Vivimos bajo un plan
que engloba a todos los seres de la Creación y a todo lo que existe.
Aunque para cada
espíritu existe un plan concreto de evolución, cada ser de la creación es amado, y está
destinado a ser feliz. En ese plan de evolución personal participan multitud
de seres en diversos grados de evolución, ayudando a cada espíritu a recorrer
ese camino.
Tenemos una familia espiritual. Todos y cada uno de
nosotros recibimos amor de multitud de seres espirituales. Empezando por la
mente creadora, y continuando por vuestro guía espiritual, que jamás os
abandona y otro buen número de espíritus.
Muchos son amigos,
familiares ya fallecidos, de esta y de otras vidas. Además, por si fuera poco,
todos y cada uno de vosotros tenéis un alma gemela, vuestra media naranja, un
espíritu perfectamente afín a vosotros mismos, el compañero perfecto por el
que empezar a sentir lo que es el amor verdadero. Algunos de ellos pueden estar
encarnados al mismo tiempo que vosotros y pueden formar parte o no de vuestra
familia carnal, o ser simplemente personas amigas.
Con toda esta
compañía muchas veces nos sentimos muy solos.
Y es porque vivimos
desconectados del mundo espiritual, ignorantes de nuestra conexión con otros
seres que nos son afines, tanto con aquellos que están encarnados
simultáneamente con nosotros, como con los que nos apoyan desde el mundo
espiritual, inconscientes de nuestra misión en la Tierra, tan entretenidos
como estamos en ver sólo lo que nuestros sentidos y lo que nuestra mente nos
dice, tan ajenos a lo que podemos percibir desde el sentimiento.
Aunque nos sintamos
solos en el mundo físico, jamás estamos solos de parte del mundo espiritual.
A cada uno le corresponde descubrir esa conexión, descubrir esa sutil puerta
tras la cual encontrar nuestra auténtica vida, una puerta que sólo la llave
del sentimiento puede abrir.
Pedid sinceramente y
se os ayudará a despertar vuestra sensibilidad. Pero tendréis que despojaros
de vuestras corazas antiamor para sentirlo. Porque al que quiere estar solo y
aislado del mundo, se le respeta su deseo.
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