gente a su alrededor, inclusive
embarcándose en este viaje, él los seguía amando profundamente pero sabía que
si tenía que estar a solas, estaría perfectamente feliz y podría cuidarse de sí
mismo.
Todavía
acurrucado abrazándose fuertemente, se dió cuenta de que había algo que
requería de su atención.
Tenía
que dejar ir lo relacionado a si mismo. Tenía que permitir que el viento se
llevara todas sus percepciones de sí mismo, las ideas que se había formado de
si mismo, buenas o malas, la manera como se hablaba, las cosas que amaba y
odiaba sobre sí, así como sus sueños y deseos para el futuro que él había
construido en su mente a partir de las influencias de su personalidad y de
otras personas.
Empezó a
dejar de agarrarse tan fuertemente física y energéticamente.
Estaba
feliz de que el viento se llevara grandes partes de sí y aguardaba
entusiásticamente a ver qué quedaría.
Empezó a
llorar a raudales; dolía tanto dejar ir ciertas ideas de sí mismo, pero al
mismo tiempo se estaba sintiendo gozoso y libre.
Captó
que había estado esperando toda su vida para lograr esto, y supo que era algo
que continuaría logrando en su futuro.
Cayendo
dormido, se deslizó a un sueño acerca de un árbol echando raíces desde el suelo
de la Tierra. Observó al árbol crecer y fortalecerse en fuerza y carácter.
El árbol
estaba amarrado a un lugar toda su vida, y sin embargo se sentía libre en su
realidad.
Luego se
sintió a sí mismo como un árbol echando raíces justo a lado del primer árbol.
Su cuerpo se preocupaba de que estuviera creciendo demasiado cerca del otro
árbol.
Crecía
cada vez más alto, lo cual aumentaba su ansiedad.
Luego el
viento sopló de nuevo y le recordó que tenía que dejar ir su ansiedad y
preocupación y sólo observar.
José
permitió al viento llevarse su ansiedad y preocupación; y para sorpresa suya,
vió que el árbol empezaba a fusionarse con el primer alto árbol.
A medida
que se deslizaba a la energía y conciencia del árbol, se dió cuenta de que
había aceptado una tremenda libertad dentro de su ser.
Aunque
no podía moverse de esa ubicación, se sentía fuerte y libre de las cargas, y su
mente, corazón y emociones despejados.
Nada le
irritaba más; comprendió que no tenía que ser como los demás, no tenía que
tener lo que otros creaban, él podía simplemente ser él mismo y ser feliz en la
realidad que él creara para sí mismo.
Sabía
que si cualquier energía, pensamiento o emoción surgía de él para retar la
libertad y la paz que él había creado, podía simplemente pedirle al viento que
se las llevara, siempre y cuando estuviera dispuesto a dárselas al viento Él
apreciaba poder vivir felizmente con muchas cosas a su alrededor, o vivir
básicamente.
José
captó asimismo que si empezara a llover, granizar o nevar, seguiría estando
feliz y las experiencias externas no podrían destruir su paz, fuerza y libertad
que había manifestado en su interior.
La
libertad le trajo un enorme gozo que sólo lo llenaba de un coraje aún mayor en
sus convicciones.
Sobre él
brillaba un resplandeciente sol cuando existía como un árbol; había absorbido
toda la conciencia del primer árbol y ahora sentía una tremenda unidad y
conexión con todo.
El sol
aparentaba seguir brillando más; era como si miles de luces danzaran a su
alrededor.
Se
imaginó a sí mismo abriendo su pecho a la luz y permitiendo que la luz inundara
su ser.
Se
despertó repentinamente de su sueño; había amanecido y había estado dormido
toda la noche con su espalda recostada en el tronco del árbol.
Su
cuerpo se sentía electrizado, zumbando de luz. Se preguntaba si todo había sido
un sueño, pero recordó el dolor cuando exploraba su energía.
Surgió
un saber desde su interior: “¡te has desatado, liberándote de la influencia de
la Conciencia de la Humanidad!
Te has
dado la libertad para pensar y sentir como deseas, conforme a tu ser, en vez de
conforme a tu personalidad o la influencia de otros.
Yo soy
tu Ser y estoy aquí para guiarte adelante. Mi misión es fusionarme con tu
cuerpo físico tan completamente que representemos al Creador en la Tierra en un
cuerpo físico sagrado con emociones y conciencia divinas.
Estamos
manifestando la encarnación divina a fin de que inspiremos a todos a recordar
su verdad, y logren lo mismo ellos mismos.
Embarquémonos
ahora en la trayectoria real; en tu sueño te fusionaste con un árbol más grande
que era Yo, tu Ser; somos uno José.
Observa
tu cuerpo, está cargado de luz y transfigurándose más allá de lo que te puedas
imaginar.
Observa
tu corazón y mente, están abiertos y despejados a medida que la conciencia del
Creador lo penetra.
Mi
energía siempre está aquí para guiarte. Recuerda que nada en la Tierra puede
crear una identidad para tí, tu verdadera identidad es tu Ser y el Creador, tú
lo sabes mentalmente y ahora es tiempo de experimentarlo!”
José se
puso de pie y estiró su cuerpo; se sentía diferente. ¿Qué hacemos ahora? se
preguntó, y la respuesta le vino instantáneamente.
Con
apoyo divino,,
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