miércoles, 7 de octubre de 2015

VIVIR LA DESOLACIÓN.

La desolación puede darte muchas cosas que la felicidad no puede.  De hecho, la felicidad te quita mucho.  Te quita todo lo que siempre has tenido, lo que siempre has sido.  ¡La felicidad te destruye!  La desolación nutre tu ego y la felicidad es básicamente un estado de ausencia de ego.

Ese es el problema, el verdadero meollo del asunto.  Es por eso que la gente encuentra muy difícil ser feliz. Es por eso que millones de personas en el mundo han decidido vivir en la desolación.  Te da un ego muy, muy cristalizado.  Miserable, eres.  Feliz, no eres.  En la desolación hay cristalización; en la felicidad te vuelves difuso.  Si se entiende esto las cosas se vuelven muy claras.

La desolación te vuelve especial.  La felicidad es un fenómeno universal, no tiene nada de especial.  Los árboles son felices y las bestias son felices y los pájaros son felices.  Toda la existencia es feliz excepto el hombre.  Al estar desolado, el hombre se vuelve muy especial, extraordinario.

La desolación te permite atraer la atención de la gente.  Siempre que estás desolado tienes atención, te tratan amigablemente, te quieren.  Todos empiezan a cuidarte.  ¿Quién quiere lastimar a una persona desolada?  ¿Quién siente celos de una persona desolada?  ¿Quién quiere estar en contra de una persona desolada?  Sería demasiado vil.

La persona desolada es cuidada, querida, atendida.  Se invierte muchísimo en la desolación.  Si la esposa no está desolada, el esposo simplemente tiende a olvidarla.  Si está desolada, el esposo no puede darse ese lujo.  Si el esposo está desolado, toda la familia, (la esposa, los niños), está a su alrededor, preocupada por él; eso reconforta mucho.  Uno siente que no está solo, que tiene familia, amigos.

Cuando estás enfermo, deprimido y en la desolación, tus amigos van a visitarte, a reconfortarte y a consolarte.  Cuando eres feliz, esos mismos amigos sienten celos de ti.  Cuando realmente seas feliz, encontrarás que todo el mundo está en tu contra.

A nadie le gusta una persona feliz, pues hiere los egos de los demás.  Los demás empiezan a sentir: “Te has vuelto feliz y nosotros seguimos arrastrándonos en la oscuridad, la desolación.  “¡Cómo te atreves a ser feliz cuando todos nosotros estamos en esta desolación!”.
Por supuesto, el mundo está compuesto por gente desolada y nadie es lo suficientemente valiente como para dejar que el mundo se ponga en su contra; es demasiado peligroso y arriesgado.  Es mejor colgarte de la desolación que te mantiene siendo parte de la multitud.  Sé feliz y serás un individuo; si es estás desolado serás parte de una multitud.

¿Feliz?  ¿Sabes lo que es la felicidad?  La felicidad es simplemente felicidad.  Uno es transportado a otro mundo donde deja de ser parte del mundo que ha creado la mente humana, del pasado, de la historia terrible.  Uno deja de ser parte del tiempo por completo.  Cuando realmente eres feliz, extático, el tiempo y el espacio desaparecen.

Cuando eres realmente feliz empiezas a adentrarte en lo trascendental.  No es social, no es tradicional, no tiene nada que ver con la mente humana.

Sólo observa tu desolación, mírala y serás capaz de encontrar las razones de que exista.  Entonces observa los momentos en los que de vez en cuando te permites el gozo de estar alegre y ve qué diferencias hay.  Te darás cuenta de que cuanto estás desolado eres un conformista.  La sociedad te ama, la gente te respeta, incluso puedes llegar a convertirte en un santo, pues los santos están desolados.  La desolación está escrita profundamente en sus rostros, en su mirada.  Como están desolados, están en contra de toda alegría.  Condenan toda alegría como hedonismo, toda posibilidad de alegría como pecado.  Están desolados y les gustaría ver a todo el mundo igual.  De hecho, sólo en un mundo miserable pueden ser considerados santos.  En un mundo feliz tendrían que ser hospitalizados como enfermos mentales.  Son patológicos.

Observa tu desolación y encontrarás que hay ciertas cosas fundamentales.  Primera: te hace respetable.  La gente se muestra más amigable hacia ti, más simpática.  Tendrás más amigos si estás desolado.  Es un mundo muy extraño, hay algo de base que está mal.  No debería ser así; una persona feliz debería tener más amigos. Pero vuélvete feliz y la gente sentirá celos de ti, ya no serán amigables.  Esto es porque se sienten traicionados; tienes algo que ellos no pueden conseguir.  ¿Por qué eres feliz?  Entonces a través de las diferentes épocas de la historia hemos aprendido un mecanismo sutil: reprimir la felicidad y expresar la desolación.  Se ha convertido en nuestra segunda naturaleza.

Debes deshacerte de ese mecanismo.  Aprende a ser feliz y a respetar a la gente feliz, aprende a prestar más atención a la gente feliz, recuérdalo.  Este es un gran servicio a la humanidad.  No seas demasiado amigable hacia la gente que está desolada.  Si alguien está desolado, ayúdalo, pero no seas demasiado amigable.  No le des la idea de que la desolación es algo valioso.  Permítele saber perfectamente bien que lo estás ayudando pero no por respeto, sino simplemente porque está desolado.  No estás haciendo nada sino tratando de sacar a un hombre de su desolación, pues la desolación es desagradable.  Permite que  la persona sienta que la desolación es así, que estar desolado no es algo virtuoso, que no le está haciendo un gran servicio a la humanidad.


Sé feliz, respeta la felicidad y ayuda a la gente a entender que la felicidad es la meta de la vida. Siempre que veas a una persona feliz, respétala; es santa.  Cada vez que sientas una reunión alegre, festiva, piensa en ella como en un lugar sagrado.

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