En la inmensidad de este magnífico universo que habitáis, sentís la separación entre unos y otros, pero en realidad todos compartís la energía del corazón, puesto que venís del mismo lugar y os dirigís al mismo lugar.
Lo que ocurre es, simplemente, que, cuando os encarnáis en este magnífico planeta, olvidáis quiénes sois; ese es un olvido intencionado, un olvido pactado, para que así, en esta maravillosa vida que estáis viviendo, evolucionéis y hagáis consciente todo lo que es inconsciente en vosotros.
Recordar quiénes sois, ese es el único y verdadero objetivo que alberga vuestro corazón. Y, puesto que todos y cada uno de vosotros venís del mismo lugar, sois lo mismo en mayor o menor grado, en mayor o menor evolución; eso es indiferente, por eso tendrías que ver al prójimo como a tu hermano, como una parte de ti. Y esa parte de ti te mostrará partes de ti que deberías perfeccionar o agradecer.
Cuando alguien te causa sufrimiento o dolor, te está mostrando esa parte que tendrías que evolucionar, si así lo deseas. Y cuando alguien te muestra aspectos hermosos de su ser, esos también son aspectos que hay en ti; si los reconoces, ya están activos y, si no los reconoces, deberías dejarlos salir a la luz. Todo lo que vemos en nuestro exterior, es todo lo que vemos en nosotros mismos; todo lo que le hago a mi hermano, me lo hago a mí mismo.
Ni el juicio ni el castigo existen, ya que no existe un Dios castigador. Tal temor se instauró para encoger vuestro corazón y vivir bajo el yugo del miedo, pero soltaos esas cadenas que os atan al juicio y al castigo y sentíos libres de ser vosotros mismos, puesto que vosotros sois el más puro amor. Sentíos libres de amar, de ser, de sentir la alegría de estar experimentando esta hermosa vida, y vividla intensamente, vividla sin pensar en la opinión ajena, en qué pensarán, qué dirán o qué harán los demás, sino desde vuestra más alta verdad que se alberga en vuestro corazón. Vividla desde ahí, disfrutadla, hacedla sagrada tal y como lo sois vosotros: seres hermosos, sagrados, perfectos…
Y si no os sentís así porque estáis enterrados en lo externo, en los juicios, en las criticas, en el dolor o en el sufrimiento, comenzad a trabajar en vosotros mismos para alcanzar un estado de amor, de gozo, de paz, de plenitud, ya que todo eso no se encuentra en el exterior, si no en vuestro interior. Lo que sucede es que ahí no queréis mirar, creéis que es más fácil fijaros en el exterior y enfocaros en la escasez, en el sufrimiento, en la culpa, en el victimismo…
Sin embargo, cuando empezáis a fijaros en vosotros mismos, todos esos condicionamientos, creencias y emociones arraigadas que hay en vosotros, comienzan a derrumbarse y a desaparecer, aunque únicamente depende de vuestra firme determinación de hallar el Amor y la Verdad en vuestro grande y hermoso corazón, puesto que no se halla en ningún otro sitio que no sea ese.
De manera, que deja de buscar en el exterior y comienza a buscar en ti mismo, dedicándote tiempo a ti y a tu cultivo interior. No hay otra forma, no hay otro camino. La felicidad que podáis encontrar en lo externo es efímera; conque, si tu voluntad es la de permanecer y vivir en abundancia, comienza a fijarte en tu interior, porque ahí hallarás la plenitud que tanto anhelas.
Con mucho amor,
MARÍA MAGDALENA
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