Liranos encarnando.
Somos vuestros hermanos de Lira, pertenecemos a una especie humana muy antigua de un Universo vecino y hemos encarnado en vuestras civilizaciones más avanzadas, como también lo estamos haciendo ahora.
Nuestro motivo de ingreso a la Tierra siempre ha sido el Servicio y la Hermandad.
Son muchos los hermanos liranos que han decidido vestir ropajes humanos en vuestra humanidad y, para hacerlo, han tenido que entrar en un reposo inducido y de ralentización de los signos vitales, un estado de animación suspendida, ya que la vida de la forma corporal lirana permanece de esta manera en nuestras naves, para que el alma pueda proyectarse en descenso hacia la Tierra y animar un cuerpo humano terrestre.
El método de ingreso de estas almas es, generalmente a través del nacimiento; el alma que llega entra en un bebé que está por nacer antes del parto o en el preciso instante del nacimiento. Otra forma de ingreso es en una persona adulta. Esto último es posible al establecerse un acuerdo monádico, que se establece entre el alma que parte y la que llega. Este tránsito puede transcurrir en perfecta armonía con el ritmo de vida externa del individuo que no llega a percibirlo o darse durante momentos extremos, como el de personas que salvan la vida física en enfermedades terminales, suicidios o accidentes al parecer mortales. Se lleva a cabo siempre con el consentimiento de la Mónada, no se trata de una usurpación de cuerpos.
El alma parte hacia un destino supra físico para completar aprendizajes en otros mundos más avanzados, rompiendo su lazo con los átomos permanentes de los cuerpos que abandona. Gracias a ese servicio ya no necesitará encarnar para saldar débitos kármicos. Mientras eso sucede, la personalidad sigue su existencia sin cambios evidentes, salvo el voltaje y la calidad de energía, pues las almas que llegan para ocupar esos cuerpos son siempre más evolucionadas.
A partir de ahí, el alma entrante tiene que tratar de comandar el vehículo humano, algo que no es nada fácil para ella si nunca ha tenido alguna experiencia semejante, dada la densidad de los vehículos terrestres. La dificultad radica en que, al entrar en un cuerpo adulto, se encuentra con energías astrales y mentales ya establecidas que deberá dominar hasta que los cuerpos emocional y mental le respondan elevando su vibración. También asume el Karma de aquella que le ha proporcionado sus vehículos y le asegura un buen Dharma. Mediante esa forma de servicio, ambas crecen en Luz y Conciencia.
Hay casos en los que el individuo sólo «presta» sus vehículos durante un tiempo más o menos largo, según la necesidad de la entidad entrante; en tales casos, el alma permanece vinculada a los átomos permanentes.
Ya sea de una u otra la forma en que ingresamos a la Humanidad de un planeta determinado, tenemos que adecuarnos a las posibilidades y a las características de la nueva civilización a la cual ingresamos, y tenemos que adaptarnos al grado vibratorio y evolutivo de la morada que visitamos, lo cual es todo un desafío para cualquier alma entrante que haya dejado atrás la evolución a través de la materia física densa.
Al encarnar un cuerpo denso humano, la mayoría pierde la noción consciente de quienes son a nivel cósmico, pero conserva la esencia interna que tarde o temprano le hará recordar, en forma de inspiración o intuición, el origen y propósito de esa existencia.
Y si actualmente volvemos a ingresar al estado físico denso en un planeta material como es la Tierra, es porque existe para nosotros una nueva posibilidad de expandir la comprensión a través de estados densificados y, además, para ayudar a vuestro planeta con el aporte de nuestra presencia álmica y monádica, la cual, como hemos dicho, ya tiene un cierto avance que es superior al del humano promedio de vuestra civilización.
Las almas, aunque no tienen nacionalidad, tienen un colorido energético que denota lo aprendido y el camino transitado. La tónica vibracional de las almas es la nota que irradian, un sonido supra físico, que puede traducirse y convertirse en un nombre, como vosotros lo entendéis. Pero todo eso sería para cubrir las necesidades de una mente materialista y egóica. Las almas no necesitan nombres propios en forma de palabras, porque se identifican por la auténtica nota que las define en cualidad, tono y color. Esa nota álmica o sonido interno de la conciencia, varía a medida que el alma crece en comprensión y aumenta su luminosidad. Por lo tanto, ni siquiera las notas álmicas permanecen inmutables, sin cambio, ya que se desarrollan y se transforman vibracionalmente y evolucionan cómo evoluciona todo el Cosmos.
Nosotros somos notas activas en vuestro planeta. Con el aporte de nuestro sonido grupal, hemos proporcionado a la Tierra un cierto ingrediente vibratorio que necesitaba. Así mismo, nuestras almas están absorbiendo del planeta ciertos aditivos vibratorios que son únicos en todo el Universo.
Nuestra Paz y desarrollo lumínico álmico-monádico está presente en la Tierra, gracias, entre otras causas, a que es en vuestro planeta donde se definen acontecimientos cruciales para la Vida Universal. Los desafíos iniciáticos del universo se concentran, fundamentalmente en ciertos planetas y la Tierra es uno de ellos.
En Luz y Paz, vuestros hermanos de Lira.
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