El cuerpo debería funcionar correctamente, perfectamente. Es un arte, no es austeridad. No es austeridad; no debes pelear con él, simplemente tienes que entenderlo. El cuerpo es tan sabio... más sabio que tu mente, recuerda, porque el cuerpo ha existido por más tiempo que la mente. La mente es un recién llegado, sólo un niño.
El cuerpo es muy antiguo, muy muy antiguo... porque alguna vez te moviste como una roca; el cuerpo estaba ahí, la mente estaba profundamente dormida. Luego te convertiste en un árbol; el cuerpo estaba ahí, con todo su verdor y sus flores. La mente estaba aún profundamente dormida; no tan dormida como en la roca, pero dormida aún. Te convertiste en un animal, en un tigre; el cuerpo estaba muy vivo con su energía, pero la mente no estaba funcionando. Te convertiste en un pájaro, te convertiste en un hombre... El cuerpo ha estado funcionando durante millones de años.
El cuerpo ha acumulado mucha sabiduría; el cuerpo es muy sabio. Así que si comes demasiado el cuerpo dice: ¡Deténte! La mente no es tan sabia. La mente dice: El sabor es delicioso; un poco más. Si escuchas a la mente, entonces la mente se vuelve destructiva para el cuerpo, de una u otra manera. Si escuchas a la mente, primero dirá: Sigue comiendo, porque la mente es estúpida, un niño. No sabe lo que está diciendo. Es un recién llegado; no tiene aprendizaje en sí. No es sabia; aún es tonta. Escucha al cuerpo. Cuando el cuerpo dice: Tengo hambre, come. Cuando el cuerpo dice: Deténte, para.
Si escuchas a la mente, es como si un niño pequeño estubiera guiando a un anciano; ambos caerán en un foso. Si escuchas a la mente, entonces al principio estarás demasiado en los sentidos, y luego te hartarás. Cada sentido te traerá miseria y cada sentido te traerá más ansiedad, conflicto, dolor.
Si comes demasiado habrá dolor y habrá vómito; todo el cuerpo se perturba. Luego la mente dice: Comer es malo, así que haz un ayuno. Y un ayuno también es peligroso. Si escuchas al cuerpo nunca comerá de más, nunca comerá de menos; simplemente seguirá el Tao.
Algunos científicos han estado ocupándose de este problema y han descubierto un fenómeno muy hermoso: los niños pequeños; comen cuando sienten hambre, se van a dormir cuando sienten que el sueño está viniendo. Ellos escuchan a sus cuerpos. Pero los padres los perturban, continúan forzándolos: Es hora de cenar, o de comer, o esto o aquello, o es hora de dormir, ¡ve a la cama! No le permiten a sus cuerpos...
Así que un experimentador intentó dejar a los niños por su cuenta. Estaba trabajando con veinticinco niños. No se les forzó a ir a dormir, no se les forzó a levantarse. No se les forzó para nada durante seis meses. Y surgió un entendimiento muy profundo.
Ellos durmieron bien. Tuvieron menos sueños, ninguna pesadilla, porque las pesadillas venían de los padres que los estaban forzando. Comieron bien, pero nunca demasiado; nunca menos de lo necesario, nunca más de lo necesario. Disfrutaron comiendo y algunas veces no comieron para nada. Cuando el cuerpo no tenía ganas, no comían, y nunca se sentían enfermos por comer.
Una cosa más que nadie sospechó alguna vez llegó a entenderse, y fue milagrosa. Sólo Sosan puede entender, o Lao Tzu o Chuang Tzu, porque ellos son los maestros del Tao. ¡Fue tal el descubrimiento! Ellos llegaron a entender que si un niño estaba enfermo, entonces él no comería ciertos alimentos. Entonces trataron de comprender por qué él no estaba comiendo esos alimentos. Los alimentos fueron analizados y se encontró que, para esa enfermedad, esos alimentos eran peligrosos. ¿Cómo lo decidió el niño? Sólo el cuerpo...
Conforme el niño iba creciendo, cualquier cosa que se necesitaba para su crecimiento era de lo que él más comía. Entonces ellos analizaban la comida y encontraban que esos ingredientes eran favorables. La comida cambiaría porque las necesidades cambiaban. Un día un niño comería algo y el mismo niño, al día siguiente, no lo comería. Y los científicos sintieron que existe una sabiduría del cuerpo.
Si permites que el cuerpo se exprese, te estás moviendo en el camino correcto, de la mejor manera. Y esto no sólo sucede con la comida, esto sucede con la vida entera. Tu sexo va mal a causa de la mente, tu estómago va mal a causa de tu mente. Tú interfieres con el cuerpo. ¡No interfieras! Aunque sólo lo puedas hacer durante tres meses, no interfieras. De repente te volverás muy saludable y un bienestar descenderá sobre ti. Todo está bien, el zapato embona. Pero la mente es el problema.
Si escuchas los sentidos te vuelves simple. Por supuesto, nadie te va a presentar sus respetos, porque ellos dirán: Este hombre es un hombre sensual. Un hombre sensual está más vivo que un hombre no-sensual.
¡Escucha al cuerpo!, porque estás aquí para disfrutar este momento que se te ha dado, este grácil momento, esta beatitud que te ha sucedido. ¡Estás vivo, consciente, y en un mundo tan vasto!
El ser humano es un milagro en este pequeño planeta... muy muy pequeño, ¡diminuto! El sol es sesenta mil veces más grande que esta Tierra, y este sol es mediocre. Existen soles millones de veces más grandes que éste, y existen millones de soles y millones de mundos y universos. Hasta ahora parece, por lo que a la ciencia respecta, que la vida y la conciencia han ocurrido sólo en esta Tierra. Esta Tierra está bendita.
Tú no sabes lo que has logrado. Si sientes lo que has logrado, simplemente estarás agradecido y no pedirás nada más. Podrías haber sido una roca y no habrías podido hacer nada al respecto. ¡Eres un hombre!; y estás sufriendo, y estás preocupado, y no estás entendiendo nada. Disfruta este momento porque puede que no vuelva otra vez.
Esto es lo que los hindúes quieren decir: ellos dicen que te puedes convertir en roca nuevamente. Si no disfrutas y no creces en ello, caerás. Puedes convertirte en un animal otra vez. Este es el significado: siempre recuerda que este clímax de la conciencia es el punto más alto: si no disfrutas y te integras en él, caerás.
OSHO.
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