sábado, 18 de abril de 2015

EVOLUCIÓN Y ETERNIDAD

La felicidad verdadera sólo es posible alcanzar a través de la evolución en el amor. El amor es lo único que puede llenar el vacío del interior.

Estamos aquí, porque hemos  venido a evolucionar.  ¿Evolucionar en qué?
Al proceso de transformación del egoísmo en amor que es la  evolución. Evolucionar significa aprender a amar.

Hablamos de evolución en el amor. Pero no es amor lo que se ve en el mundo. ¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué vivimos en un mundo que tiene tantas contradicciones, desde lo más bello hasta lo más atroz y destructivo? El odio, las guerras, el hambre, la miseria, el sufrimiento. Qué sentido tiene todo esto. ¿Tiene algún sentido, o se lo buscamos pero no lo tiene?

El sentido, evolucionar. Todas esas calamidades  tienen un mismo origen, la ausencia de amor, llamémosla egoísmo. Igual que la suma del egoísmo de cada persona puede hacer del mundo un auténtico infierno, como ocurre en la actualidad, cuando ese egoísmo se transforme en amor, la suma del amor de cada persona transformará el mundo en un paraíso.

En vuestra voluntad está el transformarnos interiormente desde el egoísmo al amor, y si logramos  el cambio interior, entonces el exterior, lo que  nos rodea, el mundo entero, cambiará como lógica consecuencia de ello.

El mundo físico en el que estamos  está ahí para ayudarnos  a experimentar en ese proceso de transformación. Es como la arcilla para el niño que quiere aprender a modelar.

 ¿Evolucionamos para qué, hacia dónde? ¿Qué sentido tiene todo ese esfuerzo si, al fin y al cabo, todo eso se va a terminar con la muerte?

La evolución de cada ser hacia una mayor capacidad de amar, de sentir y de saber, hacia mayores cotas de felicidad, no termina nunca, de lo contrario, no tendría sentido.

Que el ser nunca deja de existir, es decir, es inmortal.

¿Cómo puede ser posible esto  si cada día vemos como mueren miles, millones de seres humanos?
Lo que muere es sólo el vehículo que utiliza el ser para manifestarse en el plano físico, es decir, su cuerpo físico. Su esencia, su conciencia, continúa existiendo.

La muerte no existe, y que lo que se descompone es sólo el vehículo que utiliza el espíritu para manifestarse en el plano físico.

El espíritu es el ser que existe, que vive y siente. En el espíritu es donde reside la voluntad y la conciencia individual, que jamás se destruye. Cada  uno somos espíritu. Todos nosotros, los humanos, somos espíritus, sólo que ligados a un cuerpo material durante algunas temporadas a las que llamaremos encarnaciones. Creemos que somos  nuestro cuerpo físico, pero este es sólo el vestido que necesitáis para poder actuar sobre el mundo material.

 El espíritu, o sea, nosotros, podemos existir de forma independiente del cuerpo, Y es lo que ocurre después de la muerte. El espíritu se separa completamente del cuerpo físico y continúa existiendo, viviendo.


El espíritu es inmortal. Puede evolucionar, cambiar a mejor, o estancarse, pero jamás destruirse

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