La
base de la disciplina espiritual es recordarte a ti mismo que no eres tu cuerpo
físico, tus emociones, tu intelecto, creencias, trivialidad, sexualidad, ni
religión. Eres un Ser Infinito que le alquila un cuerpo a la Fuerza Divina. Has
venido a experimentar y a trascender.
La
disciplina central es la trascendencia. ¿Qué harás hoy para ayudarte a ir más
allá de la experiencia física y comprender mejor este viaje? La disciplina
espiritual no es más que no perder de vista la Fuerza de Dios.
La
espiritualidad es invisible. No lo olvides nunca. Si puedes verlo, si lleva
ropa divertida, si está allí arriba para que le miren, si está haciendo una
gran actuación de sí mismo, no es espiritualidad. Es ego.
Espiritualidad
es tener La Luz en tu corazón, abrazar las pequeñas cosas, la suavidad y el
silencio. No es actuar, ser una persona que se exhibe; es el proceso de
convertirse en una persona invisible.
Desafortunadamente,
tendemos a pensar que la espiritualidad ha de mostrarse de un modo determinado.
Podrías estar rodando borracho en un bar y aún así ser espiritual. Porque en
ese momento, cuando estás totalmente vertido fuera de tu cerebro, la personalidad
y su ego están totalmente locos y por lo tanto estás en contacto con tu yo
espiritual, completamente alineado con la Fuerza de Dios porque tu mente se ha
ido temporalmente.
Así
que ten cuidado de no atorarte con percepciones dogmáticas de la
espiritualidad. Conviértete en el árbol retorcido. Mantente detrás. Sé
silencioso. No hables a menos que la gente te pregunte. Si tienes percepción,
puedes ver a una persona en la calle y ver la historia de su vida allí misma;
no digas nada. Si sabes la respuesta, mantente callado; no lo muestres a la
gente. Si preguntan, diles un poco, justo lo suficiente para llevarles al
siguiente paso. Pero no viertas toneladas de sabiduría sobre ellos porque no es
necesario. Un poco aquí, y un poco allá, es todo lo que has de hacer.
Básicamente,
la disciplina espiritual es quedarse en las emanaciones de la Fuerza de Dios,
creyendo cuando no puedes ver, sabiendo cuando no sabes confirmarlo con la
lógica, siendo seguro cuando todo alrededor parece inseguro, siendo silencioso
en un mundo ruidoso, siendo abundante cuando la gente dice que se está acabando
todo. Permanece dentro de esa espiritualidad, y si la pierdes, regresa.
Da un paso atrás. Organiza. Sé silencioso. Medita.
Sé
humilde. La gente alcanza un poco de espiritualidad y entonces hace un montón
de aspavientos sobre ello. No hay nada más decepcionante que una persona que
realmente no sabe nada, yendo por ahí como si él o ella fueran el sabio de la
montaña.
Si
enseñas, enseña desde la distancia. Enseña y luego vete. Pero no te quedes por
allí buscando aplauso. Sé misterioso. Mantente en movimiento. No le digas a la
gente quien eres o qué sabes. Sólo dales lo suficiente para mantenerlos en
movimiento. Eso es disciplina espiritual, permanecer con la Fuerza de Dios y no
utilizar tu elevado poder para ganancias no razonables o para mantener el ego
feliz.
No hay
nada peor que ir a una de esas conferencias New Age y observar a toda esa gente
andando por allí. Penoso, absolutamente penoso. La gente tiene ideas extrañas
acerca de la espiritualidad. Creen que es santurronería, tocar campanillas y
usar túnicas. Espiritualidad es el hombre de la basura que cree en sí mismo, la
señora de la bolsa, que sabe quien es. Ella vive una vida despejada, sin
trastos inútiles, sin desorden, está durmiendo bajo el puente.
Eso es
espiritualidad, donde te haces uno con la simplicidad del cuervo que vuela
sobre tu cabeza, la simplicidad de los pequeños animales del bosque, en paz
consigo mismos y con todas las cosas, siendo uno y en paz contigo mismo.
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