La felicidad
verdadera sólo es posible alcanzar a través de la evolución en el amor. El
amor es lo único que puede llenar el vacío del interior.
Estamos aquí, porque
hemos venido a evolucionar. ¿Evolucionar en qué?
Al proceso de
transformación del egoísmo en amor que es la
evolución. Evolucionar significa aprender a amar.
Hablamos de
evolución en el amor. Pero no es amor lo que se ve en el mundo. ¿Por qué el
sufrimiento? ¿Por qué vivimos en un mundo que tiene tantas contradicciones,
desde lo más bello hasta lo más atroz y destructivo? El odio, las guerras, el
hambre, la miseria, el sufrimiento. Qué sentido tiene todo esto. ¿Tiene algún
sentido, o se lo buscamos pero no lo tiene?
El sentido,
evolucionar. Todas esas calamidades
tienen un mismo origen, la ausencia de amor, llamémosla egoísmo. Igual
que la suma del egoísmo de cada persona puede hacer del mundo un auténtico
infierno, como ocurre en la actualidad, cuando ese egoísmo se transforme en
amor, la suma del amor de cada persona transformará el mundo en un paraíso.
En vuestra voluntad
está el transformarnos interiormente desde el egoísmo al amor, y si
logramos el cambio interior, entonces el
exterior, lo que nos rodea, el mundo
entero, cambiará como lógica consecuencia de ello.
El mundo físico en
el que estamos está ahí para
ayudarnos a experimentar en ese proceso
de transformación. Es como la arcilla para el niño que quiere aprender a
modelar.
¿Evolucionamos para qué, hacia dónde? ¿Qué
sentido tiene todo ese esfuerzo si, al fin y al cabo, todo eso se va a terminar
con la muerte?
La evolución de cada
ser hacia una mayor capacidad de amar, de sentir y de saber, hacia mayores
cotas de felicidad, no termina nunca, de lo contrario, no tendría sentido.
Que el ser nunca deja
de existir, es decir, es inmortal.
¿Cómo puede ser
posible esto si cada día vemos como
mueren miles, millones de seres humanos?
Lo que muere es sólo
el vehículo que utiliza el ser para manifestarse en el plano físico, es
decir, su cuerpo físico. Su esencia, su conciencia, continúa existiendo.
La muerte no existe,
y que lo que se descompone es sólo el vehículo que utiliza el espíritu para
manifestarse en el plano físico.
El espíritu es el
ser que existe, que vive y siente. En el espíritu es donde reside la voluntad
y la conciencia individual, que jamás se destruye. Cada uno somos espíritu. Todos nosotros, los
humanos, somos espíritus, sólo que ligados a un cuerpo material durante
algunas temporadas a las que llamaremos encarnaciones. Creemos que somos nuestro cuerpo físico, pero este es sólo el
vestido que necesitáis para poder actuar sobre el mundo material.
El espíritu, o sea, nosotros, podemos existir
de forma independiente del cuerpo, Y es lo que ocurre después de la muerte. El
espíritu se separa completamente del cuerpo físico y continúa existiendo,
viviendo.
El espíritu es
inmortal. Puede evolucionar, cambiar a mejor, o estancarse, pero jamás
destruirse
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