domingo, 20 de septiembre de 2015

PERDIDA DE CONCIENCIA

¿Qué nos ha pasado? ¿Dónde, en qué lugar, en qué momento, perdimos la conciencia  que teníamos de nuestro ser espiritual, de nuestra esencia, de nuestra verdadera condición de seres inmortales?

Vinimos a la vida física a aprender, a crecer y a evolucionar, para regresar más tarde enriquecidos con la experiencia adquirida. Pero resulta que en el afán  de hacer más cómoda y placentera nuestra estadía en la Tierra, nos hemos olvidado de la verdadera finalidad de nuestra presencia aquí. Nos hemos creído que éramos el cuerpo, cuando en realidad el cuerpo es la ropa que nos pusimos para ir a la escuela y, cuando llega el momento de partir, nos desgarramos las vestiduras por lo que creemos que vamos a perder, porque nos damos cuenta que perdimos el tiempo o porque no tenemos la conciencia muy tranquila.

Estamos aquí en la Tierra, para cumplir con nuestro propósito. Venimos con un plan diagramado de antemano. Sabemos exactamente lo que tenemos que hacer y aprender. Pero al poco tiempo nos olvidamos de nuestro objetivo. Así como un muchacho es enviado por su padre a un país lejano para estudiar y, cuando está lejos  de su casa se olvida del  estudio, seducido por las tentaciones de un país diferente, así nosotros nos hemos olvidado de nuestro Padre y nos deslumbramos como niños en un parque de diversiones.

Creemos que el objetivo es pasarla bien y queremos probar todos los juegos. Y queremos ganar todos los juegos que podamos y conseguir todos los premios que sea posible, y competimos y rivalizamos con los otros y con nuestros propios amigos y, si podemos hacer trampa, la hacemos, y ya lo único  que nos importa es ganar cada vez más y acumular  más cosas y tener  más poder que los otros y sufrimos cuando no lo logramos.

Y así se nos pasa esta viday, cuando llegamos al momento de la muerte, el  momento de regresar a casa y reunirnos  con nuestro Padre, no queremos saber nada y lloramos y pensamos que es un castigo, y que nuestro Padre es injusto porque nos obliga a dejar a todos los amigos que hicimos y todas las cosas que ganamos.

Sólo después de desprendernos del cuerpo, al mirar hacia atrás, nos damos cuenta de lo equivocados que estábamos, de lo tontos que fuimos al dejarnos encandilar  por la luces de un parque de diversiones y de que todo eso no era nada más  que una ilusión momentánea y pasajera. 

Y resulta que, por querer poseer una ilusión, no aprendimos nada, no cumplimos  con lo que nos habíamos comprometido y, encima, en el afán de poseer más, engañamos, defraudamos, robamos y no nos importó el sufrimiento de los que se quedaron fuera de la feria de diversiones.

 Ahora  tendremos que volver una vez más a la Tierra. Y esta vez no habrá parque de diversiones. Sin embargo, ya nos arreglamos para no hacer lo  que tenemos que hacer. Esta vuelta, la excusa será la lucha por la viday el esfuerzo  para alcanzar una posición social acomodada. Y una vez más llegaremos a la muerte con pánico y desolación.

Y una vez más, cuando estemos del otro lado, nos daremos cuenta de que nos equivocamos otra vez, de que nos olvidamos otra vez. Y seguirá ocurriendo así hasta que despertemos a nuestra conciencia espiritual y recuperemos ese conocimiento que está en nosotros mismos, en nuestra propia esencia.


Necesitamos recuperar nuestra verdad, nuestra consciencia

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