Antes de venir al planeta, elegimos tomar un cuerpo
físico y seleccionamos voluntariamente las experiencias que estamos dispuestos
a experimentar.
Por Marisol Cano Cano
En ese proceso seleccionamos a nuestros padres,
hermanos, futuras parejas, matrimonios, amigos, y demás.
Con las personas que nos van a ayudar más eficazmente
firmamos un “contrato kármico”. Nos ponemos de acuerdo en lo que cada uno le va
a hacer al otro con la intención de enseñar o aprender algo. El proceso de
aprendizaje es mutuo y el contrato kármico se firma de común acuerdo. Cuando
llegamos a este plano, nos olvidamos de lo firmado y vivimos la experiencia
elegida.
Los contratos kármicos son voluntarios e irrevocables;
no desaparecen hasta que se cumplen totalmente. Uno los elige con la finalidad
de dar un paso adelante muy importante en la evolución personal. Por ejemplo,
una mujer puede pedirle a su “futuro esposo” que durante el matrimonio la
maltrate; de esta manera, ella reconocerá que tiene muy poco amor propio y
deberá aprender a valorarse como mujer. Por otra parte, él acepta que ella le
inicie una demanda legal; de esta manera, tendrá que aprender a respetarla y
renunciar a su machismo, hostilidad hacía la energía femenina y negatividad.
Cuando hay un contrato kármico, se percibe una
sensación de venganza en una o en ambas personas involucradas, de ahí que pocos
aprenden a la primera. Si no se aprende a la primera se tendrá otra oportunidad
de repetir la experiencia, pues hasta que no se aprende "el contrato
Kármico de vida te hará repetir la experiencia hasta que aprendas lo que has
venido a aprender". Nos olvidamos de que nosotros mismos hemos elegido
vivir la “mala experiencia” para aprender la lección y reparar nuestros errores
pasados para limpiar nuestro Karma en vida y por tanto evolucionar
espiritualmente para poder seguir con nuestra evolución transcendental.
El principio de causa y efecto dice que existen muchos
planos de causación, por tal motivo, a veces es muy difícil entender por qué
sucede lo que sucede y nos enredamos en "un drama personal"
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