Por Agustín Grau
Ser un guerrero no significa ser un salvaje, ni alguien dispuesto para la pelea, la lucha, el enfrentamiento o
el combate.
Ser un guerrero
significa otra cosa. Significa ser una y muchas
cosas a la vez. Y todas ellas bellas.
¿Qué es un guerrero? ¿Eres
un guerrero una guerrera? ¿Quién es un guerrero?
Un guerrero es una persona que se enfrenta a sus miedos y temores
con objeto de superarlos y trascenderlos, y así, en el camino, alcanzar un
estado impecable de ser.
Es una persona que combate la ignorancia y la
desazón que le produce la ignorancia. Una persona que quiere saber, que lucha por saber y que no se detiene ni ante la falta de
respuestas ni ante las respuestas que le ofrecen
los que no tienen respuestas.
Es una persona que se toma en serio su vida y la vive conscientemente. A cada paso, en cada momento, aquí y ahora.
Una persona que está interesada en saber quién
es, porqué está aquí y hacia dónde se dirige. Cuál
es su meta, su sentido, su propósito, su cometido, su razón de ser.
Que intenta imprimir
un significado total a cada cosa que hace por insignificante que sea, y ello
porque sabe que, insignificante o no, cada cosa está ahí por algo, tiene su
sentido, su derecho a ser, a estar, a existir. Y
quiere que se la conozca.
Y así, ante la disyuntiva de mostrar un exquisito respeto o un
exquisito desprecio por todo, el guerrero elige el amor, y el amor le lleva a
respetar y a desear intimar con cada cosa que existe, con cada ser que habita
su mundo.
Y aprovecha cada instante de su vida porque
sabe que no ha venido ni a dormir ni a estar dormido. Incluso cuando duerme,
sabe que no duerme, sino que vive en otra dimensión, en otro lugar, en otra
forma, y actúa y aprende y sigue aspirando a ser libre en cada cosa que hace.
Por eso, cuando se levanta por la mañana y
recuerda que ha soñado que era un avestruz se pregunta: ¿soy yo que ha soñado
que era un avestruz o soy un avestruz soñando que soy yo?
Un guerrero no se
queja, no culpa, no protesta, respeta toda forma de vida, ama todo lo que hay
porque sabe que todo lo que hay no es más que una manifestación de su propio
ser. Que lo que hay es él y que él es lo que hay, y que no hay diferencia
entre él y los demás, entre él y todo lo que le rodea, entre él y todo lo que
existe. Un guerrero sabe que vivir es abrazar cada instante, cada cosa en cada
momento.
Y no piensa, sino que siente y actúa, porque sabe
que pensar es un entretenimiento de la mente en su afán por no llegar a ninguna
parte. Un guerrero actúa y sabe que actúa y sabe
porqué actúa, porque cada momento es útil y cada cosa es útil. Y cada cosa tiene su significado y existe por algo.
Un guerrero saber
que vivir es la aventura más maravillosa que pueda conocer. Y que aprender, superarse y evolucionar es la mayor de las tareas,
el cometido más sagrado, su supremo fin.
Y aprovecha cada instante porque sabe que un día
se marchará, aunque
su marcha sea tan solo un espejismo, una manera de nombrar su viaje desde este plano hacia otros inaccesibles por ahora, hacia otros planos en los que la vida continúe bajo otras formas
diferentes de ser.
Y así, sabe que la
vida es infinita, que él es infinito y que no
puede morir