jueves, 26 de marzo de 2015

MENTE CERRADA

Tener la mente cerrada es estar cerrado a la posibilidad de cualquier cosa que exista fuera de los valores que pueden ser experimentados por los sentidos de tu cuerpo.

Sin embargo, en el reino llamado Dios, nada es imposible. Si algo se puede concebir o reflexionar, existe; pues cualquier cosa soñada o imaginada ya es parte del reino de la existencia. Así es como la totalidad de la creación llegó a existir. Cada vez que le digas a alguien «es sólo tu imaginación», lo estás programando para la estupidez y la creatividad limitada. Y eso es, de hecho, lo que les ocurre a los niños de este plano, a todos.

Cualquier cosa a la cual se le permita ser pensada, existe, y todo aquello que te permitas pensar lo experimentarás, ya que tu campo electromagnético lo atraerá hasta ti.

La atrocidad de poseer una mente cerrada es que ello te impide conocer la alegría. Te mantiene esclavizado a las ilusiones del hombre. Te impide conocer tu gloria y la de Dios. Mientras tengas una mente enclaustrada, y vivas y pienses de acuerdo con la conciencia social, nunca te aventurarás hacia lo desconocido, ni contemplarás la posibilidad de realidades más grandiosas por miedo a que ellas signifiquen cambio porque habrá mucho más que ver, que entender y de lo cual formar parte que lo que había anteriormente en un mundo ordenado, que vive y muere.


Mientras aceptes sólo los pensamientos limitados que se te han inculcado, nunca activarás mayores porciones de tu cerebro para recibir y experimentar otros pensamientos distintos de aquellos con los que te encuentras cara a cara cada día de tu existencia.

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