Describir el mundo
espiritual en todo su detalle a alguien encarnado que no puede en ese estado
apreciarlo en toda su extensión es algo muy difícil.
Es como intentar
explicar lo que es el color a un ciego de nacimiento.
Lo primero, he de decirte que el mundo
espiritual no es un lugar difuso o vacío donde no existen formas y donde los
espíritus vagan ociosos sin saber adónde ir.
Es un mundo real,
palpable, que ha existido y existirá siempre, y que es el auténtico hogar del
espíritu, ya que, a diferencia de los mundos físicos, que tienen un principio
y un final, nunca puede ser destruido.
Ya si es tan real
¿por qué no podemos verlo?
El hecho de que no
sea visible no significa que no exista.
Cuando estamos encarnados, nuestras percepciones están
limitadas a lo que son capaces de captar nuestros sentidos físicos.
Por ejemplo,
definimos la luz como un conjunto de ondas que vibran en diferentes
frecuencias. El espectro de luz visible que podemos ver está limitado a los
siete colores del arco iris, aumentando desde el rojo hasta el violeta la
frecuencia vibratoria de la luz. Sin embargo, existe luz por encima y por
debajo de esa gama de frecuencias que no
podemos ver, pero que igualmente existe y que han sido posible de detectar
mediante aparatos. Por encima de la frecuencia del color violeta, está la luz
ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma. Por debajo de la frecuencia del
rojo, están los rayos infrarrojos, las microondas y las ondas de radio y
televisión.
Algo semejante
ocurre con la percepción respecto al mundo espiritual. Siguiendo con la
analogía de las ondas luminosas, podría decirse que el mundo espiritual se
mueve en un rango de frecuencias que vuestros sentidos no pueden captar, y que
dentro de ese rango existen frecuencias de mayor y de menor vibración.
La naturaleza de
este mundo es complicado de explicar pero a través de algunas pistas se pueda entender, por la Física Cuántica, sabéis que la materia
no es más que una forma de energía condensada, que los átomos se pueden
descomponer en partículas más simples y que de esta descomposición una parte
de la materia se transforma en luz.
Por lo tanto, aunque
la luz y la materia tienen propiedades tan distintas, hasta el punto de que
parecen cosas independientes, la diferencia entre la luz y la materia no es su
esencia, sino su estructura y grado de condensación.
Si te cuesta de
entender, imaginad lo que ocurre con el agua, que muestra propiedades tan
diferentes en estado sólido (hielo), líquido y gaseoso (vapor), aunque su
composición sigue siendo siempre la misma, sólo porque varía la movilidad o
estado vibracional de sus moléculas.
Estas están más
estáticas en el hielo, menos en el agua líquida y todavía menos en el vapor.
Si tomamos este
ejemplo como modelo, podemos decir que el universo físico es la forma más
condensada que existe de la esencia vital, y en ese estado manifiesta una serie
de propiedades y sigue una serie de leyes que la Física intenta conocer.
Pero
existen niveles de condensación intermedios entre el universo puramente
espiritual y el universo físico, que se pueden agrupar, desde el más sutil
hasta el más denso, en espiritual, mental, astral (o energético) y material
(o físico), cada uno de ellos con unas propiedades y leyes particulares. Estos
mundos no están separados unos de otros, sino que están perfectamente
interrelacionados, de modo que no pueden existir las formas más condensadas al
margen de las más sutiles.
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